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42- ¿Pecados o delitos?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Venga por acá, Jesucristo, que esa calle está abarrotada de

gente...

JESÚS Dime, Raquel, ¿qué alboroto es ése... aquel hombre gritando?

RAQUEL No sé...

JESÚS ¿Otro pleito en esta misma calle?

RAQUEL Si quiere, nos acercamos...

PREDICADOR ... ¿Y quién era yo, hermanos, antes de recibir la Palabra y ser

salvo? Yo cometí todos los pecados. Yo iba por las cantinas

bebiendo y golpeando al que se me pusiera por delante. Abusé de

mujeres, hasta de niñas. Yo he robado, hermanos. Falsificaba

firmas y me quedaba con negocios ajenos. ¿Y de qué me valió?

De nada. Porque no conocía todavía al señor Jesucristo. ¡Bendito

sea su nombre!

TODOS ¡Bendito sea!

RAQUEL Está hablando de usted, Jesucristo...

PREDICADOR Yo robé, yo forniqué, hasta maté a un tipo que me debía un

dinero... Y ya ven, hermanos, he sido rescatado por la fe en

Jesucristo. ¡Bendito sea su nombre!

TODOS ¡Bendito sea!

RAQUEL ¿A dónde va usted, Jesucristo?... Espere...

JESÚS A avisarle al alguacil...

RAQUEL ¿A qué alguacil?

JESÚS Al que agarra a los malhechores y los lleva ante el juez...

RAQUEL ¿A la policía, quiere decir?

JESÚS Ese señor que está hablando es un bandido. Hay que atraparlo.

RAQUEL Espérese... ¿No está oyendo que él ya se arrepintió de sus

pecados y...?

JESÚS ¿Cómo que se arrepintió?... ¿Devolvió lo robado? ¿Y qué pasó

con la viuda y los huérfanos del hombre que mató? Es fácil

cometer abominaciones y luego pedir perdón a Dios...

RAQUEL Un momento, que ya me están dando señal desde estudios...

Amigos de Emisoras Latinas, una vez más con ustedes desde las

calles de Jerusalén, y una vez más con Jesucristo, que acaba de

escuchar, ustedes también lo habrán escuchado, el testimonio de

un individuo que dice haberse convertido al Evangelio...

JESÚS Tú lo has dicho, Raquel. Él dice haberse convertido... Pero la fe

sin obras está muerta.

RAQUEL Al menos, ya pidió perdón a Dios por lo que hizo...

JESÚS ¿Qué tiene que ver Dios en esto? Yo lo dije claramente: Si

cuando estás presentando una ofrenda en el altar te acuerdas que

has hecho algo contra un hermano, deja tu ofrenda y ve primero a

arreglarte con él.

RAQUEL ¿Eso significa...?

JESÚS Eso significa que antes de pasar por el tribunal de Dios hay que

pasar por el tribunal de los hombres. Si tú cometes un crimen,

tienes que pagar por ese crimen. La sangre no se lava con

oraciones.

RAQUEL ¿Y qué propone usted, entonces, Jesucristo?

JESÚS Me acuerdo de un hombre llamado Zaqueo. Lo conocí en Jericó.

Era un truhán, se había enriquecido esquilmando a la gente

pobre. Pero escuchó el mensaje del Reino. Un día, me dijo: A

quienes estafé, les voy a devolver cuatro veces más.

RAQUEL ¿Y lo hizo?

JESÚS Lo dijo y lo hizo. Es que los delitos no se borran con lágrimas, ni

con gritos, sino reparando el daño.

RAQUEL ¿Y si lo que han robado es la dignidad de una persona?

JESÚS ¿A qué te refieres?

RAQUEL Al delito de violación... A los violadores sexuales... Ese que está

hablando dijo que había abusado hasta de niñas...

JESÚS ¿Y creerá este tipo que dándose golpes de pecho, como los

fariseos, ya quedará limpio?

