gente...
JESÚS Dime, Raquel, ¿qué alboroto es ése... aquel hombre gritando?
RAQUEL No sé...
JESÚS ¿Otro pleito en esta misma calle?
RAQUEL Si quiere, nos acercamos...
PREDICADOR ... ¿Y quién era yo, hermanos, antes de recibir la Palabra y ser
salvo? Yo cometí todos los pecados. Yo iba por las cantinas
bebiendo y golpeando al que se me pusiera por delante. Abusé de
mujeres, hasta de niñas. Yo he robado, hermanos. Falsificaba
firmas y me quedaba con negocios ajenos. ¿Y de qué me valió?
De nada. Porque no conocía todavía al señor Jesucristo. ¡Bendito
sea su nombre!
TODOS ¡Bendito sea!
RAQUEL Está hablando de usted, Jesucristo...
PREDICADOR Yo robé, yo forniqué, hasta maté a un tipo que me debía un
dinero... Y ya ven, hermanos, he sido rescatado por la fe en
Jesucristo. ¡Bendito sea su nombre!
TODOS ¡Bendito sea!
RAQUEL ¿A dónde va usted, Jesucristo?... Espere...
JESÚS A avisarle al alguacil...
RAQUEL ¿A qué alguacil?
JESÚS Al que agarra a los malhechores y los lleva ante el juez...
RAQUEL ¿A la policía, quiere decir?
JESÚS Ese señor que está hablando es un bandido. Hay que atraparlo.
RAQUEL Espérese... ¿No está oyendo que él ya se arrepintió de sus
pecados y...?
JESÚS ¿Cómo que se arrepintió?... ¿Devolvió lo robado? ¿Y qué pasó
con la viuda y los huérfanos del hombre que mató? Es fácil
cometer abominaciones y luego pedir perdón a Dios...
RAQUEL Un momento, que ya me están dando señal desde estudios...
Amigos de Emisoras Latinas, una vez más con ustedes desde las
calles de Jerusalén, y una vez más con Jesucristo, que acaba de
escuchar, ustedes también lo habrán escuchado, el testimonio de
un individuo que dice haberse convertido al Evangelio...
JESÚS Tú lo has dicho, Raquel. Él dice haberse convertido... Pero la fe
sin obras está muerta.
RAQUEL Al menos, ya pidió perdón a Dios por lo que hizo...
JESÚS ¿Qué tiene que ver Dios en esto? Yo lo dije claramente: Si
cuando estás presentando una ofrenda en el altar te acuerdas que
has hecho algo contra un hermano, deja tu ofrenda y ve primero a
arreglarte con él.
RAQUEL ¿Eso significa...?
JESÚS Eso significa que antes de pasar por el tribunal de Dios hay que
pasar por el tribunal de los hombres. Si tú cometes un crimen,
tienes que pagar por ese crimen. La sangre no se lava con
oraciones.
RAQUEL ¿Y qué propone usted, entonces, Jesucristo?
JESÚS Me acuerdo de un hombre llamado Zaqueo. Lo conocí en Jericó.
Era un truhán, se había enriquecido esquilmando a la gente
pobre. Pero escuchó el mensaje del Reino. Un día, me dijo: A
quienes estafé, les voy a devolver cuatro veces más.
RAQUEL ¿Y lo hizo?
JESÚS Lo dijo y lo hizo. Es que los delitos no se borran con lágrimas, ni
con gritos, sino reparando el daño.
RAQUEL ¿Y si lo que han robado es la dignidad de una persona?
JESÚS ¿A qué te refieres?
RAQUEL Al delito de violación... A los violadores sexuales... Ese que está
hablando dijo que había abusado hasta de niñas...
JESÚS ¿Y creerá este tipo que dándose golpes de pecho, como los
fariseos, ya quedará limpio?
