2. La vida se irrespeta y masacra sistemáticamente. Los acuerdos firmados entre el Estado y las FARC han sido incumplidos y, en consecuencia, la guerra se ha profundizado en los territorios y el asesinato de más de 600 líderes y líderas sociales por defender estos mismos puntos a partir de la firma de los acuerdos es consecuencia de una acción sistemática de terror que sólo puede provenir del estado colombiano. Nadie más tiene la capacidad de identificar, amenazar y asesinar estas personas en todo el país camuflándose generalmente como paramilitares.
3. La justicia del estado es una farsa. No sólo se han negado a reconocer el carácter sistemático de esta persecución asesina contra los pueblos, sino que, uno de los encargados de hacerlo es el Fiscal General de la Nación contra quien hay evidencias de corrupción en el escándalo de Odebrecht y el principal testigo de estos hechos murió envenenado con cianuro, al igual que su hijo mientras el propio Fiscal sigue en su cargo y ahora judicializa y persigue a los pueblos movilizados en Minga. Si la mayor autoridad de la justicia es semejante criminal protegido desde el Presidente y el gobierno, todo lo demás de ahí para abajo está podrido y sirve a un régimen cuya justicia consiste en encubrir a los poderosos que despojan y perseguir a quienes exigen derechos y libertades. En este contexto el Presidente objeta la Jurisdicción Especial para la Paz con la clara intención de encubrir uno de los bandos de una guerra sin límite de modo que la insurgencia armada sea tratada como delincuentes mientras que gobernantes, poderosos, ricos, militares y fuerza pública y transnacionales, sean protegidos y encubiertos. Todo un acuerdo de paz hundido para proteger a un ex-presidente que sigue gobernando a pesar de sus crímenes.
4. Los territorios vienen siendo destruidos por megaproyectos minero-energéticos y entregados a transnacionales y terratenientes. La mayor represa hidroeléctrica del país, Hidroituango, se construye luego de desaparecer y matar miles de campesinas y campesinos de la zona, en una zona de fallas geológicas, sobre rocas que no aguantan el muro, causando desplazamiento forzado, en un proceso plagado de corrupción, con ganancias incalculables para inversionistas extranjeros y sus cómplices nacionales al más alto nivel (varios gobiernos y presidentes). Hidroituango ya causó en mayo de 2018 una catástrofe por sus fallas y malos cálculos, ha causado una catástrofe ecológica humanitaria y cultural y amenaza con causar una calamidad incalculable aún si no se cayera el muro, pero este, tarde o temprano se va a caer. Pero además y a pesar de que el gobierno y la EPM que construye el proyecto aseveran lo contrario, no se necesita un kilovatio de lo que ha de generar este proyecto. Hidroituango represa el río Cauca y simboliza la destrucción de los territorios para la codicia desbordada y criminal. Es apenas un ejemplo. Tal vez el peor. Pero otro más entre muchos es que este gobierno ha aprobado el Fracking, la tala de la Amazonía y la entrega de riquezas y territorios a intereses extractivistas. Los territorios son violentados sistemáticamente desde el estado.
5. ¿Democracia? Nada se consulta todo se impone. Todo se impone y se encubre con el lenguaje perfumado de la propaganda por parte de una mafia de corruptos de cuello blanco articulados a poderes corporativos y neo-imperiales del capital transnacional mafioso. Para encubrir esta guerra contra los pueblos, se fomenta desde el gobierno una guerra continental contra Venezuela. Guerra que permitiría desviar la atención de la ilegitimidad criminal del régimen y su ataque contra los pueblos. Ni salud, ni educación, ni libertades, ni derechos. En nombre de estos, se montan negocios de modo que el pueblo debe pagar para no recibir nada más que abuso y maltrato y los empresarios del despojo…ganancias. No hay democracia en Colombia. Hay una dictadura. Una tiranía. El Plan de Desarrollo, la Reforma Tributaria, el IVA a la Canasta básica, se imponen todos contra los pueblos sin consulta. Deben derogarse.
6. A esta guerra económica, política, represiva, militar, paramilitar, en todos los ámbitos, se le conoce como post-conflicto y paz en Colombia. En los territorios hay mafias consolidadas que someten y reclutan para mafias que generan ganancias para políticos, transnacionales, fuerza pública, narcotraficantes y grupos armados con todo tipo de discursos y pretextos. No se acabó la guerra. La paz consolida una fase del capitalismo mafiosa, totalitaria. Una guerra total, transnacional y al servicio de reactivar la acumulación capitalista y la ingeniería demográfica del despojo que elimina excedentes de población y capital mientras captura riquezas y recursos escasos para la codicia de unos pocos.
Vida, justicia, territorio, democracia y paz son sueños inalcanzables en la Colombia de la guerra total para la acumulación que impera y que el poder intolerante de quienes gobiernan, en cabeza de Uribe-Duque, imponen. Ante esto, se convoca una Minga. Se bloquean vías en el Cauca para exigir que el régimen escuche y respete. Es esto, o la miseria, la muerte y el despojo para beneficio del crimen organizado que gobierna y somete.
Mientras la investigación sobre la explosión en Dagua que masacró indígenas concluye. Mientras familiares, comunidades y pueblos lloran a las víctimas. Mientras difícilmente se llegue a saber la verdad; la muerte de estos jóvenes indígenas que hoy lloramos se debe a este régimen asesino, mafioso, corrupto, intolerante que nos mata si obedecemos y nos mata por tener dignidad y no dejar que nos humillen, despojen y destruyan.
Van teniendo éxito, al parecer, quienes señalan a quienes convocaron y asumen esta Minga, al presentar este acto de dignidad como un acto delincuencial intolerable. Llaman los gremios a la guerra y amenaza con represión y masacre el Presidente y las fuerzas militares. Disparan contra Minguerxs inermes, utilizan armas no convencionales, violan todos los derechos y luego se presentan como víctimas manipulando y engañando.
Hoy hay 9 muertos indígenas y varios heridos irremplazables. Hoy hay más sangre y dolor. Hoy defender la vida, la justicia, la paz, los territorios y la democracia convierte a quienes tienen la dignidad de hacerlo en delincuentes. Alimenta el odio y legitima las masacres. Reitera en el poder a quienes nos roban y niegan todo, empezando por el país, y nos convierte, a la mayoría, en cómplices u observadores manipulados y manipulables. Mientras sabemos más hay un hecho cierto, este régimen debe obedecer el mandato de los pueblos que dicen ¡Basta ya!. La Minga dice ¡Basta Ya! y llorando de rabia y dolor gritamos que la Minga es con todas y todos y no sólo por unos recursos para unos que se levantan sino para liberarnos de quienes nos están quitando todo, hasta la capacidad de conmovernos con esta masacre. ¡Así No! ¡Ya Basta!
Agradecemos a los compañeros de Orivac que nos enviaron la información preliminar.
Pueblos en Camino
Marzo 21 de 2019
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