RAQUEL Usted debe saber, Jesucristo, que los culpables de ese abuso son

muchas veces los mismos familiares, el hermano, hasta el propio

padre... O sacerdotes. Últimamente, se han destapado bastantes

casos de abuso sexual contra niños y niñas cometidos por

sacerdotes.

JESÚS ¿Y esos sacerdotes van a la cárcel?

RAQUEL No, los mandan a monasterios a rezar y a arrepentirse.

JESÚS Hipócritas, a quienes cometen esa ignominia habría que atarles al

cuello una rueda de molino, de ésas que mueven los asnos, y

hundirlos en el fondo del mar.

RAQUEL Espere, Jesucristo, aún no hemos terminado... ¿a dónde va?

JESÚS Ya te dije, donde el alguacil. Para avisarle que un malhechor anda

suelto en esta esquina.

RAQUEL Pues me tocará acompañarlo a presentar la denuncia. Desde

Jerusalén, Raquel Pérez, enviada especial de Emisoras Latinas.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

Una alquimia perversa

Lo que Jesús observa en una calle de Jerusalén es muy frecuente observarlo

hoy en cultos evangélicos, en sesiones de nuevos grupos cristianos, en las

reuniones de los miembros de la Fraternidad de Hombres de Negocios del

Evangelio Completo. Personas que “confiesan” a gritos o con discursos

retóricos sus “pecados” y proclaman haber sido perdonados al “aceptar” a

Cristo. Pero a menudo los “pecados” de los que hablan ―extorsiones, robos,

falsificaciones, maltratos a sus esposas, abusos sexuales― son todos delitos

penados por las leyes. Pretenden que la “conversión” ante Dios los eximirá de

pasar por los tribunales de justicia y pagar por sus delitos.

Transformar delitos en pecados es una alquimia perversa. Distorsiona el

mensaje de Jesús y favorece la cultura de impunidad en los países en donde

existe excesiva tolerancia a la corrupción y tan fácilmente se “perdonan” los

delitos que cometen los personajes con fama y con poder, interpretándolos

como ligerezas, flaquezas, debilidades, pecados que Dios perdona siempre,

“porque de humanos es errar”.

Zaqueo, un delincuente arrepentido

Jesús recuerda a Zaqueo, un hombre a quien conoció en Jericó (Lucas 19,1-

10). Zaqueo cobraba impuestos en aquella ciudad, por donde pasaban muchas

caravanas comerciales. Con Nicodemo y José de Arimatea es uno de los pocos

ricos que conocemos que cambiaron de vida al conocer a Jesús y escuchar su

mensaje.

Los impuestos que cobraban los “publicanos” (cobradores de impuestos) como

Zaqueo iban a parar a las arcas romanas. Los puestos de publicanos eran

subastados por las autoridades romanas, arrendándolos al mejor postor. Los

publicanos tenían que pagar después a Roma por el alquiler y por otros gastos.

Poca ganancia les quedaba si eran honrados en el cobro. Por eso, aumentaban

las tasas arbitrariamente, quedándose con la diferencia. Sus continuos fraudes

y su complicidad con el poder romano los convertían en personas despreciadas

y odiadas por el pueblo. Al arrepentirse de sus delitos, Zaqueo entendió que no

bastaba con decir que tenía fe si no devolvía lo robado. Y fue severo consigo

mismo: se aplicó la ley romana, que ordenaba restituir el cuádruplo de lo

robado, y no la ley judía, mucho menos exigente.

El abusador sexual: un enemigo conocido

Diversas investigaciones demuestran que la mayoría de los abusos sexuales

cometidos contra niñas y contra niños no ocurren en las calles o en lugares

peligrosos fuera de sus casas. Ocurren entre las cuatro paredes de un hogar

que de “dulce hogar” no tiene nada y los abusadores son conocidos: padres,

padrastros, tíos, abuelos, hermanos... A esta forma de abuso sexual se le

llama incesto.

