Las mujeres luchamos y re-existimos desde todos y por todos los territorios: nuestros cuerpos, la tierra y la Madre Tierra. Construimos nuestros cuerpos como el primer campo de todo tipo de lucha, desde la base misma de la (r) existencia en libertad, respeto, afectos y siempre juntxs. El territorio es donde nos creamos y recreamos por eso necesitamos tenerlo, cuidarlo y reproducirlo a nuestra manera. Desde la conciencia y la autodeterminación sobre nuestros cuerpos-territorio combatimos la violencia del machismo dominante, en la tierra-territorio plantamos comunalidad y por la Madre Tierra-territorio luchamos contra las empresas extractivas que la violan y la espolian.
Nuestro énfasis es privilegiar las esferas de la vida de todxs. Mujeres y hombres – nosotrxs – en la relación con la tierra, con las aguas, la naturaleza. Como mujeres buscamos decidir sobre nuestros cuerpos – que se manifiesta, por ejemplo, en las luchas sobre violencia sexual, derechos de las mujeres a la reproducción sin violencia obstétrica y decidiendo las formas de parir, o exigiendo nuestro derecho de abortar de manera accesible, libre y segura–, en los territorios buscamos vivir otras formas de sociabilidad, de tenencia de la tierra y de liberar la Madre Tierra que, al cultivarla con semillas nativas, sin agrotóxicos, respetando la biodiversidad y en policulturas, re-existe frente a la explotación del capitalismo que se pretende hegemónico.
Valoramos el trabajo que sostiene la vida, esos trabajos no exclusivamente volcados a lo económico, pero fundamentales para la reproducción de todas las formas de vida. Por eso entendemos que la función histórica y socialmente construida de la mujer como cuidadora, si por un lado genera la jornada triple de trabajo, por otro lado da potencia a lo comunitario. Los cuidados generan lazos de solidaridad, corresponsabilidad e interdependencia. Y en este sentido apostamos a que los hombres que aún no asumen esta responsabilidad, también aprendan y ejerciten las funciones de cuidadores. Ya que los cuidados son universales porque son los cuidados de las vidas, todxs los podemos hacer. Ejercitemos el cuidar y ser cuidadas porque cuidar, en el actual contexto, es una forma de re-existencia.
Sentimos, denunciamos y luchamos contra las opresiones en nuestras casas, nuestras comunidades, nuestras territorialidades, nuestros países y en el mundo. Así también, visibilizamos, valoramos y queremos enredarnos en las luchas y las re-existencias de las mujeres kurdas, zapatistas, de los campos, de las ciudades, de las selvas y de las aguas… que son luchas legítimas y autonómicas, tácticas y estratégicas. Nos organizamos y construimos nuestra emancipación desafiando las jerarquías sociales embutidas en las construcciones culturales de género. Estamos aprendiendo y ejerciendo la sororidad, la complementaridad y la reciprocidad. Nos unimos en las luchas territoriales, feministas, antiracistas, de clase, de opción sexual, de religiosidad. Nos pensamos como mujeres y hombres en relación a la comunidad, no legitimando ninguna forma de explotación del ser humano por el ser humano ni del ser humano hacia la naturaleza.
Pero al mismo tiempo sabemos de nuestros límites, puede que no de todos (porque también se nos cuelan agazapados en los pliegues de un capitalismo-patriarcal-racista-homófobo… naturalizado), por eso la necesidad de reconocernos en el diálogo con muchxs para colocarnos frente al espejo de lo que no estamos siendo, haciendo, compartiendo, de nuestras contradicciones en la distancia larga de las luchas sociales y en la corta del cotidiano. Queremos distanciarnos del error prepotente de quien sabe perfectamente cómo es el enemigo y traza una estrategia infalible para acabar con él. Compartir dudas y contradicciones es constatar que el enemigx está en nosotrxs también. Hablar nos parece fundamental para juntxs acumular el grito y la fuerza contra lo que nos mata y nos oprime.
