Radioteca ya no recibe más audios. Los audios existentes permanecerán en línea.

[Leer aviso]

Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.

Recomendamos Archive.org para guardar tus audios online.

27- ¿Malditos los ricos?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Los micrófonos de Emisoras Latinas continúan ubicados aquí, en

el Monte de las Bienaventuranzas. Ante nuestros ojos, una vista

panorámica del lago de Galilea. Y con nosotros, Jesucristo, en

entrevista exclusiva. Usted se refirió en el anterior segmento a la

segunda parte del histórico discurso que pronunció en este Monte.

¿De qué habló en esa segunda parte?

JESÚS Bueno, yo primero bendije a los pobres, los felicité.

RAQUEL ¿Y después?

JESÚS Después, maldije a los ricos.

RAQUEL ¿Usted... maldijo?

JESÚS Sí. Maldije a los ricos.

RAQUEL ¿Puede repetirnos sus palabras?

JESÚS Yo dije entonces y digo ahora: Malditos los ricos, los que están

hartos, porque pasarán hambre. ¡Ay de los que ríen y se burlan de

los pobres, porque muy pronto van a llorar y a dar alaridos cuando

Dios les vacíe las arcas, cuando Dios les arranque la ropa y los

anillos y los deje sin pan y sin dinero para comprarlo, igual que

ellos hicieron con sus trabajadores!

RAQUEL Son palabras muy duras...

JESÚS Más duro es el corazón de piedra de los que no quieren compartir.

RAQUEL Tal vez nos estén escuchando personas adineradas pero

generosas, de espíritu humilde. ¿Usted también las maldeciría?

JESÚS Una vez un joven rico, de buen corazón, quería acompañarnos.

Quería poner la mano en el arado del Reino de Dios.

RAQUEL ¿Y usted qué le dijo?

JESÚS Tienes que elegir: o Dios o el dinero. Si quieres unirte a nosotros,

reparte primero tus riquezas entre los pobres.

RAQUEL Si así eran las condiciones... no creo que muchos ricos hayan

participado en su movimiento.

JESÚS Alguno entendió, pero la verdad es que entonces y ahora, más

fácil pasa un camello por el ojo de una aguja que un rico entra en

el Reino de Dios.

RAQUEL Su mensaje no suena políticamente correcto. ¿No le parece

demasiado radical?

JESÚS Radical, sí. Pusimos el hacha en la raíz. Y la raíz estaba podrida.

RAQUEL Siempre me enseñaron que usted era manso y humilde de

corazón... y ahora lo encuentro... un poco... ¿cómo le diría?... un

poco intolerante.

JESÚS Dios no tolera la injusticia, Raquel. Al final, Dios no nos

preguntará por ritos ni por plegarias, ni por ayunos ni por templos.

Sólo nos examinará sobre la justicia. Y será implacable con los

injustos.

RAQUEL Está usted muy alterado...

JESÚS ¿No me pediste que recordara lo que dije en este monte?

RAQUEL A pesar de todo, ¿podemos cerrar nuestro programa reafirmando

que su mensaje es un mensaje de paz?

JESÚS El mensaje de Dios es fuego en la tierra. ¡Y yo quiero que arda!

Escucha, Raquel, si cada mañana del mundo no deseas

ardientemente que desaparezcan las guerras, la violencia, las

mentiras, la codicia, la ambición de poder... no entenderás nunca

mi mensaje.

RAQUEL ¿Algo más que quiera añadir?

JESÚS Mira al horizonte, Raquel. En este tiempo en que te ha tocado

vivir, veo señales en el cielo que anuncian tormenta. Quien tenga

ojos para ver que las vea y quien tenga oídos para oír, que oiga.

RAQUEL Acompañando a Jesucristo en su segunda venida a nuestro

mundo de hoy, cada vez más desigual y por eso cada vez más

violento. Monte de las Bienaventuranzas, Raquel Pérez, Emisoras

Latinas.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

¡Ay de ustedes, los ricos!

