cubriendo su segunda venida a la tierra. Para la entrevista de hoy,
nuestra audiencia nos ha pedido que indaguemos en sus largos
años de vida oculta...
JESÚS Pero yo nunca anduve oculto en ningún lugar... Galilea era un
rincón alejado, pero todos me conocían aquí...
RAQUEL Creo que la audiencia se refiere a sus años ocultos en la
India...
JESÚS ¿En la India?
RAQUEL Sí, hay quienes aseguran que usted, de jovencito, estuvo en
Cachemira y que allí se formó como maestro en las sabidurías
orientales...
JESÚS ¡Ésa sí que es buena!... Mira, Raquel, yo sólo llegué una vez
hasta la frontera norte, a Tiro y Sidón... De muchacho, lo más
lejos fue a Jerusalén, al sur, para celebrar la Pascua...
RAQUEL Sería su primer viaje a los doce años, cuando se perdió en el
Templo.
JESÚS Sí, aquella vez me perdió la curiosidad... Es que para un niño
galileo como yo, ver Jerusalén por primera vez fue... ¿cómo
explicártelo?... Una ciudad tan grande, tanta gente, tantos
edificios... ¡y el Templo!
RAQUEL El Templo de Jerusalén: una de las maravillas del mundo antiguo.
JESÚS Cuando yo vi aquella maravilla, me escapé de mis padres, entré
corriendo a la explanada y me perdí entre la gente. Había grupos
de muchachos escuchando a unos ancianos que contaban
historias. Yo me metí en uno a ver qué aprendía... Aún me
acuerdo.
RAQUEL Yo también me acuerdo.
JESÚS ¿Cómo te puedes acordar tú, Raquel?
RAQUEL Nos está hablando de esa historia tan conocida, donde usted,
siendo un niño, discute de igual a igual con los doctores de la Ley.
JESÚS De igual a igual, no. Yo los estuve escuchando, hice algunas
preguntas...
RAQUEL Por esa famosa historia, muchos lo consideran a usted un niño
prodigio, un muchacho genial, un índigo.
JESÚS Ningún prodigio, Raquel. Yo lo que tenía era curiosidad. A esa
edad, a los doce años, uno quiere conocerlo todo.
RAQUEL Y a esa edad usted ya conocía cuál sería su destino, ya tenía
conciencia de lo que le esperaba.
JESÚS Aquel día lo que me esperó fue un tremendo regaño... En aquel
tumulto, mis padres tardaron mucho en dar conmigo. Y cuando
me encontraron... ¡hasta Nazaret aguantando la reprimenda!
RAQUEL Permítame insistirle, Jesucristo, y le pediría no esquivar la
cuestión. A esa edad usted ya sabía.
JESÚS ¿Sabía qué?
RAQUEL La misión divina para la que había venido a este mundo. Usted
era humano, pero también tenía una conciencia divina. Usted
sabía.
JESÚS Yo sabía lo que saben los muchachos a esa edad.
RAQUEL Pero ya estaba escrito en los libros sagrados todo lo que usted iba
a hacer. Usted ya sabía.
JESÚS ¿Todo lo que yo iba a hacer...? Yo no sabía nada, Raquel, ¿qué
iba a saber?
RAQUEL Pero en su conciencia...
JESÚS Escucha, Raquel. Dios nos entrega a cada uno un libro con todas
las páginas en blanco y lo vamos escribiendo, algunos con mejor
letra, otros en renglones torcidos... En aquel primer viaje a
Jerusalén, yo sólo había llenado doce páginas, las primeras de la
historia de mi vida. Las otras estaban en blanco.
RAQUEL ¿Satisfecha nuestra audiencia? Me parece que no. Sospecho
que a estas alturas de nuestras entrevistas tenemos más
preguntas que respuestas. Así que, les prometemos nuevas
entrevistas con Jesucristo. Emisoras Latinas, Raquel Pérez.
Nazaret.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
La legendaria “vida oculta”
Como de la infancia de Jesús se sabe muy poco y de su primera juventud no
se sabe nada, se han llamado “años de vida oculta” a esa etapa de su vida,
dando a entender que estaba preparándose, entrenándose, para la gran misión
que tendría después.
El tono de “misterio” para caracterizar lo que tuvo que ser una vida cotidiana
absolutamente normal y rural, sin nada maravilloso ni especial, ha dado pie a
especulaciones novelescas. En el año 1976 apareció el libro “Jesús vivió y
murió en Cachemira”, que se presentaba con visos de historicidad y que fue
traducido enseguida a varios idiomas europeos. En él, su autor, Andreas
Faber-Kaiser, sostiene, como dato “histórico”, que Jesús no murió en la cruz y
que, curado de sus heridas, huyó con su madre María nada menos que hasta
Cachemira, al norte de la India. Eligió ese lugar tan alejado de su patria porque
allí habría pasado antes sus años de juventud, su “vida oculta”. En Cachemira
habría muerto a edad avanzada.
La fabulación sobre la vida oculta de Jesús, y también sobre los años
conocidos de su vida, llegan al clímax en “Caballo de Troya”, saga de nueve
libros del español Juan José Benítez, relatos de pura ficción que son tomados
como historia por lectores incautos.
La mayoría de edad
En tiempos de Jesús, a partir de los trece años, los niños varones debían
empezar a cumplir con la obligación de peregrinar a Jerusalén para la fiesta de
la Pascua. Pero era costumbre de los israelitas del interior llevarlos desde los
doce años para que se habituaran al cumplimiento del precepto que les iba a
obligar desde el año siguiente. La participación en las fiestas de Pascua con
todo el pueblo era una forma de consagrar la mayoría de edad del muchacho.
A partir de entonces, comenzaba realmente a ser un israelita, pues se entendía
que israelita era sinónimo de “el que va a Jerusalén”.
El Templo de Jerusalén
Cuando Jesús fue a Jerusalén por primera vez aún se estaba terminando de
reconstruir el Templo, obra comenzada por el rey Herodes el Grande unos
veinte años antes. En la construcción se emplearon materiales preciosos:
mármoles amarillos, negros y blancos, piedras talladas artísticamente por
grandes escultores, maderas de cedro traídas desde el Líbano para hacer
laboriosos artesonados, metales preciosos: oro, plata y bronce.
Por cualquier parte que uno entrara al Templo atravesaba portones recubiertos
de oro y plata. En los atrios o patios que rodeaban el edificio había grandes
candelabros de oro. La mayor suntuosidad estaba en el santuario, parte central
del Templo. La fachada era de mármol blanco y estaba recubierta de placas de
oro del grosor de una moneda de un denario. Un joven campesino quedaría
deslumbrado y confundido ante tantas riquezas y tantos lujos imposibles de
imaginar en su aldea.
Una personalidad esquizofrénica
La teología tradicional presenta a Jesús como una persona con una naturaleza
divina y una naturaleza humana. Estas dos naturalezas habrían habilitado a
Jesús para poseer una doble conciencia: como dios lo sabía todo, incluso sabía
desde niño qué iba a sucederle a lo largo de su vida con todos sus detalles; y
como hombre, le correspondía, como a todo ser humano, ir descubriendo y
conociendo esta misión poco a poco.
La propuesta dogmática es un hombre con dos conciencias, una omnisciente y
otra limitada. O un dios disfrazado de hombre. O un hombre que oculta en su
interior a un dios. De aceptar estas ideas, enraizadas en la filosofía aristotélica
y convertidas en dogma hace siglos, la personalidad de Jesús sería la de un
esquizofrénico o la de un bipolar candidato a psicópata.