Como por ejemplo, la consolidación de una matriz que profundiza el extractivismo, el agronegocio, las megaobras de infraestructura y la expansión urbana que necesitan del despojo, de los desplazamientos y de la violencia para el progreso y el desarrollo del capitalismo. Solo en el 2016, la Comisión Pastoral de la Tierra en Brasil registró 61 asesinatos a líderes sociales[1]; mientras la Defensoría del Pueblo de Colombia reportó 326 líderes sociales asesinadxs desde enero del 2016[2], asesinatos por enfrentar a los gobiernos y a las empresas que robaron sus tierras y dañaron la naturaleza y a vida. Las empresas mineras y la agroindustria están asociadas al 60% de esos asesinatos. En medio de esos contextos, mujeres de todo el planeta siguen/seguimos territorializando los espacios y privilegiando la vida.
Desde diversas organizaciones, colectivos, procesos e iniciativas que hacemos parte del Grupo de Trabajo “Territorios en Disputa, Resistencias y R-existencias” de CLACSO, en los últimos meses venimos sentipensando la urgente necesidad de re-conocernos para articularnos entre las luchas territoriales frente al colapso, la tormenta y la guerra que siguen expandiéndose. Vemos con admiración prácticas colectivas e individuales que están sembrando, cuidando, cultivando e intercambiando formas concretas de resistencia autónoma que van más allá de lo establecido y de lo que nos permite el sistema. Vemos y sentimos cómo estas formas están siendo objeto de violencias, ocupaciones, cooptaciones, subordinaciones… y aun así insisten en seguir recuperando, recreando y pariendo sus propias territorialidades (imaginario, cuerpo, tierra) para seguir siendo.
Existen múltiples prácticas, experiencias, iniciativas (todo un espectro para mirarnos al espejo y aprender colectivamente) desde las espectaculares y extraordinarias según las nombran desde el poder, hasta las no-espectaculares y ordinarias que se siguen autodenominando. Espectro del que tenemos que aprender dialogando, debatiendo, trabajando, transformando, convocando saberes, experiencias, capacidades, así como dudas, confusiones, dificultades, vacíos. Es decir, desafiarnos para tejernos y seguirnos encontrando frente a temas o asuntos críticos de los cuales depende nuestra perviviencia. Y también abrirnos a otras y otros que quieran/puedan llegar y aportar priorizando temas o asuntos críticos que determinen los sentidos de encontrarnos desde perspectivas distintas enriquecidas por aportes diversos. Ese crisol de miradas y abordajes nos convoca a superar falsos dilemas entre lo académico y lo real, para juntarnos en procesos y debates que nos construyan como un tejido fuerte, diverso y colorido de saberes y prácticas.
Por eso estamos convocando a este Encuentro Virtual Mujeres y luchas territoriales: nos territorializamos privilegiando la vida, que tiene como propósito compartir algunas narrativas-luchas de las mujeres por el cuidado y defensa de sus territorialidades en distintos contextos, los mismos que hoy nos sigue exigiendo corazonarnos, acuerparnos y tejernos por la vida toda contra la “exploración”, “explotación”, “exclusión”, “exterminio” de nuestros cuerpos, de nuestros imaginarios y de nuestros territorios. El encuentro virtual se realizará el próximo sábado 25 de agosto a partir de las 12:00 (Colombia, Ecuador y México), 14:00 (Brasil y Argentina), con las provocaciones de tres compañeras desde: Otras Negras y Feministas (Colombia), Plataforma por la Tierra y Territorios Sostenibles (Ecuador) y el Consejo de Jóvenes Cherán (México).
Algunas de las preguntas que nos convocan a este Encuentro son:
– ¿Cuáles son esas experiencias de enfrentamiento y re-existencia que las mujeres estamos proponiendo en los territorios?
– ¿Qué aportamos de diferente en esas experiencias construidas por muchxs?
– ¿Cómo juntamos la resistencia y la re-existencia? ¿La lucha social y el cotidiano? ¿La denuncia contundente y el cuidado?
– ¿Cuáles son sus fortalezas, perspectivas, desafíos y contradicciones?
– ¿Cuáles son las reacciones en curso o en ciernes desde los regímenes y el capital para controlarlas y capturarlas?
Les invitamos a acortar distancias y a volver invisibles las fronteras, aprovechando también espacios virtuales, como este Encuentro para narrarnos entre nosotras -sin excluir a los hombres- desde nuestras alegrías y nuestros dolores para seguir siendo, con nuestras propias territorialidades, a pesar de tanta muerte.
Por: Grupo de Trabajo “Territorialidades en Disputa y R-existencias en América Latina” – CLACSO (Colectivo de Encuentros Virtuales).
Agosto 15 de 2018
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