1 DE MAYO, CONMEMORANDO LA LUCHA DE LAS CLASES TRABAJADORAS
En el sistema capitalista son trabajadores del campo y la ciudad, es decir los campesinos y obreros, los que crean la riqueza social, los que producen todo lo que la humanidad requiere para satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, no son dueños de los medios de producción con los que trabajan, estos son propiedad privada de los burgueses, terratenientes, banqueros, grandes capitalistas, de los que viven a costilla del trabajo de los obreros y campesinos. Estos dueños de los medios de producción, pueden apropiarse de la mayor parte de riqueza social que es producida por los trabajadores, y así acumulan riqueza, poder económico, lo que a su vez les permite ser las clases política, ideológica y culturalmente dominantes, son los que toman las decisiones y las imponen al resto de la sociedad mediante sus estados y gobiernos.
Actualmente el capitalismo es un sistema mundial, por lo tanto la explotación, dominación y saqueo es a escala global. Esta fase del capitalismo es el imperialismo, donde un minúsculo grupo de grandes corporaciones, sus estados y gobiernos, han acaparado y centralizado la riqueza social, mientras millones de seres humanos padecen hambre, enfermedades, guerra, y actualmente hasta contaminación ambiental y pérdida de ecosistemas.
Mil millones de seres humanos viven hoy en la extrema pobreza, literalmente muriendo de hambre cada día, mientras existen personas como el mexicano Carlos Slim, dueño de Claro, considerado el hombre más rico la Latinoamérica, y cuarto a nivel mundial, con una fortuna personal de 73 mil 800 millones de dólares. Y esto es aún más aberrante si pensamos en los casi 89 millones de pobres que se calcula existen en México. Eso sólo puede darse en este sistema injusto e inhumano.
Para enfrentar la inhumanidad capitalista la lucha de los trabajadores del campo y la ciudad ha sido muy dura, una historia que ha llevado a arrancar derechos fundamentales a quienes quisieran exprimir el trabajo ajeno como en la época de la esclavitud. Muchas de estas grandes conquistas se han perdido en estos tiempos en que el capitalismo está en una grave crisis y hay un mayor control y represión sobre los trabajadores. Los cambios en las leyes y códigos de trabajo apuntan directamente a quitar derechos laborales fundamentales como las 8 horas de trabajo, el pago de horas extras, la organización en sindicatos o la huelga.
En Ecuador, justamente el 1 de Mayo, el Ministro de Trabajo de esta llamada “revolución ciudadana”, Carlos Marx Carrasco, entregó la propuesta para un nuevo Código Laboral, con el que se pretende limitar derechos de los trabajadores en beneficio de los patrones, por ejemplo con la mensualización de los décimos. Esto aliviará sobre todo al Estado, cuyo déficit fiscal está en los 7.500 millones de dólares.
También se pretende regular el derecho a huelga, para prohibir la toma de las instalaciones, lo que en la práctica significa eliminar este derecho, ya que si la huelga se la hace fuera de las instalaciones ¿cómo se haría efectiva una paralización de las actividades que es la esencia de la huelga?
De igual manera se estaría atentando contra el derecho a la organización de los trabajadores cuando se plantea que las elecciones de las directivas de los sindicatos deberán estar vigiladas por veedurías del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Esto es propio de los regímenes autoritarios.
Estas reformas que van en contra de los derechos de los trabajadores, se tratan de maquillar con supuestos beneficios mientras se plantea por ejemplo la eliminación de obligatoriedad de que las empresas tengan guarderías, una conquista laboral importantísima para las mujeres.
Es por ello que el Primero de Mayo nos recuerda que la lucha nunca termina, que los derechos conquistados deben ser defendidos todos los días porque siempre están en riesgo de perderse.
Nos recuerda también que la lucha de las y los trabajadores del mundo debe ir más allá de las reivindicaciones laborales, que las clases oprimidas por el capital han demostrado que Otro Mundo es Posible, y que hoy más que nunca se hace urgente construirlo. Claro que esto no será nada fácil en momentos que hasta pensar distinto se ha vuelto un grave crimen, es más, casi pensar es hoy un crimen, cuando los dueños del capital buscan mansos instrumentos de trabajo sin conciencia.
Las palabras de los mártires de Chicago, condenados a muerte por su lucha en defensa de los derechos laborales y por la liberación de la opresión capitalista, seguirán vigentes mientras subsista este sistema donde la tiranía de la concentración de la riqueza obliga a miles de millones de seres humanos a la miseria, y es necesario tenerlas presentes:
¡Podéis, pues, sentenciarme, honorable juez, pero que al menos se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el último triunfo de la Libertad y de la Justicia!, Augusto Spies.