Pérez, enviada especial, cubriendo la segunda venida de
Jesucristo. Como en anteriores ocasiones, él mismo nos
acompaña. ¡Buenos días, Jesucristo!
JESÚS Buenísimos, diría yo.
RAQUEL ¿Por qué se le ve tan contento hoy?
JESÚS ¡Mira este lago y dime si no es una bendición del Altísimo!
RAQUEL ¡Qué lástima que nuestra audiencia no pueda contemplar hoy la
belleza del lago de Galilea!... Veo que este paisaje le trae muchos
recuerdos.
JESÚS Es que aquí comenzó el movimiento... Santiago, Juan y Pedro...
todos ellos, buenos pescadores...
RAQUEL ¿Y usted?
JESÚS No, a mí me daba miedo el agua. Por Nazaret no pasa ni un
riachuelo...
RAQUEL No le daría tanto miedo porque, si mal no recuerdo, fue en este
lago donde usted caminó sobre las olas y con un grito calmó la
tempestad.
JESÚS ¡Qué cuentista eres, Raquel, si yo no sabía ni nadar!
RAQUEL ¿Cuentista?... Esa historia la conocen muy bien nuestros
radioescuchas... Queremos sus opiniones... Está libre nuestra
línea 144-000, ciento cuarenta y cuatro mil. Y dígannos: ¿caminó
o no caminó Jesús sobre las aguas de este lago de Galilea?
Primera llamada...
HOMBRE ¡Por supuesto que caminó!... ¡Así está escrito en la Palabra de
Dios y la Palabra no miente!
RAQUEL ¿Y cómo cree usted que fue posible ese prodigio?
HOMBRE Porque para Dios nada es imposible. ¡Aleluya!
RAQUEL Tenemos otra llamada...
MUJER Como todo debe tener una explicación, tal vez era invierno, el
lago estaba congelado y Jesús no caminó, sino que patinó sobre
las aguas...
JESÚS Esta amiga no conoce el calor que hay en mi tierra todo el año...
RAQUEL ¿Fe ciega o racionalidad científica?... Tenemos una tercera
llamada... ¿Aló?
BIBLISTA Ni la una ni la otra. La cosa es más sencilla.
RAQUEL ¿Por qué dice eso? ¿Quién es usted?
BIBLISTA Usted es periodista, yo soy biblista. Dígame, señorita, ¿qué
pensaría su audiencia si ahora yo le dijera a usted: “Qué hermosa
eres, tus ojos son palomas, tu pelo un rebaño de cabras saltando
por las colinas”?
RAQUEL Mi audiencia pensaría que usted es un atrevido...
BIBLISTA Correcto. Pero a nadie se le ocurriría pensar que usted tiene
pájaros en la cara ni cabras en sus cabellos, ¿verdad?
RAQUEL Me imagino que no. Pero... ¿a dónde quiere llegar usted?
BIBLISTA Quiero llegar a la Biblia. En el Cantar de los Cantares está escrito:
“Tus ojos son palomas, tu pelo es un rebaño”. Y como la Biblia es
Palabra de Dios, ¿concluiremos que aquella novia del Cantar
tenía animales en su cabeza?
RAQUEL Por supuesto que no. Es una imagen, una metáfora.
BIBLISTA Pues lo mismo ocurre con Jesús caminando sobre las aguas. Es
una metáfora, una imagen poética, una comparación.
RAQUEL ¿Una comparación de qué?
BIBLISTA Fíjese en ese lago. Ahora lo ve tranquilo, pero, a veces, se forman
grandes tormentas; ¿no es verdad, Jesucristo?
JESÚS Este amigo sí conoce mi tierra...
BIBLISTA Pues bien, los paisanos de Jesús, y Jesús mismo, pensaban que
durante las tormentas se soltaban los demonios que vivían en el
fondo de las aguas.
RAQUEL Sigo sin entender.
BIBLISTA ¿No dicen que una imagen vale más que mil palabras? Pues las
primeras comunidades admiraron tanto a Jesús, lo quisieron
tanto, que lo convirtieron en un héroe. Y se les ocurrió esa
imagen: lo pusieron a caminar sobre las aguas, dominando a las
fuerzas del mal escondidas en las profundidades. Como diríamos
hoy, lo convirtieron en un supermán.
RAQUEL Entonces, Jesucristo, ¿es mentira que usted caminó...?
JESÚS ¿No oyes lo que está explicando ese señor? Es una comparación.
Como las palomas y las cabras de la novia del Cantar.
RAQUEL Gracias al amigo biblista que nos llamó. Y ustedes, queridos
radioescuchas, ¿están preparados para encontrar otras metáforas
en los evangelios? Quédense con Emisoras Latinas. Desde el
Lago de Galilea, Raquel Pérez.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Una especie simbólica
“Homo sapiens”, la especie a la que pertenecemos todos los seres humanos,
tiene como sello característico un cerebro muy desarrollado que le permite,
entre otras muchas posibilidades, crear un mundo simbólico a partir de la
realidad que le rodea. Somos lo que somos, y también somos lo que soñamos,
lo que imaginamos, lo que simbolizamos a partir de las realidades que vemos y
conocemos. Un texto simbólico puede tener más fuerza que un texto
informativo. Inspira, explica, transforma. Es ahí donde encontramos la raíz del
arte y es también éste uno de los nichos en donde anida y se desarrolla la
religión y los sentimientos religiosos.
Un relato simbólico
En los evangelios encontramos narraciones históricas, esquemas de
catequesis, relatos organizados para que evoquen historias del Antiguo
Testamento, tradiciones y también muchos símbolos, comparaciones y
metáforas... El relato de Jesús caminando sobre las aguas es una de las más
claras metáforas de estos textos.
El temible y peligroso mar
En la cultura de Jesús se creía que el mar era un abismo a donde habían ido a
parar, derrotados por Dios al comienzo del mundo, los demonios y los espíritus
malignos. Entre ellos destacaba Leviatán, monstruo terriblemente peligroso. El
sentido negativo del mar atraviesa todas las páginas de la Biblia. Y así, cuando
el Apocalipsis, el último libro de la Biblia, describe cómo será el mundo futuro
dice que ya no habrá mar (Apocalipsis 21,1).
En la cultura religiosa judía, Dios domina sobre el mar y sobre los espíritus que
están en sus profundidades y Leviatán es para Dios como un juguete (Job
40,25-32). Jesús seguramente temía a las aguas del lago y no sabría nadar. Ni
caminó sobre las aguas ni nadó en ellas. Pero el evangelista quería usar una
metáfora para decir que Jesús tiene poder sobre el mal. Ése es el mensaje, la
metáfora, que los evangelios quisieron compartir con las primeras comunidades
cristianas al poner a Jesús a caminar sobre las aguas.
El poder de las métaforas
En la obra teatral del chileno Pablo Skármeta, “El Cartero”, llevada al cine (“El
cartero y Pablo Neruda”, de Michael Radford, 1995), el cartero le dice a Neruda
que las metáforas no son de quienes las escriben sino de quienes las
necesitan.
Las metáforas de los evangelios fueron escritas por los evangelistas para que
las comunidades las utilizaran como herramientas estéticas, simbólicas, para
afirmar la fe en Jesús y en la idea de Dios que Jesús había proclamado. Si hoy
leemos esas comparaciones simbólicas como si fueran hechos ocurridos
realmente, si leemos los evangelios como leemos la información de los
periódicos, perderemos el sentido y el valor de esas imágenes y anularemos el
poder de su inspiración.