de las siete fuentes, cerca de Cafarnaum. Ha sido el mismo
Jesucristo quien nos sugirió este lugar. ¿Por qué esta
preferencia?
JESÚS Recuerdos... Muchas veces venía aquí, de noche, a rezar...
RAQUEL Pero siendo usted el mismísimo Dios, rezar sería hablar
consigo mismo...
JESÚS No sé qué dices, Raquel... ¿Cómo voy a hablar conmigo? Yo
hablaba con Dios. Yo le pedía a Dios el pan de cada día, le pedía
fuerzas, le daba gracias, le rogaba que metiera su mano para que
llegara pronto su Reino de justicia...
RAQUEL Tal vez resulte indiscreta, pero... ¿podría compartir con nuestra
audiencia, ante nuestros micrófonos, alguno de sus rezos?
JESÚS ¿Por qué no?... Así empezaba mi oración favorita... Abbá,
yitkadash shemaj, teté maljutaj, lajman delimjar...
RAQUEL Disculpe mi ignorancia, pero... ¿en qué lengua nos está
hablando?
JESÚS En arameo, la lengua que hablábamos en Galilea.
RAQUEL ¿Podría traducirnos su oración?
JESÚS Dice así: Papá nuestro, santificado sea tu Nombre, venga tu
Reino, hágase tu voluntad...
RAQUEL ¡Conozco esa oración! Usted está rezando el Padrenuestro, ¿no?
Con un cambio: escuché que dijo “papá”...
JESÚS Sí, abbá, papá...
RAQUEL ¿Un exceso de confianza con Dios?
JESÚS Con Dios nunca sobra la confianza. Él nos conoce, nos quiere.
RAQUEL Pues le diré que esa oración es la más famosa del mundo.
JESÚS ¿No me digas?
RAQUEL Sí, es el best seller de las oraciones. La rezan todos los días
millones y millones de personas.
JESÚS Pues me das una buena noticia, Raquel. Si es así, ya no habrá
usureros en el mundo. Mi sueño se habrá hecho realidad.
RAQUEL Me disculpa, Jesucristo, pero... ¿de qué está hablando usted?
JESÚS De mi oración. Si tanto la han rezado, ya se habrán borrado,
anulado las deudas.
RAQUEL ¿Deudas?... ¿A qué se refiere?
JESÚS A lo que pedía en mi oración. Acuérdate, Raquel. ¿Cómo
empieza, cómo dice?
RAQUEL Si me equivoco, usted me corrige. Veamos. “Padre Nuestro que
estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino,
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.” ¿Voy bien?
JESÚS Sigue, sigue...
RAQUEL Danos hoy nuestro pan de cada día...
JESÚS Sigue...
RAQUEL Y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden...
JESÚS No, no, no...
RAQUEL ¿Cómo que no?
JESÚS Que yo no dije eso. Yo no hablé de ofensas.
RAQUEL Bueno, de pecados, que es lo mismo.
JESÚS No, yo hablé de deudas.
RAQUEL ¿Deudas con Dios?
JESÚS Deudas con el usurero.
RAQUEL Pero...
JESÚS Deudas de dinero, Raquel.
RAQUEL Espere un momento... Tenemos una llamada... ¿Sí, aló?
LIANAHabla Liana Cisneros, representante de la campaña Jubileo 2000.
Quiero felicitar a Jesucristo y decirle a su audiencia que, en
efecto, el Padrenuestro ha sido adulterado. ¡Esa oración se refiere
a deudas materiales!
JESÚS ¿Ves que yo tenía razón, Raquel?
RAQUEL ¿Usted dice que el Padrenuestro ha sido adulterado?
LIANASí, como el café descafeinado. Le quitaron toda su esencia.
RAQUEL ¿Y cuál es esa esencia?
LIANA Jesucristo se la explicará mejor que yo. ¡Hasta la próxima!
RAQUEL Gracias, Liana Cisneros... ¿Jesucristo?
JESÚS Escucha, Raquel. En mi tiempo, los pobres ganaban poco y se
endeudaban para poder dar de comer a su familia. Tenían deudas
con el terrateniente, con los usureros. Deudas injustas que se
hacían eternas, que no podían pagar ni en mil años, y terminaban
sus días humillados, desesperados...
RAQUEL Pasaba en su tiempo y sigue pasando ahora.
JESÚS Yo hablé de esas deudas. Yo le pedía a Dios que ese yugo se
quebrara. Dios no nos perdonará a nosotros si antes no
cancelamos las deudas de los más pobres.
RAQUEL Tal vez sin quererlo, usted nos plantea un tema de candente
actualidad. Porque hay países ricos, que se dicen cristianos, que
no perdonan sus deudas a los países pobres. Y hay instituciones
internacionales que estrangulan a sus deudores.
JESÚS Pues te aseguro que no serán perdonados si antes no anulan
esas deudas. Palabra de Dios.
RAQUEL Te alabamos... Ejem... Desde Tabgha, cerca de Cafarnaum,
Raquel Pérez, Emisoras Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
La lengua aramea
Como todos los israelitas de su tiempo, Jesús hablaba en arameo. El arameo
es una lengua semítica del mismo tronco lingüístico que el hebreo. Tiene una
historia de más de 3 mil años y es todavía una lengua viva, pues la hablan aún
unas 400 mil personas en zonas del Líbano, Siria, Turquía, Israel, Armenia,
Georgia... Se emplea en la liturgia de la iglesia católica caldea, de la iglesia
siria ortodoxa y católica y de la iglesia maronita católica.
