paso... Amigas, amigos de Emisoras Latinas, continuamos en
Cafarnaum. A nuestro lado, Jesucristo, con quien tenemos que
aclarar muchísimas cosas. Disculpe que insista, pero debemos
volver al tema de los milagros.
JESÚS Pues volvamos, Raquel.
RAQUEL En la reciente y accidentada rueda de prensa, usted decía que el
milagro es compartir. Compartir la comida, los bienes que
tenemos, cambiar de vida. Pero la gente busca otros prodigios. A
Lourdes, a Fátima, a otros santuarios, los enfermos peregrinan
pidiendo curaciones. ¡Y cuántas cruzadas de milagros y
sanaciones no se celebran!
JESÚS Como en mi tiempo. Iban a la piscina de Betesda y al Templo
de Jerusalén... y rezaban y pedían a Dios que los curara...
RAQUEL ¿Y?
JESÚS Y nada.
RAQUEL Nuestra audiencia se preguntará: Si Dios es bueno... ¿qué le
costaría curar a una viejita que le reza y le enciende velas y le
suplica que la cure?
JESÚS Tú lo has dicho. Dios es bueno. Y como bueno, tendría que curar
a esa viejita y a todos los viejitos que le rezan. ¿No te parece que
Dios sería muy injusto si cura a una sí y a noventa y nueve no?
RAQUEL Tal vez esa señora lo merece porque rezaba más que los
demás, porque tenía más fe.
JESÚS No, Raquel, la fe no es una moneda para comprar milagros.
“Señor, te doy tanta fe a cambio de un par de milagros.”
RAQUEL Entonces, que los cure a todos...
JESÚS Y como nadie quiere enfermar, como nadie quiere morir, Dios
tendría que convertirse en médico, y suspender la muerte, y andar
curando a todo el mundo todo el tiempo.
RAQUEL Pero podría hacer alguna excepción, no sé, algún trato especial
con algunas personas...
JESÚS Dios no tiene preferencias con nadie. Recuerdo cuando se
desplomó una torre en Siloé y mató a 18 galileos. Los que se
salvaron dijeron: Gracias a Dios que nos salvamos... ¿Y los que
se murieron? ¿Eran peores que los que quedaron vivos? ¿No
merecían también vivir? No, Dios no tiene preferencias.
RAQUEL Entonces, ¿por qué murieron esos 18 galileos?
JESÚS Porque les cayó la torre encima. Porque los albañiles habrán
fabricado mal la torre. O porque un mal viento la echó abajo.
RAQUEL En cualquiera de los casos, desastre natural o error humano, Dios
podría haber impedido que la torre se cayera.
JESÚS Si Dios estuviera corrigiendo el mal trabajo de todos los albañiles
del mundo, si Dios se dedicara a cambiar el rumbo de los vientos,
a impedir todo lo malo que nos pasa, todo lo que hacemos mal,
tendría que ser médico y maestro de albañiles, y ocuparse de las
lluvias y de las cosechas, y ser juez para resolver los pleitos... y
nosotros no seríamos hombres y mujeres, sino muñecos de barro
en sus manos. Muñecos sin alma, sin libertad.
RAQUEL En resumen, usted nos dice que Dios no actúa. Que no cura a
nadie, porque tendría que curar a todos. ¿Es así?
JESÚS Así es.
RAQUEL A mí y seguramente a muchos de nuestros oyentes, nos asalta
una duda. ¿Para que sirven, entonces, las oraciones pidiendo
salud, pidiendo trabajo, pidiendo...?
JESÚS ¿Te puedo pedir algo a ti? Aquí en Cafarnaum vendían antes unos
pescados sabrosísimos. Quiero ver cómo los hacen ahora. ¿Me
acompañas? ¿Me puedes invitar? Y seguimos conversando.
RAQUEL Por supuesto. Está invitado. Así hago yo el milagro de compartir.
Raquel Pérez en Cafarnaum, a través de Emisoras Latinas y en
Internet en nuestra página www.emisoraslatinas.net
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Director de un casino
El problema del mal en el mundo ha sido siempre para cualquier conciencia
sensible el Problema Mayor con el que tropieza la fe en Dios. El tropiezo surge
de una determinada imagen de Dios: si Dios es el creador de todo, si es
todopoderoso e infinitamente bueno, ¿por qué permite el sufrimiento, por qué
las catástrofes, por qué el mal, por qué la muerte? ¿No podría evitar todo eso?
¿No podría actuar para impedir los males, no podía hacer milagros para
liberarnos de tanto dolor?
A veces, son las metáforas, las comparaciones, las que nos ayudan no a dar
respuesta sino a preguntarnos en otra dirección. Es esto lo que hace el teólogo
alemán Eugen Drewermann cuando reflexiona:
A Dios no se le puede concebir como si fuese el hombre que planifica el
horario de los trenes. Si se me permite una imagen, utilizaría la del director de
un casino que no pusiera interés en que todos los jugadores ganaran, pero que
sentiría curiosidad por saber qué iba a pasar. Me imagino a un Dios que trata
de sacar adelante el mundo tal como es. Si existe, ha renunciado a saber cuál
va a ser el destino de este mundo. Para las ciencias naturales, que están
guiadas por la relación entre el azar y la necesidad, es una imagen adecuada,
que nos permite comprender por qué nuestra Tierra cobija tantas maravillas y,
al mismo tiempo, tanto sufrimiento. Las dos cosas relacionadas de una forma
inseparable. Y así hay que asumirlo. Y así hasta el final. Los seres humanos
tenemos que aprender a aceptar un mundo abierto y no determinado, porque
es esto lo que nos hace tremendamente responsables de nuestros actos.
Torres mal construidas
En el evangelio de Lucas (13,4) Jesús se refiere a una torre en Siloé que al
derrumbarse mató a dieciocho galileos. Cuántos desastres se evitarían si
quienes “construyen torres” fueran responsables en su trabajo, si todos los
trabajadores y profesionales hicieran bien las cosas que tienen que hacer. Hay
mucho sufrimiento evitable en el mundo, mucho sufrimiento que nos causamos
nosotros mismos y que causamos a los demás. Por eso es tan sensata y útil
esa oración que se ha popularizado en diversas versiones y en distintos
ambientes: Dios, dame fuerzas para cambiar lo que es posible cambiar, dame
paciencia para aceptar lo que no es posible cambiar y dame sabiduría para
distinguir una cosa de la otra.