Todo abuso sexual es un abuso de poder. Pero a diferencia de la violencia que

ejerce un extraño para cometer una violación sexual, en el incesto el familiar o

conocido de la niña o del niño no suele ejercer violencia física, sino que se

aprovecha de la confianza, el respeto y el afecto que la niña o el niño le tienen

para seducirlo y garantizarse su silencio.

Entre los “conocidos” que abusan de niñas y niños también están los

sacerdotes y los pastores. El delito que cometen al abusar sexualmente de

menores también puede ser considerado incesto porque los clérigos y

religiosos son para ellos figuras de autoridad, como lo son sus familiares, y

porque para abusar, estos delincuentes se valen de los vínculos de afecto que

establecen en colegios, orfanatos, catequesis y cultos.

Hay una gran cantidad de películas que abordan, desde diversos ángulos, el

complejo tema del abuso sexual en el hogar. Destacamos entre ellas, “La

historia de Shari Karney (Shattered Trust, 1993), del director estadounidense

Bill Corcoran, que narra una historia real, la de una abogada estadounidense

que, atendiendo casos de abuso sexual infantil, logra recordar que cuando era

pequeña su padre abusó de ella. La lucha personal y legal de esta mujer logró

que el delito de abuso sexual en la infancia dejara de prescribir en la legislación

estadounidense y pueda hoy ser denunciado, juzgado y sancionado aunque

hayan pasado muchos años. Con un tinte más comercial está, por ejemplo,

“Dolores Claiborne” (Taylor Hackford, 1994), adaptación de una novela de

Stephen King.

El delito más silenciado

El incesto ha sido el delito sexual más silenciado en cualquier sociedad del

mundo. Mayor el silencio si los abusados son niños varones. Más espeso el

silencio cuando son sacerdotes y religiosos quienes cometen el delito.

Más espeso porque sus autores son encubiertos por sus superiores o porque

las víctimas no se han atrevido a hablar dado el carácter "sagrado" de quienes

las abusaban.

En los años 80 comenzaron a escucharse en Estados Unidos las primeras

denuncias de sacerdotes abusadores sexuales. A partir de entonces y de forma

creciente se conocieron centenares de nuevos casos en Canadá y en toda

Europa. Una información detallada, abundante y estremecedora sobre un gran

número de estos delitos, cometidos por sacerdotes, religiosos y obispos

católicos, descubiertos durante el pontificado del Papa Juan Pablo II y

encubiertos con su complicidad y apañados por las más altas jerarquías

católicas aparecen en el capítulo IX, Más allá de lo creíble, del libro El poder y

la gloria. Juan Pablo II: ¿santo o político? Del investigador británico David

Yallop (Editorial Planeta, 2007).

Uno de los casos que Yallop no llegó a documentar ya en su libro fue el de los

jesuitas de Estados Unidos, que tendrán que pagar 50 millones de dólares a

110 esquimales que sufrieron abuso sexual por una docena de sus miembros,

misioneros en Alaska, entre 1961 y 1987. Uno de los abogados de las víctimas

declaró: En algunos pueblos, es difícil encontrar un adulto que no fuera

sometido a abusos sexuales por hombres que usaron la religión y el poder para

violar, avergonzar y silenciar a los niños esquimales. Y uno de los miembros de

la organización Red de Sobrevivientes de Abusos por parte de Sacerdotes

completó el cuadro: Es difícil imaginar a menores más aislados y

desamparados que los que viven en estos pueblos remotos de Alaska.

“En el nombre del Padre”

El tema de los sacerdotes abusadores sexuales ha sido tratado

específicamente en otros libros. Además de la documentación recogida por

Yallop, recomendamos Pederastia en la iglesia católica, del periodista

español Pepe Rodríguez (Ediciones B, 2002) y En el nombre del Padre.

Depredadores sexuales en la iglesia, del periodista mexicano Carlos Fazio

(Editorial Océano, 2004).

