Jerusalén y nuevamente damos la bienvenida a nuestro invitado
especial, Jesucristo.
JESÚS La paz contigo, Raquel.
RAQUEL Usted ha hablado del infierno y los demonios. Y ha negado
rotundamente su existencia.
JESÚS Así es.
RAQUEL Sin embargo, infinidad de predicadores en infinidad de sermones
han hablado y siguen hablando de estos temas.
JESÚS Parece que creen más en el diablo que en Dios, porque hablan
más del diablo que de Dios.
RAQUEL En su última entrevista usted nos decía que hablar del diablo ha
sido un gran negocio. ¿Qué quiso decir usted exactamente?
JESÚS Que con el diablo siembran miedo. Y con el miedo cosechan
monedas.
RAQUEL Pero hay quienes opinan que ese miedo sirve para que las
personas se porten bien.
JESÚS No, el miedo sólo sirve para hacer esclavos.
RAQUEL ¿Y un poquito de miedo no vendrá bien? El infierno tal vez no,
pero... ¿el purgatorio?
JESÚS ¿Qué es eso del purgatorio, Raquel?
RAQUEL El purgatorio, ese lugar donde nos purifican con fuego para entrar
limpios al cielo... ¿Eso sí está en la Biblia, no?
JESÚS Los fariseos que conocí se inventaron una ristra de purificaciones
con agua... Pero la purificación con fuego no se les ocurrió... Que
yo sepa, las Escrituras no dicen una palabra sobre ese tal
purgatorio.
RAQUEL ¿Y usted tiene algo que decir?
JESÚS Sí. Que Dios no es cruel para meter en un horno a ninguno de sus
hijos. Detrás de esas llamas, ya te lo dije, tiene que haber un
negocio...
RAQUEL Pues se lo preguntaremos a Richard Dawkins, especialista en
dioses y diablos.... ¿Me escucha bien, doctor Dawkins?
DAWKINS Perfectamente, Raquel Pérez. Y le explicaré que el purgatorio fue
creado por la iglesia en el siglo 13. Como ya tenían el infierno
como un lugar de tormentos eternos, se inventaron el purgatorio
que era una antesala de tormentos pasajeros. Para entrar al cielo,
las almas de los difuntos tenían que pasar por allí.
RAQUEL ¿Y cómo salían de allí?
DAWKINS Pagando.
RAQUEL ¿Cómo que pagando?
DAWKINS Para que la espera no fuera tan larga ni dolorosa, los Papas
comenzaron a vender “amnistías”, indultos de 100 días, de 500
días, de mil días. Los comprabas y te rebajaban las penas del
purgatorio...
RAQUEL ¿Las famosas indulgencias?
DAWKINS Las famosísimas indulgencias. Un negocio redondo.
JESÚS ¿No te lo decía, Raquel?
DAWKINS Después, empezaron a venderlas por adelantado. Si tenías
grandes pecados, pagabas más y te podías librar hasta del
infierno. Si no eran tan grandes, pagabas menos y te descontaban
días o meses de purgatorio. Así adelantabas la entrada al cielo.
RAQUEL Como quien compra boletos para un partido de fútbol.
DAWKINS Exacto. Trescientos años después, el Papa León Décimo organizó
mejor el negocio y le puso precio a cada pecado. Cualquier delito
podía perdonarse pagándole al Vaticano. Cualquiera: violación de
niños y de niñas, incestos, asesinatos, hasta matar a la propia
madre... No había pecado que no se perdonara a cambio de
dinero.
RAQUEL Serían enormes los ingresos, ¿no?
DAWKINS Incalculables. Con esa fortuna se construyó la basílica de San
Pedro en Roma y los palacios vaticanos que hoy visitan,
deslumbrados, los turistas. La compraventa de indulgencias fue la
gota que colmó la copa de la corrupción. Por eso, alzó su voz
Martín Lutero, de ahí nacieron los protestantes. Por eso, se dividió
la iglesia.
RAQUEL Muchas gracias al doctor Richard Dawkins. ¿Qué le parece todo
esto, Jesucristo?
JESÚS Es abominable lo que cuenta. En verdad te digo, Raquel, que
aquellos mercaderes que saqué a latigazos del Templo, eran
aprendices al lado de estos idólatras del dios Dinero.
