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43- ¿Jesús y el SIDA?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Saludos, audiencia de Emisoras Latinas. Nos encontramos hoy

a las afueras de la antigua Jerusalén. Nuestro entrevistado,

Jesucristo, quiso acercarse a ver lo que queda de la famosa

piscina de Betesda...

JESÚS Eran muchos los enfermos que se reunían aquí... Tullidos, ciegas,

sordos... Decían que las aguas eran milagrosas...

RAQUEL Hoy quienes se reúnen en estas ruinas son pordioseros,

limosneras... Mire ese muchacho ahí en ese rincón, tan abatido...

JESÚS ¿Qué le pasará?

RAQUEL No sé, pero tiene muy mal aspecto... Tal vez hasta tenga SIDA...

JESÚS ¿SIDA?

RAQUEL Es una enfermedad que en su tiempo no existía... Hoy es la peor

de todas, una epidemia...

JESÚS Ven, vamos a acercarnos...

RAQUEL ¡Con cuidado, Jesucristo!

JESÚS ¿Por qué dices eso?

RAQUEL Es una enfermedad muy contagiosa, ¿no ve cómo los demás no

se le acercan?

JESÚS ¿Cómo estás, muchacho?

RAQUEL No lo toque, Jesucristo...

JESÚS Buenos días, muchacho... Cuéntame... ¿Qué te pasa?

JOVEN ¿No lo ve? Me detectaron el SIDA hace un año y mire cómo estoy

ya...

JESÚS ¿Y no encontraste remedios para este mal?

JOVEN Sólo se encuentran con dinero. Mi familia es muy pobre,

palestinos, del norte...

JESÚS Ah, entonces somos paisanos, yo también soy de Galilea...

JOVEN Mi familia no sabía qué hacer cuando lo supieron, los vecinos les

llenaron la cabeza con que esto era un castigo de Dios... Cuando

la gente me veía salía corriendo... Entonces vine a Jerusalén a

ver si aquí tenía más oportunidad... Pero en todos los hospitales

me han cerrado las puertas... Además de palestino, ¡sidoso!

JESÚS Has sufrido mucho...

JOVEN Tal vez es cierto que Dios me está castigando por algo que hice...

JESÚS No digas eso. ¿Cómo va un padre a enfermar a sus hijos si lo que

procura es sanarlos? Mira, ahora tenemos que irnos, pero voy a

regresar mañana... ¿Estarás aquí?

JOVEN ¿Dónde más? Éste es mi escondite, aquí me encontrará,

paisano...

JESÚS Hasta mañana, amigo... ¿Qué pasa, Raquel... Tuviste ese

aparato todo el tiempo ahí...

RAQUEL Sí, nuestra audiencia estuvo escuchando la conversación. Una

exclusiva: Jesucristo hablando con un enfermo terminal de

SIDA... ¿Le confieso algo?

JESÚS Dime...

RAQUEL Por un momento creí...Cuando usted le dio la mano, cuando lo

abrazó, creí que lo curaría... Ejem... tuve una fantasía

periodística: transmitir un milagro en directo. Pero no pasó nada...

JESÚS Ya no es tiempo, Raquel. Quienes tenían que haber hecho algo

por él no lo hicieron. No le dieron los remedios que lo hubieran

aliviado. Diciendo que era un castigo de Dios, lo enfermaron más.

Su familia lo rechazó. Y ahora lo dejan morir en la calle... Ésos

eran los milagros que él necesitaba... Lo lastimaron tanto como a

los leprosos en mi tiempo...

RAQUEL Es que la gente tiene miedo al SIDA.

JESÚS ¿La gente? Tú también tuviste miedo, Raquel. Cuando yo me

acerqué a ese muchacho me dijiste que no lo hiciera...

RAQUEL Sí, es cierto... Es que...

JESÚS Igual que con los leprosos. La ley religiosa les mandaba

esconderse, nos ordenaba rechazarlos.

RAQUEL Pero usted curó a algunos leprosos...

JESÚS Nadie sabía curar aquella enfermedad. Yo me acerqué a ellos...

RAQUEL ¿Y eso los curó?

JESÚS Eso hizo que no se sintieran tan mal. Las llagas le duelen a este

muchacho, Raquel, pero ¿no le dolerá más el rechazo de sus

paisanos?

RAQUEL SIDA: la epidemia del siglo 21. Las estadísticas son abrumadoras.