En el prólogo de su libro dice Rodríguez: En este libro, los abusos

sexuales a menores, cometidos por el clero o por cualquier otro, son

tratados como "delitos", no como "pecados", ya que en todos los

ordenamientos jurídicos democráticos del mundo se tipifican como un delito

penal las conductas sexuales con menores.

En el libro de Fazio se documentan por extenso varios casos, especialmente

uno de los más repulsivos, el del venerado y poderoso fundador de los

Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, amigo personal del Papa Juan Pablo

II, quien conociendo de sus fechorías nunca hizo nada contra él.

El cine ha tocado también este tema. Destacan Los niños de San Vicente

(1994), del director John N. Smith, que narra un caso real ocurrido en un

orfanato de Canadá; y La Mala Educación (2004), del director español

Pedro Almodóvar, quien estructuró el guión valiéndose de sus memorias

personales.

Tan sólo un caso

Éste es el relato que hizo en 2007, en un diario de Managua, Nicaragua,

Patricio Welsh, un hombre irlandés. Es tan sólo un caso.

Mi hermano menor tenía 11 años cuando fue abusado sexualmente. Veintisiete

años después, en el año 2000, nos dimos cuenta de la agonía que él vivió en

su niñez y de la angustia que soportó en silencio durante la mayor parte de su

vida. Soy de una familia católica irlandesa y cuando el hijo menor anunció a los

10 años que quería ser sacerdote hubo alegría desbordante. Pronto se marchó

al seminario para menores de los Padres del Espíritu Santo, una congregación

religiosa-misionera, donde además de recibir su educación secundaria también

se prepararía para el sacerdocio.

Mi hermano fue reclutado por el Padre Frank Bligh, encargado de buscar

“vocaciones” para esta misma congregación. Me acuerdo muy bien de él: un

hombre tierno, dulce, servicial, que a lo largo de 30 años asistió a todas las

celebraciones importantes de nuestra familia: cumpleaños, bodas, bautizos,

entierros. Siempre estaba para acompañarnos e interceder ante Dios. Era

nuestro amigo y le teníamos mucho cariño. Nunca nadie sospechó que él era

abusador de menores hasta que fue arrestado en el norte de Inglaterra en el

año 2000. Los tiempos habían cambiado y un niño rompió el silencio,

desencadenando una historia trágica y macabra de décadas de abuso sexual.

En mi familia nos dimos cuenta cuando la Policía se comunicó con mi mamá.

Sus investigaciones habían develado que mi hermano menor, ya un adulto de

37 años, posiblemente había sido abusado. Al inicio no quiso hablar con la

Policía, pero luego dio su testimonio y poco después el Padre Bligh fue

arrestado, acusado de múltiples casos de abuso sexual. Al comienzo no

quisimos aceptar que nuestro querido amigo y guía espiritual había cometido

tan espeluznantes crímenes en contra de cientos de niños, y mucho menos en

contra de nuestro hermano. Pero escuchamos a mi hermano y le creímos. No

existía ninguna duda de que él nos decía la verdad.

Me acuerdo de algo que dijo: "Sólo esperaba que mamá y papá murieran antes

del Padre para luego acusarlo. No quería que se dieran cuenta porque no

quería hacerles daño". Mi hermano se encontraba en la imposible posición de

proteger la fe de su padre y su madre. Mi mamá, por su parte, en algún

momento sintió lástima por Bligh, racionalizando que él era un hombre

enfermo. Pero pronto se dio cuenta de que no era así. Bligh había usado su

estatus de sacerdote y su poder de hombre adulto para violentar los derechos

y los cuerpos de cientos de menores, y lo hizo con premeditación. Cuenta mi

hermano que cuando fue abusado, el Padre cerraba la puerta con llave y

colgaba su chaqueta para que nadie mirara por el ojo de la cerradura. Todo

estaba fríamente planificado... En junio del año 2001 Bligh (ya no le digo

Padre) fue condenado a dos años y medio de cárcel, uno de 28 sacerdotes

católicos en Gran Bretaña encarcelados entre 1997 y 2001 por abuso sexual...


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