La reacción de las comunidades en distintos puntos del país al conocer que sus territorios estaban concesionados para explotación de minerales, provocó hace más de 10 años una movilización que paralizó por largo tiempo los planes de las empresas y el gobierno de iniciar la era minera en Ecuador. Gracias a los procesos de resistencia que se han llevado desde entonces, no les ha sido fácil convencer a las comunidades para que acepten los proyectos mineros.
Es por ello que necesitaron idear un plan mucho más efectivo para ganarse la voluntad, al menos de una parte de la comunidad, ilusionándola con la fantasía del “desarrollo, bienestar y felicidad”. Así surge Ecuador Estratégico, empresa pública dedicada a la compra masiva y colectiva de conciencias para obtener la licencia social para las corporaciones mineras, petroleras y otras, que debido a los gravísimos impactos sociales y ambientales que provocan son rechazadas por las comunidades.
Aunque esta práctica de compra de conciencias la han empleado siempre las mineras, antes lo hacían sólo con pequeños regalos que entregaban directamente a las comunidades como: pollos, viveros, pelotas, camisetas para equipos de fútbol, caramelos en navidad, bolsitos para las compras, en fin, baratijas, espejitos con los que contentan, especialmente a cierta autoridades locales cuya función es mendigar “obras”. Esta clase de mendigantes oportunistas encontró en las mineras una fuente para obtener bagatelas con las que justificar su gestión y hacer sus campañas electorales.
Pero el momento en que la resistencia a la minería tomó dimensiones que jamás esperaron las empresas y el gobierno, los espejitos ya no fueron suficientes. Comprendieron entonces que si querían avanzar con los proyectos necesitaban algo más convincente, necesitaban crear verdaderos espejismos con los que las comunidades se traguen el cuento de que tendrán “desarrollo, bienestar y felicidad”, y permitan la extracción de los minerales.
Ecuador Estratégico se crea justamente con el propósito de implementar esta estrategia de ablandamiento mucho más agresiva de las comunidades afectadas por distintos proyectos extractivos. Esta empresa pública es la encargada de construir esos espejismos con los que encandilar a los incautos a fin de que los proyectos mineros sean aceptados y puedan avanzar. Unidades educativas del milenio, alcantarillados, comunidades del milenio, centros de salud, etc, etc, etc, un verdadero despilfarro de obras dirigido a la compra masiva de conciencias y a crear en la opinión pública la idea de que la explotación de los minerales traerá “desarrollo, bienestar y felicidad”.
Lo que habría que preguntarse es ¿por qué en lugar de gastar todo ese dinero en “obras” para la “felicidad”, no se comenzó por informar a las comunidades de los irreversibles impactos ambientales y sociales que acarrea la actividad minera?, al menos para que estén conscientes de lo que perderán a cambio de las famosas obras. ¿Por qué no hubo una Consulta Previa a los afectados antes de entregar los territorios a las transnacionales vía concesiones mineras? Sino simplemente se les dejó sin derechos sobre sus tierras y sus aguas ¿Por qué no se les pregunta si ellos están dispuestos a cambiar su vida, sus ecosistemas, sus fuentes de trabajo, su salud, su tranquilidad, su seguridad, y la de las futuras generaciones, por esas obras que serán “comida para hoy hambre para mañana”?
Hay que entender que la licencia social, es decir, la aceptación de las comunidades para dar paso a los proyectos mineros, es importante tanto para las empresas como para el gobierno, y que a ninguno de los dos les interesa que haya protestas que evidencien el rechazo a los proyectos, pues ello afecta su imagen, y en el caso de las empresas eso repercute en sus acciones en las bolsas de valores que experimentan caídas cuando un proyecto tiene conflicto con las comunidades. Entonces no es bueno para el negocio de los saqueadores de minerales, quienes están en busca de otros inversionistas o de vender sus proyectos a otras compañías. Por esto las corporaciones exigen a los gobiernos que intervengan aplacando el descontento con obras o usando la fuerza en último caso.
Que se visibilice el rechazo a los proyectos mineros tampoco es bueno para el gobierno de Correa, porque tiene que cumplir los requerimientos de las transnacionales que exigen territorios limpios de conflicto, especialmente las de China, país al que el actual gobierno ha hipotecado nuestra soberanía y cuyas compañías son dueñas de 3 de los 5 mega proyectos mineros declarados como estratégicos: Río Blanco, Pananza-San Carlos y Mirador. En la coyuntura actual al gobierno tampoco le conviene la protesta y movilización de las comunidades afectadas por la minería ya que está desesperado por conseguir unos centavos de este sector frente a la caída de los precios del petróleo.
Ecuador Estratégico responde así a todo este juego de intereses por saquear nuestros minerales, favorecer el negocio de las corporaciones transnacionales y al gobierno de turno. OJO. Si no nos ponemos “la pilas” vamos a sufrir las consecuencias de esta bien fraguada estafa del milenio, que resultará como el cacareado “milagro ecuatoriano” que hoy se desinfla a pesar de todos los justificativos que intentan dar los gobernantes de turno, los que hasta hace poco se reían de la crisis mundial gastando a manos llenas con los precios del petróleo más altos de altos de la historia del país. Esas mismas ilusiones están vendiendo con Ecuador Estratégico cuando saben bien que la felicidad que ofrecen será: “obras para hoy, hambre y contaminación para mañana”.