Cientos de años atrás, los senderos de Huatulco eran ya un camino sagrado. Entonces, los indígenas de Pinotepa de Don Luis, tenían la costumbre de caminar semanas durante la fase lunr conocida como: “el creciente de la luna“, una vez al llegar a la Costa de Oaxaca en el vaciante, que es cuando baja la marea.
Sus intrincados riscos en medio de la Selva Baja Caducifolía y sus bellísimas bahías, se abrían gentiles a la sagrada ordeña del Caracol Púrpura Pansa.
“Tu humedad llena mi Caracola
fuerza centrífuga moldea mi espiral,
mi cuerpo erizado recibe el embate
coraza vencida ante la sutil fuerza de tus dedos
Es entonces que afloran mis pliegues entre las rocas
escurre mi leche entre tus manos
Revelando al mundo
mi alma púrpura”
El tintorero carga al hombro una bolsa que resguarda las madejas de algodón, mismas que pronto darán color al traje típico de las mujeres de Pinotepa de Don Luis.
Cada ordeña cubre escasamente alrededor de dos o tres centímetros de hilo.
“Para un vestido se requiere de hasta cuatro madejas”- La hechura del pozahuanco o nahua, es elaborada en un tejido en telar de cintura, hecho con diferentes colores de hilos pintados con la tinta del caracol púrpura obtenido del mar, estos tradicionales enredos separan el pecho desnudo de la mujer, ajustando la falda que cubre delicadamente sus piernas
La tinción de Caracol Púrpura tiene un valor sin igual para el desarrollo turístico sustentable, la presencia de especies como el caracol púrpura en Huatulco, se encuentra sujeta a protección especial en la NOM-059-SEMARNAT-2010, por su importancia como patrimonio regional, nacional y mundial.
En tu siguiente visita a las costas oaxaqueñas, admira, respeta y ayuda en la conservación del caracol púpura; evitando sustraer, comerciar o consumir todo coctel de camarón; espíritu de Oaxaca, alma de Huatulco.