El arameo se usaba en Galilea y Judea como lengua familiar y popular desde
unos cinco siglos antes de nacer Jesús. A partir de entonces, el hebreo se
limitó a ser la lengua de los doctores de la Ley y de las Escrituras. En el
evangelio se conservan algunas palabras o expresiones en el arameo que
habló Jesús: “raca” (canalla), “talita kumi” (muchacha, levántate), “Elí, Elí, lama
sabactani” (Dios mío, ¿por qué me has abandonado?). Seguramente, el
arameo que se hablaba en Galilea tenía un acento típico y es por eso que
Pedro es reconocido en Jerusalén como un galileo. Para darle mayor
verosimilitud a su masoquista film “La Pasión de Cristo” (2004), Mel Gibson
empleó diálogos en arameo. Sin embargo, los actuales hablantes arameos
consideraron forzada y artificial la lengua que escucharon.
Abbá, Papá
En varias ocasiones el evangelio se refiere a la costumbre de Jesús de rezar
en el silencio de la noche (Lucas 5,16). Jesús cumpliría con las oraciones
tradicionales en su pueblo: al amanecer, al atardecer, antes de las comidas y
los sábados en la sinagoga. Pero lo que llamó la atención de sus
contemporáneos fue su forma personal, confiada y constante, de hablar con
Dios, al margen de las leyes litúrgicas.
En la oración del Padrenuestro, Jesús se apartó de las costumbres religiosas
de su pueblo y de su tiempo. Las oraciones que rezaban los israelitas se
recitaban en hebreo. El Padrenuestro es una oración en arameo, la lengua que
hablaba la gente. Lo que más llama la atención en esta oración es que Jesús
llamó a Dios “Abbá” (papá, papaíto), esta palabra tan familiar en la lengua
aramea. “Abbá” e “Immá” (papá, mamá) son las palabras de los primeros
balbuceos infantiles. Para los contemporáneos de Jesús era inconcebible e
irrespetuoso dirigirse a Dios con tanta espontaneidad. En toda la extensa
literatura de oraciones del judaísmo antiguo no se encuentra ni un solo ejemplo
en el que se invoque a Dios como “Abbá”, ni en las plegarias litúrgicas ni en las
privadas. Es por eso que los exegetas consideran que esta expresión es
“ipssisima vox Iesu”, auténtica e incuestionablemente palabra dicha por Jesús
Año de Gracia: anular las deudas
Jesús conoció de cerca los abusos de acreedores y usureros contra los pobres
de su país. Y los denunció. En sus primeras palabras en la sinagoga de
Nazaret proclamó el “Año de Gracia”, una institución legal muy antigua que se
remontaba a los tiempos de Moisés y que debía cumplirse cada siete semanas
de años, es decir, pasados 49 años, en el año 50 (Levítico 25,8-18).
Al llegar esa fecha, los esclavos debían ser dejados en libertad, todas las
deudas debían anularse y las propiedades adquiridas debían volver a sus
antiguos dueños, con el fin de evitar la acumulación de riquezas. Desde el
punto de vista social, esta ley ayudaba a mantener unidas a las familias en
torno a un patrimonio suficiente para garantizar una vida digna. Era también un
memorial de la igualdad original que existió al llegar el pueblo de Israel a la
Tierra Prometida cuando nada era de nadie y todo era de todos.
También existía, y con similares objetivos, la ley del “Año Sabático”, que debía
cumplirse cada siete años. Estas instituciones legales se entendían como leyes
de liberación. En la sinagoga de Nazaret Jesús se quejó de que estas leyes no
se cumplían y presentó el cumplimiento del Año de Gracia como punto de
partida para iniciar un cambio en su país, dadas las grandes diferencias que
existían entre pobres y ricos. Por eso, en su oración plantea que Dios no
perdonará las “deudas” con Él si antes no perdonamos a quienes nos deben y
tienen deudas con nosotros.
Jubileo: anular la deuda externa
El Año de Gracia se llamaba también Año del Jubileo, porque se anunciaba con
el toque de un cuerno llamado en hebreo “yobel”. Como la deuda externa de
los países del Sur sigue siendo un lastre para sus economías, quedan aún los
ecos de la Campaña Jubileo 2000, lanzada en 1996 por agencias cristianas de
desarrollo y extendida después a más de 60 países del mundo.
Esta campaña demandaba la anulación de la deuda externa de los países más
pobres del planeta. Llegó a recoger 24 millones de firmas de gente de todo el
mundo. Entre los muchos argumentos que las agencias promotoras de esta
iniciativa daban para denunciar como injusta la deuda externa estaban éstos:
los préstamos internacionales son negociados en secreto por élites locales y
por los poderosos acreedores del FMI y del Banco Mundial; los más afectados
por la deuda externa son los pobres, porque las partidas presupuestarias para
salud, educación y agua potable son desviadas para el pago de la deuda; no
existen leyes de bancarrota para países y no existe un marco que establezca
que una deuda es impagable; y las negociaciones para la condonación de la
deuda son siempre dirigidas por los acreedores.
A pesar de iniciativas posteriores como la llamada HIPC, para perdonar casi
totalmente la deuda de los países muy pobres y más altamente endeudados
del planeta, el problema de la deuda externa como elemento desestabilizador
de una gran mayoría de países sigue siendo de actualidad.
Liana Cisneros es una investigadora peruana, miembra de Jubileo Plus, un
centro especializado en análisis sobre la deuda externa con sede en Londres,
que dio continuidad a Jubileo 2000. Participa en el programa para reforzar las
opiniones de Jesús sobre el perdón de las deudas.
Ver: http://www.deudailegitima.org/downloads/jubileo1.doc.
Ver: http://www.jubileeresearch.org/jubilee2000/espanol/introduccion.html