RAQUEL Usted debe saber, Jesucristo, que los culpables de ese abuso son
muchas veces los mismos familiares, el hermano, hasta el propio
padre... O sacerdotes. Últimamente, se han destapado bastantes
casos de abuso sexual contra niños y niñas cometidos por
sacerdotes.
JESÚS ¿Y esos sacerdotes van a la cárcel?
RAQUEL No, los mandan a monasterios a rezar y a arrepentirse.
JESÚS Hipócritas, a quienes cometen esa ignominia habría que atarles al
cuello una rueda de molino, de ésas que mueven los asnos, y
hundirlos en el fondo del mar.
RAQUEL Espere, Jesucristo, aún no hemos terminado... ¿a dónde va?
JESÚS Ya te dije, donde el alguacil. Para avisarle que un malhechor anda
suelto en esta esquina.
RAQUEL Pues me tocará acompañarlo a presentar la denuncia. Desde
Jerusalén, Raquel Pérez, enviada especial de Emisoras Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Una alquimia perversa
Lo que Jesús observa en una calle de Jerusalén es muy frecuente observarlo
hoy en cultos evangélicos, en sesiones de nuevos grupos cristianos, en las
reuniones de los miembros de la Fraternidad de Hombres de Negocios del
Evangelio Completo. Personas que “confiesan” a gritos o con discursos
retóricos sus “pecados” y proclaman haber sido perdonados al “aceptar” a
Cristo. Pero a menudo los “pecados” de los que hablan ―extorsiones, robos,
falsificaciones, maltratos a sus esposas, abusos sexuales― son todos delitos
penados por las leyes. Pretenden que la “conversión” ante Dios los eximirá de
pasar por los tribunales de justicia y pagar por sus delitos.
Transformar delitos en pecados es una alquimia perversa. Distorsiona el
mensaje de Jesús y favorece la cultura de impunidad en los países en donde
existe excesiva tolerancia a la corrupción y tan fácilmente se “perdonan” los
delitos que cometen los personajes con fama y con poder, interpretándolos
como ligerezas, flaquezas, debilidades, pecados que Dios perdona siempre,
“porque de humanos es errar”.
Zaqueo, un delincuente arrepentido
Jesús recuerda a Zaqueo, un hombre a quien conoció en Jericó (Lucas 19,1-
10). Zaqueo cobraba impuestos en aquella ciudad, por donde pasaban muchas
caravanas comerciales. Con Nicodemo y José de Arimatea es uno de los pocos
ricos que conocemos que cambiaron de vida al conocer a Jesús y escuchar su
mensaje.
Los impuestos que cobraban los “publicanos” (cobradores de impuestos) como
Zaqueo iban a parar a las arcas romanas. Los puestos de publicanos eran
subastados por las autoridades romanas, arrendándolos al mejor postor. Los
publicanos tenían que pagar después a Roma por el alquiler y por otros gastos.
Poca ganancia les quedaba si eran honrados en el cobro. Por eso, aumentaban
las tasas arbitrariamente, quedándose con la diferencia. Sus continuos fraudes
y su complicidad con el poder romano los convertían en personas despreciadas
y odiadas por el pueblo. Al arrepentirse de sus delitos, Zaqueo entendió que no
bastaba con decir que tenía fe si no devolvía lo robado. Y fue severo consigo
mismo: se aplicó la ley romana, que ordenaba restituir el cuádruplo de lo
robado, y no la ley judía, mucho menos exigente.
El abusador sexual: un enemigo conocido
Diversas investigaciones demuestran que la mayoría de los abusos sexuales
cometidos contra niñas y contra niños no ocurren en las calles o en lugares
peligrosos fuera de sus casas. Ocurren entre las cuatro paredes de un hogar
que de “dulce hogar” no tiene nada y los abusadores son conocidos: padres,
padrastros, tíos, abuelos, hermanos... A esta forma de abuso sexual se le
llama incesto.