Pero nuestro vecino enfermo no es una estadística. ¿Nada

podemos hacer por él? Desde Jerusalén, Raquel Pérez, Emisoras

Latinas.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

En busca de milagros

El estanque llamado Betesda (Casa de Misericordia) o Bezata (El Foso) y en

griego Piscina Probática estaba fuera de las murallas de Jerusalén. En torno a

él se reunían enfermos y enfermas pidiéndole a Dios que hiciera el milagro de

curarlos por medio de aquellas aguas, consideradas milagrosas. Muchos de

aquellos enfermos tenían prohibida la entrada al Templo de Jerusalén a causa

de sus dolencias y esperaban encontrar allí la misericordia de Dios que las

leyes religiosas les negaban al excluirlos del lugar sagrado. En las ruinas de lo

que fue aquel famoso estanque apenas hay ya rastros de agua.

La primera epidemia de la globalización

Desde que en 1849, durante la epidemia de cólera que diezmaba la población

de Londres, el médico John Snow descubriera que la mayoría de las víctimas

bebían agua de la fuente de Broad Street y recomendara que la cerraran,

consiguiendo detener aquella grave crisis de salud pública, el estudio de las

epidemias ganó un lugar entre las ciencias médicas. Hoy, el SIDA aparece

como la primera epidemia globalizada. Enfrentar la crisis del SIDA es un

desafío para todas las sociedades del planeta. En América Latina, Brasil ofrece

un modelo ejemplar. Para conocer cómo se estructuró este modelo de atención

exitoso recomendamos el texto “Brasil: un modelo ante la crisis del SIDA” en:

www.envio.org.ni

Las cifras de la pandemia

La epidemia del SIDA amenaza no sólo la salud pública mundial, sino también

los derechos humanos y el desarrollo. Según el informe de ONUSIDA 2006,

más de 40 millones de personas en todo el mundo viven con VIH (virus de

inmunodeficiencia adquirida) o están ya en la fase SIDA. Cuatro de cada diez

personas viviendo con VIH son mujeres y cerca de 3 millones tienen menos de

15 años. En el año 2005 se produjeron 5 millones de nuevas infecciones y

murieron 3 millones de personas a causa del SIDA.

El Consejo de Seguridad de la ONU reconoció en enero 2000 que la pandemia

del SIDA amenazaba de manera directa la seguridad nacional e internacional

por la dinámica de mutuo refuerzo que se establece entre el SIDA, la pobreza y

la falta de información. La epidemia del VIH agudiza la pobreza y se alimenta

de ella. Si no se toma en cuenta el “efecto SIDA”, las alternativas que se

buscan para salir de la pobreza, tanto personales ―migración, trabajo sexual―

como nacionales ―maquilas, turismo―, pueden crear condiciones y

escenarios que propagarán la epidemia.

En América Latina y el Caribe se calculan cerca de 2 millones de personas

viviendo con la infección. En esta cifra se incluyen las 150 mil nuevas

infecciones registradas el año 2005. El Caribe es la segunda región más

afectada del mundo, después del África subsahariana, aunque con significativa

diferencia de las altísimas tasas que presentan varios países africanos. Brasil

cuenta con más de la tercera parte de quienes viven con VIH en América

Latina. Pero la prevalencia más alta en relación con su población la tienen dos

países pequeños, Honduras y Belice, con un 1.5% de su población adulta

viviendo con VIH.

La virtud en juego no es la castidad, sino la justicia

La defensa de la vida, la amenaza que para la sobrevivencia de individuos,

familias y comunidades representa hoy el SIDA obliga a una reflexión teológica

sobre esta epidemia. Liberación, opción por los pobres, justicia, misericordia,

son categorías bíblicas y teológicas para acercarse al SIDA y a sus impactos

en la sociedad global que hoy vivimos. Ante este reto, teólogos y teólogas de

todo el mundo perciben un déficit de reflexión teológica.

Según el sacerdote Leonard Martin, profesor de Ética en Ceará, Brasil, se trata

de un déficit y un desafío que no ha sido aceptado aún ni por la teología

europea ni por la teología de la liberación latinoamericana. Considera que un

enfoque de género resalta más aún el déficit y el desafío, porque está probada

la especial vulnerabilidad de las mujeres ante la epidemia a causa de la cultura

machista que predomina en el mundo. En el campo de la teología moral, el

sacerdote Enda McDonagh, profesor en Irlanda, afirma que la primera

respuesta teológica del discípulo de Jesús y del promotor del Reino de Dios es

hacer una sociedad justa y en el caso del SIDA la virtud en juego no es la

castidad, sino la justicia, entendida no sólo como la distribución justa, sino

también como la transformación de las estructuras para alcanzar una sociedad

justa.

