Somos un grupo numeroso. Estamos en el Norte del Cauca, sur-occidente de Colombia. Participamos de la liberación de la madre tierra. Somos comunidades asentadas en el límite de la agroindustria de la caña de azúcar. Desde el 14 de diciembre de 2014 se retoma una lucha que empieza en 1538 y no ha habido paz desde entonces. Toda la historia de casi 500 años ha sido resistencia por recuperar el territorio. Recuperar la forma armónica de vivir con la Madre Tierra. Ese es el mensaje nuestro.
Se ocupan 6-7 fincas. Se hace el trabajo de cortar el monocultivo de caña de azúcar. Son 330 mil hectáreas de unos pocos dueños. Mientras que en algunos resguardos nueve personas viven en una hectárea o menos. Vamos tumbando caña, sembrando comida -frijol, maíz, yuca, plátano. Vienen mingas, fundamos barrios nuevos, casas nuevas para reunirnos y sembrar nuestro plan de vida en las fincas en proceso de liberación.
No sólo es la caña sino la esclavitud a la que se somete la Madre Tierra para privilegio de unos pocos. La tierra y también el agua para el monocultivo de caña. La tierra está siendo esclavizada. Este proceso se para frente a poderosos. Es humilde pero firme. Le tira una pedrada al gigante del poder y enfrenta el modelo de despojo y explotación agresiva con el que esclaviza a la madre tierra.
Acá estamos para ir avanzando y escuchar y articularnos más. Este proceso de liberación no es del norte del Cauca sino desde el norte del Cauca. Estamos con el compromiso de hacer más acciones hacia el futuro.
La Liberación en la que nos hemos empeñado es una sorpresa para el poder. Toca un nervio sensible: la tenencia de la tierra por parte de transnacionales.
Resistir requiere fortaleza, alianza, creatividad. Aprender de la historia y no repetir las mismas formas. La creatividad basados en nuestra sabiduría.
Nuestra Estrategia: No tenemos afán. No estamos buscando negociar con el gobierno. Este proceso es de mucha paciencia. Habrá que sentarse a conversar las condiciones de entrega de las tierras a sus legítimos dueños, pero no aceptamos dádivas o regalitos a cambio de desistir. El proceso está pensado a largo plazo y el camino implica que vamos a estar ocupados en capacitarnos, ir sembrando, hacer conciencia adentro, pero no sólo adentro sino también en áreas y comunidades vecinas y en el mundo para sumar la lucha.