Todo abuso sexual es un abuso de poder. Pero a diferencia de la violencia que
ejerce un extraño para cometer una violación sexual, en el incesto el familiar o
conocido de la niña o del niño no suele ejercer violencia física, sino que se
aprovecha de la confianza, el respeto y el afecto que la niña o el niño le tienen
para seducirlo y garantizarse su silencio.
Entre los “conocidos” que abusan de niñas y niños también están los
sacerdotes y los pastores. El delito que cometen al abusar sexualmente de
menores también puede ser considerado incesto porque los clérigos y
religiosos son para ellos figuras de autoridad, como lo son sus familiares, y
porque para abusar, estos delincuentes se valen de los vínculos de afecto que
establecen en colegios, orfanatos, catequesis y cultos.
Hay una gran cantidad de películas que abordan, desde diversos ángulos, el
complejo tema del abuso sexual en el hogar. Destacamos entre ellas, “La
historia de Shari Karney (Shattered Trust, 1993), del director estadounidense
Bill Corcoran, que narra una historia real, la de una abogada estadounidense
que, atendiendo casos de abuso sexual infantil, logra recordar que cuando era
pequeña su padre abusó de ella. La lucha personal y legal de esta mujer logró
que el delito de abuso sexual en la infancia dejara de prescribir en la legislación
estadounidense y pueda hoy ser denunciado, juzgado y sancionado aunque
hayan pasado muchos años. Con un tinte más comercial está, por ejemplo,
“Dolores Claiborne” (Taylor Hackford, 1994), adaptación de una novela de
Stephen King.
El delito más silenciado
El incesto ha sido el delito sexual más silenciado en cualquier sociedad del
mundo. Mayor el silencio si los abusados son niños varones. Más espeso el
silencio cuando son sacerdotes y religiosos quienes cometen el delito.
Más espeso porque sus autores son encubiertos por sus superiores o porque
las víctimas no se han atrevido a hablar dado el carácter "sagrado" de quienes
las abusaban.
En los años 80 comenzaron a escucharse en Estados Unidos las primeras
denuncias de sacerdotes abusadores sexuales. A partir de entonces y de forma
creciente se conocieron centenares de nuevos casos en Canadá y en toda
Europa. Una información detallada, abundante y estremecedora sobre un gran
número de estos delitos, cometidos por sacerdotes, religiosos y obispos
católicos, descubiertos durante el pontificado del Papa Juan Pablo II y
encubiertos con su complicidad y apañados por las más altas jerarquías
católicas aparecen en el capítulo IX, Más allá de lo creíble, del libro El poder y
la gloria. Juan Pablo II: ¿santo o político? Del investigador británico David
Yallop (Editorial Planeta, 2007).
Uno de los casos que Yallop no llegó a documentar ya en su libro fue el de los
jesuitas de Estados Unidos, que tendrán que pagar 50 millones de dólares a
110 esquimales que sufrieron abuso sexual por una docena de sus miembros,
misioneros en Alaska, entre 1961 y 1987. Uno de los abogados de las víctimas
declaró: En algunos pueblos, es difícil encontrar un adulto que no fuera
sometido a abusos sexuales por hombres que usaron la religión y el poder para
violar, avergonzar y silenciar a los niños esquimales. Y uno de los miembros de
la organización Red de Sobrevivientes de Abusos por parte de Sacerdotes
completó el cuadro: Es difícil imaginar a menores más aislados y
desamparados que los que viven en estos pueblos remotos de Alaska.
“En el nombre del Padre”
El tema de los sacerdotes abusadores sexuales ha sido tratado
específicamente en otros libros. Además de la documentación recogida por
Yallop, recomendamos Pederastia en la iglesia católica, del periodista
español Pepe Rodríguez (Ediciones B, 2002) y En el nombre del Padre.
Depredadores sexuales en la iglesia, del periodista mexicano Carlos Fazio
(Editorial Océano, 2004).
En el prólogo de su libro dice Rodríguez: En este libro, los abusos
sexuales a menores, cometidos por el clero o por cualquier otro, son
tratados como "delitos", no como "pecados", ya que en todos los
ordenamientos jurídicos democráticos del mundo se tipifican como un delito
penal las conductas sexuales con menores.
