22 DE ABRIL, DÍA MUNDIAL DE LA MADRE TIERRA
Nuestro hermoso planeta azul tiene aproximadamente 4 mil 470 millones de años, Esos miles de millones de años de evolución llevaron a la conformación de los bosques, las selvas, montañas, ríos, mares, especies de plantas y animales que hoy convivimos en la Tierra.
Según la investigación científica, la evolución de los primates que llevó a la aparición de la especie humana, se habría iniciado hace 70 millones de años. Recién entre los 200 y 100 mil años aparece el HOMO SAPIENS, el hombre moderno. Es decir, el tiempo que la especie humana ha estado presente en el planeta es minúsculo en comparación con la edad de la Tierra.
Sin embargo, la especie humana ha modificado el planeta como ninguna otra, sobre todo con la constitución de la sociedad capitalista, la cual se consolidó hace poco más de tres siglos (300 años). El sistema capitalista ha causado en ese microscópico tiempo una destrucción sin precedentes de los ecosistemas que tardaron miles de millones de años en formarse.
Veamos un ejemplo de esa destrucción acelerada de los ecosistemas que provoca el capitalismo: la deforestación, en especial, la de los bosques tropicales. Cada año se talan más de 15 millones de hectáreas de bosques tropicales, y hay que tomar en cuenta que a pesar de que estos cubren sólo el 12% del planeta, son el hogar de la mitad de especies de plantas y animales que conocemos.
La Amazonía está considerada el bosque tropical y cuenca fluvial más grande del mundo, con una extensión de 7 millones de kilómetros cuadrados. Según cifras oficiales la deforestación en la Amazonía brasileña aumentó en un 28% en el 2013. Entre agosto de 2012 y julio de 2013 se reportaron cinco mil 843 kilómetros cuadrados de árboles talados.
Pero ¿para qué se deforesta la Amazonía? Para que grandes corporaciones dedicadas a diferentes negocios, como por ejemplo el procesamiento y venta de carne de ganado vacuno, o de papel, obtengan millonarias ganancias cada año. Una de esas empresas es JBS-Friboi, la mayor compañía de procesamiento de carne a nivel mundial, la cual facturó en el 2012 poco más de 41.000 millones de dólares. Para entender la dimensión de este negocio recordemos que el presupuesto general del Estado ecuatoriano para este año es de $ 34.300 millones, es decir, 6.700 millones menos de lo que JBS-Friboi facturó en el 2012.
Entonces, son los intereses de estos grandes consorcios de expandir cada vez más sus negocios los que están remplazando la selva amazónica por pastizales para el ganado, y talando los árboles para fabricar papel. Y este es sólo un ejemplo. La Amazonía también está amenazada por la minería, las hidroeléctricas, los monocultivos como el de la soja; todos grandes negocios de las corporaciones transnacionales, que se hacen con la complicidad de los gobiernos y Estados, como el de Brasil.
Aún más alarmantes resultan las cifras de deforestación en nuestro país. Según datos del Ministerio de Ambiente, dados en noviembre del año pasado, la tasa de deforestación nacional es de 65.880 hectáreas anuales, correspondiendo a Esmeraldas uno de los porcentajes más altos. Y ¿quiénes se están beneficiándose con la deforestación de los bosques tropicales en Esmeraldas? Igualmente grandes empresas como Botrosa-Endesa del grupo monopólico Durini, que fabrica madera contrachapada que se exporta principalmente a Estados Unidos.
Otro frágil ecosistema en peligro por la geopolítica corporativa son los páramos, que están siendo alterados por distintas actividades, pero sobre todo por aquellas industriales y a gran escala como la mega minería. Los páramos son verdaderas fábricas de agua, al alterarlos estamos poniendo en riesgo la desaparición de cuencas y subcuencas hídricas que irrigan extensas zonas. En el caso de la región Andina, el agua de los páramos va hacia la Costa y la Amazonía.
La destrucción de estos ecosistemas se hace con un solo objetivo: la generación de ganancia para grandes monopolios que usufructúan de estos ecosistemas que a nuestra Madre Tierra le costó miles de millones de años parir, y que podrían desaparecer de manera irreversible sólo por la arrolladora necesidad de expansión, concentración y centralización de la riqueza en un reducido grupo de consorcios, lo que provoca, a su vez, que la gran mayoría de la población del planeta sea condenada a la miseria.
Frente a esta indignante realidad, y con motivo del Día de la Madre Tierra, en el mundo entero se abren espacios de reflexión y expresión sobre lo que está ocurriendo con nuestra Casa Común, de cómo la racionalidad capitalista está poniendo en peligro la sobrevivencia de nuestro planeta y con ello de nuestra especie y de todas las demás que lo habitan.
El Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama se ha sumado a estas acciones y desde el 2010 ha desarrollado las “JORNADAS DE DEFENSA POR EL DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA”, cuyo evento central son los concursos estudiantiles “S.O.S Pachamama” con los que se ha convocado a la juventud a expresarse mediante periódicos murales, videos, dibujos y fotografías.
El primer año el tema de los concursos estudiantiles fue “Juventud frente al cambio climático”. En el 2011 “Crisis Ambiental, una realidad que la juventud debe enfrentar ahora”, y en el 2012 “Juventud y Derechos de la Naturaleza”. “S.O.S. Pachamama” fue el llamado en el 2013 y en este año el tema propuesto es “La juventud defiende el Macizo del Cajas, Zona de Reserva de la Biósfera”.
Jóvenes de distintos centros educativos de la ciudad de Cuenca y sus alrededores han participado con el mayor de los entusiasmos en estos concursos. A través de sus trabajos han traído valiosas reflexiones y mensajes que los han compartidos con otros estudiantes, docentes y público en general que ha asistido a este evento.
Si bien es cierto que todas las acciones grandes y pequeñas en defensa de nuestra Madre Tierra son válidas, es necesario comprender que la crisis socio-ambiental global que vivimos es causada por el sistema capitalista-imperialista, y que para superarla se deberá establecer en el mundo un sistema económico distinto, donde lo que prime sean las necesidades e intereses de los que hoy son expropiados y explotados por el capital, y la protección de la Pachamama.
Es indispensable por todo lo dicho, comprometerse cada vez más en el proceso de transformación social que urge para defender a nuestra Madre Tierra.