Éstas y otras reflexiones afloraron en la primera consulta teológica católica y

latinoamericana sobre el SIDA, convocada por Cáritas Internacional, celebrada

en San Salvador en septiembre 2001. Una interesante crónica de esta reunión,

que documenta varias iniciativas y proyectos de religiosos y religiosas católicas

latinoamericanas para dar respuesta a la epidemia en www.envio.org.ni en el

texto titulado “Sida: un signo de nuestro tiempo” del especialista nicaragüense

en este tema Pascual Ortells.

Acercando posiciones con el Vaticano

La rígida, y hasta criminal, posición de jerarcas católicos contra el uso del

condón para prevenir el SIDA ―doctrina oficial del Vaticano― fue ampliamente

comentada en la reunión de San Salvador. Monseñor Jacques Suaudeau, al

frente entonces del Pontificio Consejo para la Familia, proponía que la

prevención del VIH no se quedara en la promoción de condones: Debe

elevarse a otro nivel y lanzarse a las verdaderas raíces sociales, económicas,

políticas y morales de la epidemia. Esta posición es compartida ya por el

ONUSIDA. Ante la gravedad de la epidemia, ha habido un acercamiento de

posiciones entre las instancias internacionales y el Vaticano. Cáritas

Internacional ha jugado un papel importante en este proceso.

Robert Vitillo, sacerdote estadounidense, uno de los presidentes del grupo de

trabajo de Cáritas Internacional sobre el SIDA, relata: En 1987 las Naciones

Unidas y la mayor parte de los gobiernos no hablaban de la abstinencia y de la

fidelidad en el matrimonio para prevenir el SIDA. Una vez, el director de la

OMS en ese entonces, el señor Makajima, pidió una reunión con nosotros y me

preguntó: ¿Por qué el Papa está en contra del preservativo? Y yo le respondí:

¿Por qué usted está en contra del matrimonio? El director de la OMS reaccionó

diciendo que no estaban en contra del matrimonio, a lo que Vitillo alegó que los

mensajes y la información de las Naciones Unidas no mencionan nunca el

matrimonio o la abstinencia y ésas también son medidas efectivas para

prevenir el SIDA. Vitillo considera que, a partir de aquel encuentro, en el

ONUSIDA se fue comprendiendo mejor la posición de la Iglesia católica y poco

a poco fueron cambiando los mensajes.

Pero, así como la Iglesia católica ha influido en los mensajes de salud pública

sobre el SIDA, la epidemia sigue desafiando hoy a la Iglesia católica a dialogar

con apertura sobre los derechos sexuales y sobre los aspectos antropológicos

y éticos de la sexualidad. Tras una larga historia de rechazo del placer sexual,

de continua denigración de la sexualidad y de misoginia, las resistencias son

aún mucho mayores que los avances. En algunos lugares, el prejuicio católico

contra el uso de preservativos o condones para prevenir el SIDA y otras

enfermedades de transmisión sexual, sigue existiendo y sigue siendo alentado

desde los púlpitos, ya que el condón también sirve como método

anticonceptivo.

La enfermedad más temida: la lepra

A lo largo de la historia siempre ha habido enfermedades-tabú que generan

miedos colectivos y se relacionan fatalistamente con algún destino oculto. Para

entender la lógica de estas construcciones sociales y culturales,

recomendamos el magnífico libro de Susan Sontag “La enfermedad y sus

metáforas” (Taurus, 2003).

En tiempos de Jesús la enfermedad-tabú era la lepra. La lepra era lo más

parecido en aquel tiempo a lo que es el SIDA en nuestro tiempo, tanto para los

enfermos y enfermas, que se sentían excluidos, como para la sociedad, que los

temía y rechazaba. Las leyes religiosas interpretaban la lepra como un castigo

de Dios y ordenaban a leprosos y leprosas separarse de su familia y de la

comunidad y vivir aislados en cuevas. Cuando iban por los caminos debían

gritar o tocar unas campanillas para prevenir a los sanos de su cercanía. El

leproso era un “impuro” no desde el punto de vista del contagio, sino desde el

punto de vista religioso ―un “maldito de Dios” ― y, por eso, eran los

sacerdotes quienes dictaminaban tanto la enfermedad como la curación, si ésta

se producía. En el Antiguo Testamento es muy extensa y pormenorizada la

legislación sobre la lepra. Por ser una enfermedad tan temida era creencia

popular que la lepra desaparecería cuando llegara el Mesías.

Que Jesús se acercara a los leprosos y que los tocara fue, más que una señal

de compasión y simpatía, un voluntario rechazo de una ley religiosa que él

consideraba inhumana e injusta. La ley religiosa hacía culpable al que tocara a

un impuro (Levítico 5, 2-4). Por eso, el gesto de Jesús fue revolucionario.


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