En tiempos de Jesús, los fariseos consideraban “malditos” de Dios,

“maldecidos” por Dios (alejados de Dios, no bendecidos por Dios) a los

pecadores. Y consideraban “pecadores” o “impuros” a los enfermos, a las

enfermas, a las mujeres, a quienes cobraban impuestos (publicanos), a las

prostitutas, a quienes no cumplían la Ley y las leyes y ritos que ellos proponían

como agradables a Dios. Sin embargo, Jesús no siguió estos criterios religiosos

y no maldijo a ninguno de ellos ni de ellas. Maldijo a los ricos con sus famosos

¡Ay de ustedes! (Lucas 6,24-26).

Camellos y agujas

El joven rico del relato evangélico (Lucas 18,18-25) no recibió de Jesús un

“consejo” para una “vida de perfección”, como a veces se interpreta. Recibió

una propuesta radical: el único camino para entrar en el Reino de Dios es

compartir las riquezas y adoptar la perspectiva de los pobres. En aquella

ocasión, Jesús remató su propuesta con una gran exageración: dijo que más

fácil pasaba el animal más grande que él conocía, el camello, por uno de los

objetos más pequeños que se “fabricaban” en su tiempo, una aguja, antes que

un rico pudiera entrar en el Reino que él predicaba.

Santiago también los maldijo

Santiago, hermano de Jesús y dirigente de la iglesia de Jerusalén después de

la muerte de Jesús, siguiendo la tradición de su hermano, también habló con

gran dureza contra los ricos. En su carta, la “maldición” que lanza contra ellos

comienza así: Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van

a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están

roídos por la polilla... (Santiago 5,1-6).

Los Padres de la Iglesia y los ricos

El pensamiento “social” de los primeros Padres de la Iglesia continúa la

tradición de los profetas de Israel y de Jesús y puede sintetizarse en esta

afirmación: quienes poseen riquezas son sólo sus administradores y las

riquezas deben distribuirse a los pobres para que dejen de serlo.

Abundan los textos. Dice san Basilio: El que despoja a un hombre de su

vestimenta es un ladrón. El que no viste la desnudez del indigente cuando

puede hacerlo ¿merecerá otro nombre? El pan que guardas pertenece al

hambriento. Al desnudo el abrigo que escondes en tus cofres. Al descalzo, el

zapato que se pudre en tu casa. Al mísero la plata que escondes. (“Homilía

contra la riqueza”).

San Ambrosio piensa que cuando el rico da al pobre, lo único que hace es

restituir: No es tu bien el que distribuyes al pobre. Le devuelves parte de lo que

le pertenece, porque usurpas para ti sólo lo que fue dado a todos, para el uso

de todos. La tierra a todos pertenece, no sólo a los ricos (“Homilía Naboth el

pobre”).

San Agustín afirma de modo claro que lo que se da al pobre es una deuda en

nombre de la justicia. La intención primera de Dios fue destinar todo a todos.

Y san Juan Crisóstomo afirma: Dios nunca hizo a unos ricos y a otros pobres.

Dio la misma tierra para todos. La tierra toda es del Señor y los frutos de la

tierra deben ser comunes a todos.

Hacernos hermanos, hacernos humanos

Fiel al mensaje de Jesús, la Teología de la Liberación propone denunciar la

riqueza de quienes la acumulan a costa del sudor y la explotación de sus

prójimos y anunciar la equidad y la justicia, luchando por hacerla posible.

La “opción por los pobres” es un concepto clave en la Teología de la

Liberación. Pero esta opción significa entender que no es posible amar a todos

por igual. Que la acumulación de riquezas es anticristiana e impide la

fraternidad. Y que la acumulación de miserias es también anticristiana e impide

la humanidad. Amar al rico, al opresor, significa desafiarlo, combatirlo ―incluso

maldecirlo― para lograr que cambie y aprenda a ser hermano. En cambio,

amar al pobre, al oprimido, significa acompañarlo y liberarlo para lograr que su

vida sea humana.


[Leer licencia]
Este material se publica bajo los términos de la licencia:
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Usted es libre de:

Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato.

Adaptar — remezclar, transformar y construir a partir del material.

Bajo los siguientes términos:

Atribución — Usted debe dar crédito de manera adecuada, brindar un enlace a la licencia, e indicar si se han realizado cambios.

No Comercial — Usted no puede hacer uso del material con propósitos comerciales.

Compartir Igual — Si remezcla, transforma o crea a partir del material, debe distribuir su contribución bajo la la misma licencia.


 
ESTE CONTENIDO NO TIENE COMENTARIOS