RAQUEL ¿Qué más podemos añadir? Desde Jerusalén, reportó Raquel
Pérez, Emisoras Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
El invento del purgatorio
El II Concilio de Lyon (1274) proclamó el dogma del purgatorio al afirmar que
quienes murieron en la caridad de Dios con verdadero arrepentimiento de sus
pecados, antes de haber satisfecho por ellos con verdaderos frutos de
penitencia, son purificados después de la muerte con penas purgatorias.
La palabra “purgatorio” significa “lugar de limpieza” y no aparece en ningún
libro de la Biblia. Aquel Concilio proclamó también la validez de las oraciones
ofrecidas como sufragios para “sacar” las almas del purgatorio. El Concilio de
Florencia (1439) recogió estos principios y el Concilio de Trento (1536)
confirmó la doctrina del purgatorio, oponiéndola a las ideas de Lutero, que en
aquellos años encabezaba la Reforma protestante y predicaba que esa
doctrina negaba la eficacia de la muerte de Cristo. Lutero se oponía no sólo
doctrinalmente a la idea teológica del purgatorio sino que denunciaba el
suculento negocio organizado por el Vaticano, que vendía “indulgencias”,
documentos firmados por el Papa, que servían para “rescatar” del purgatorio
las almas que se consumían en sus llamas.
El negocio de las indulgencias
En 1517 un fraile dominico alemán, Johann Tetzel, recorría Alemania
promoviendo la compra de indulgencias. El dinero que recogía por la venta de
estos documentos sellados por el Papa se destinaba a financiar la construcción
de la fastuosa Basílica de San Pedro en Roma, que para entonces era un
templo como otros muchos.
Las prédicas de Tetzel, que aterrorizaba a la gente en las aldeas con la idea de
las llamas del infierno y del purgatorio, indignó al fraile agustino y prestigioso
teólogo Martín Lutero (1483-1546), que previamente había visitado Roma y
había visto horrorizado cómo funcionaba el tráfico de las indulgencias, que
estaba arrinconando el verdadero arrepentimiento, convirtiendo el “perdón” de
Dios en un negocio. Cuando Tetzel iba a llegar a Wittenberg, Lutero clavó en la
puerta de la iglesia 95 tesis argumentando la falsedad de la doctrina del
purgatorio y rechazando el poder de las indulgencias. A partir de este hecho y
de la justa rebeldía de Lutero inició en Alemania la Reforma Protestante.
Textos de algunas de las 95 tesis:
Torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas
canónicas en el purgatorio. Esta cizaña, cual la de transformar la pena
canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada
mientras los obispos dormían.
Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la
moneda que se echa en la caja, el alma sale volando. Cierto es que, cuando al
tintinear la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento,
más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.
Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle
atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no
son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.
Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su
deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos, a los cuales los
pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero, aun cuando para ello tuviera
que vender la basílica de San Pedro si fuera menester.
¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más
opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio
dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?
Tres años después, el Papa León X emitió una bula en la que condenaba 41 de
las 95 tesis de Lutero por contener errores heréticos, escandalosos, falsos y
ofensivos a los oídos piadosos, tanto engañosos a las mentes sencillas como
opuestos a la verdad católica. Dijo que las tesis eran obra de “un borracho
alemán que cuando esté sobrio cambiará de parecer”. Pero Lutero no cambió
de parecer. El Papa mandó a quemar los escritos de Lutero en Roma. Y Lutero
quemó la bula papal en Wittenberg. Un año después, el Papa León X
excomulgó a Lutero. La historia y las luchas de Lutero están muy didáctica y
sugerentemente relatadas en la película “Lutero”, de Eric Till (2003).
¿Cuánto cuesta perdonar cada pecado?
La “Taxa Camarae” es un documento promulgado por el Papa León X en 1517,
en el tiempo en que Tetzel predicaba el purgatorio para vender indulgencias y
en el tiempo en que Lutero se indignaba cristianamente ante este anticristiano
negocio.
En la “Taxa Camarae” aparece un listado con lo que había que pagarle al Papa
para obtener el perdón de todo tipo de pecados. La lista plantea 35 casos de
pecados y la tasa en dinero que era necesario para borrarlos. En su libro
“Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica”, el investigador español Pepe
Rodríguez nos ofrece la traducción de este increíble y monstruoso documento.
He aquí algunos pecados tasados con sus costos:
El eclesiástico que incurriese en pecado carnal, ya sea con monjas, ya con
primas, sobrinas o ahijadas suyas o con otra mujer cualquiera será absuelto
mediante el pago de 67libras, 12 sueldos.
Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del
pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15 sueldos; mas
si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no
con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.
Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27
libras, 1 sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
El marido que diese malos tratos a su mujer, pagará en las cajas de la
cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la
hubiese muerto para casarse con otra, pagará, además 32 libras, 9 sueldos.
La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se fija
en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros. Si el asesino hubiese dado muerte a dos o
más hombres en un mismo día, pagará como si hubiese asesinado a uno solo.
Por el asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se
pagarán 17 libras, 5 sueldos.
El que ahogase a un hijo suyo pagará 17 libras, 15 sueldos, 2 libras más que
por matar a un desconocido, y si lo matasen el padre y la madre con mutuo
consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
El hereje que se convirtiese pagará por su absolución 269 libras. El hijo de
hereje quemado o ahorcado o ajusticiado en otra forma cualquiera, no podrá
rehabilitarse sino mediante el pago de 218 libras, 16 sueldos, 9 dineros.
El tráfico de indulgencias: origen de la Reforma protestante
Las 95 Tesis de Lutero, escritas en latín, fueron traducidas rápidamente al
alemán y ampliamente copiadas e impresas. En dos semanas se habían
difundido por toda Alemania y en dos meses por toda Europa. Fue uno de los
primeros casos de la Historia en que la imprenta, inventada apenas medio siglo
antes, jugó un papel determinante en propagar una idea y movilizar a la
sociedad. Después de intensos debates sobre el contenido de las tesis, Lutero,
terminó negando la autoridad del Papa en la iglesia.
Si hoy en día se habla tanto de “tráfico de influencias” como una de las muchas
expresiones de la corrupción en las instituciones de gobierno y servicio público,
el “tráfico de indulgencias”, causante de una enorme corrupción en la iglesia
durante siglos, fue la causa que movió a Martín Lutero a enfrentarse con la
iglesia de Roma y con el Papa, naciendo de esta justa y cristiana rebeldía la
Reforma protestante.
El purgatorio y las indulgencias siguen vigentes
Hasta hoy, la iglesia católica promueve el dogma del purgatorio y, por lo tanto,
sigue promoviendo las indulgencias, como herramienta eficaz para librarse de
sus penas. Actualmente, ya las indulgencias no se consiguen con dinero sino
practicando devociones. La iglesia establece dos tipos: las indulgencias
plenarias y las parciales. Las plenarias “limpian” de cualquier huella del pecado
cometido y dejan lista a quien tenga alguna para entrar directamente en el cielo
al morir, sin pasar por el purgatorio.
Las condiciones para hacerse con una plenaria son, por ejemplo, adorar una
hostia consagrada durante media hora, rezar cinco misterios del rosario
seguidos dentro de una iglesia o en familia, leer o escuchar cualquier texto
bíblico durante media hora, recibir por radio o por televisión una bendición del
Papa, asistir a una ceremonia de primera comunión...
Las indulgencias parciales perdonan parte de las penas del purgatorio en
proporción a la importancia de la devoción practicada. Se consiguen haciendo
la señal de la cruz, rezando por el Papa, llevando encima un crucifijo, una
medalla o un escapulario, privándose de algún gusto... En el actual Catecismo
católico se lee: Todo fiel puede lucrar para sí mismo, o aplicar por los difuntos,
a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias.
Richard Dawkins
Richard Dawkins es un destacado científico y un extraordinario divulgador de la
Ciencia. Le llaman también “el más notable ateo mundial”. Es titular de la
cátedra Charles Simonyi de la Facultad de Conocimiento Público de la Ciencia
de la Universidad de Oxford desde 1995. Autor de varios libros, el más
conocido y fundamental, “El gen egoísta”. En su libro “El espejismo de Dios”
(Espasa Calpe, 2007), Dawkins se refiere crítica y ácidamente a varios dogmas
católicos, entre ellos al del purgatorio. Por eso, participa en el programa.
Cita Dawkins en su libro que la “Enciclopedia Católica” aporta “pruebas” de la
existencia del purgatorio y que este texto católico plantea la evidencia
indiscutible de su existencia con este retorcido argumento : Si el muerto se
fuera directamente al cielo o al infierno según los pecados cometidos en la
Tierra, no tendría sentido rezar por él...Y rezamos por ellos, ¿no? Por lo tanto,
el purgatorio debe existir porque de otra forma... ¡nuestras oraciones no
tendrían sentido!