En el libro de Fazio se documentan por extenso varios casos, especialmente
uno de los más repulsivos, el del venerado y poderoso fundador de los
Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, amigo personal del Papa Juan Pablo
II, quien conociendo de sus fechorías nunca hizo nada contra él.
El cine ha tocado también este tema. Destacan Los niños de San Vicente
(1994), del director John N. Smith, que narra un caso real ocurrido en un
orfanato de Canadá; y La Mala Educación (2004), del director español
Pedro Almodóvar, quien estructuró el guión valiéndose de sus memorias
personales.
Tan sólo un caso
Éste es el relato que hizo en 2007, en un diario de Managua, Nicaragua,
Patricio Welsh, un hombre irlandés. Es tan sólo un caso.
Mi hermano menor tenía 11 años cuando fue abusado sexualmente. Veintisiete
años después, en el año 2000, nos dimos cuenta de la agonía que él vivió en
su niñez y de la angustia que soportó en silencio durante la mayor parte de su
vida. Soy de una familia católica irlandesa y cuando el hijo menor anunció a los
10 años que quería ser sacerdote hubo alegría desbordante. Pronto se marchó
al seminario para menores de los Padres del Espíritu Santo, una congregación
religiosa-misionera, donde además de recibir su educación secundaria también
se prepararía para el sacerdocio.
Mi hermano fue reclutado por el Padre Frank Bligh, encargado de buscar
“vocaciones” para esta misma congregación. Me acuerdo muy bien de él: un
hombre tierno, dulce, servicial, que a lo largo de 30 años asistió a todas las
celebraciones importantes de nuestra familia: cumpleaños, bodas, bautizos,
entierros. Siempre estaba para acompañarnos e interceder ante Dios. Era
nuestro amigo y le teníamos mucho cariño. Nunca nadie sospechó que él era
abusador de menores hasta que fue arrestado en el norte de Inglaterra en el
año 2000. Los tiempos habían cambiado y un niño rompió el silencio,
desencadenando una historia trágica y macabra de décadas de abuso sexual.
En mi familia nos dimos cuenta cuando la Policía se comunicó con mi mamá.
Sus investigaciones habían develado que mi hermano menor, ya un adulto de
37 años, posiblemente había sido abusado. Al inicio no quiso hablar con la
Policía, pero luego dio su testimonio y poco después el Padre Bligh fue
arrestado, acusado de múltiples casos de abuso sexual. Al comienzo no
quisimos aceptar que nuestro querido amigo y guía espiritual había cometido
tan espeluznantes crímenes en contra de cientos de niños, y mucho menos en
contra de nuestro hermano. Pero escuchamos a mi hermano y le creímos. No
existía ninguna duda de que él nos decía la verdad.
Me acuerdo de algo que dijo: "Sólo esperaba que mamá y papá murieran antes
del Padre para luego acusarlo. No quería que se dieran cuenta porque no
quería hacerles daño". Mi hermano se encontraba en la imposible posición de
proteger la fe de su padre y su madre. Mi mamá, por su parte, en algún
momento sintió lástima por Bligh, racionalizando que él era un hombre
enfermo. Pero pronto se dio cuenta de que no era así. Bligh había usado su
estatus de sacerdote y su poder de hombre adulto para violentar los derechos
y los cuerpos de cientos de menores, y lo hizo con premeditación. Cuenta mi
hermano que cuando fue abusado, el Padre cerraba la puerta con llave y
colgaba su chaqueta para que nadie mirara por el ojo de la cerradura. Todo
estaba fríamente planificado... En junio del año 2001 Bligh (ya no le digo
Padre) fue condenado a dos años y medio de cárcel, uno de 28 sacerdotes
católicos en Gran Bretaña encarcelados entre 1997 y 2001 por abuso sexual...