miles de peregrinos y de turistas llenan las calles y los mercados.
Compran estrellas, guirnaldas, luces y turrones, figuritas para el
pesebre, camellos de caramelo, regalos y más regalos...
JESÚS ¿Y a qué se debe tanta fiesta, Raquel?
RAQUEL Que ya se acerca la Navidad.
JESÚS ¿Cuál navidad?
RAQUEL ¿Cuál va a ser? La suya.
JESÚS ¿Cómo la mía, de qué estás hablando?
RAQUEL No se haga el tonto...Disculpe, Jesucristo, no quise decir eso,
sino que...
JESÚS De veras, no sé de qué me hablas.
RAQUEL Del 25 de diciembre. De la Navidad, el aniversario de su
nacimiento. Ya usted nos aclaró que no nació aquí en Belén. Está
bien. Pero no me diga ahora que tampoco nació el 25 de
diciembre...
JESÚS Pues te lo digo: yo no nací ningún 25 de diciembre.
RAQUEL ¿Cómo? ¿Jesucristo no nació el día de la Navidad?
JESÚS No.
RAQUEL Amigas, amigos, nuestro entrevistado nos sigue dando
sorpresas... Entonces, si no fue el 25 de diciembre, ¿cuándo fue?
Díganos la fecha de su cumpleaños.
JESÚS Pues... no sé, no tengo idea.
RAQUEL ¿Sus padres no se lo dijeron?
JESÚS No, porque en aquel tiempo nadie recordaba esas fechas ni las
celebraba.
RAQUEL ¿Y el año?
JESÚS El año, menos. Nadie sabía qué edad tenía.
RAQUEL Pero... ¿no dicen que usted salió a predicar cuando cumplió los
30 años?
JESÚS Eso dirán, pero yo mismo no sé cuántos años tendría cuando fui
al río a bautizarme con el profeta Juan.
RAQUEL ¡Increíble!... Entonces, con su permiso, Emisoras Latinas va a
investigar cuál puede ser el origen de la tradicional celebración
navideña. Me disculpa un momento... Por celular voy a contactar
a Nivio Alberto López, especialista en Mundo Antiguo... ¿Me
escucha bien, don Nivio?
NIVIO Perfectamente, Raquel, estoy siguiendo su entrevista. Por cierto,
salude de mi parte a Jesucristo.
RAQUEL Le daré sus saludos. Y ahora, explíquenos por qué el nacimiento
de Jesús se celebra el 25 de diciembre...
NIVIO Esa fecha era una fiesta pagana.
RAQUEL
¿Pagana?
NIVIO Sí. Verá, Raquel, en los países del norte, en diciembre, las noches son
muy largas. Durante el imperio romano, en lo más crudo del
invierno, se celebraban fiestas callejeras saludando al Sol, que
renacía victorioso en esos días.
RAQUEL
¿Y qué tiene que ver todo eso con Jesucristo?
NIVIO Los primeros cristianos veían en Jesucristo al nuevo Sol que alumbra al
mundo con un mensaje de amor y justicia. Entonces, unos 300
años después de Jesús, un Papa llamado Liberio aprovechó
aquellas fiestas paganas y dijo que en el día principal de esos
festejos, el 25 de diciembre, había nacido Jesucristo. Así empezó
la tradición, pero es una fecha arbitraria. La decidió el Papa en
Roma.
RAQUEL Le agradecemos, don Nivio. Y volvemos con Jesucristo... O sea,
que usted no sabe cuándo nació ni cuántos años tenía.
JESÚS No.
RAQUEL ¿Y no le parece un poco, cómo diré, un poco sin gracia eso de no
saber cuándo hemos venido al mundo?
JESÚS Al contrario. Me parece que tiene más gracia. Así celebras cada
día como si fuera el primero. Y siempre te sientes joven.
RAQUEL Concluyendo: ni fue en Belén ni fue el 25 de diciembre. ¿Qué
queda, entonces, de la Navidad?
JESÚS Queda el Sol, ese Sol que Dios hace nacer sobre nosotros, todos
los días del mundo.
RAQUEL Con las campanas de Belén repicando a mis espaldas, y para
Emisoras Latinas, reportó Raquel Pérez.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Sin fecha de cumpleaños
La fecha del nacimiento de Jesús no se conoce ni podemos conocerla con
exactitud. La referencia que hace el evangelio de Lucas a un censo ordenado
por Roma nos aproxima al año en que sucedió. El mes y el día quedarán para
siempre en la oscuridad. Todo parece indicar que Jesús vino al mundo en los
años inmediatamente anteriores a la anexión definitiva de Palestina al imperio
romano o muy poco después: ¿el año 4 “antes de Cristo”? Durante aquellos
años fue cuando Roma ordenó hacer un censo en Palestina, aunque no se
sabe con certeza el tiempo que duró ni las fechas exactas.
“Es mejor no saber la edad”
Puede resultar extraño que Jesús no conozca su edad. Sin embargo, este
desconocimiento es muy común en la cultura rural, aún en tiempos recientes.
En el singular texto “Los Papalagi”, que recoge los discursos de Tuiavii de
Tiavea (Samoa), a su pueblo polinesio, después del viaje que hizo por Europa
a inicios del siglo XX, este jefe samoano reflexiona así sobre las ventajas de no
saber la propia edad:
Entre los Papalagi (los hombres blancos) no sólo los hombres, también las
mujeres y hasta los niños pequeños, todos saben exactamente cuántas veces
el sol y la luna se han levantado desde el día en que vieron la gran luz por
primera vez. Esto es tan importante en sus vidas que lo celebran a intervalos
regulares con flores y fiestas. Muy a menudo he observado que la gente se
avergonzaba por mí, porque me preguntaban mi edad y yo empezaba a reírme
y no la sabía. “Pero tú tienes que saber tu propia edad”. Entonces yo guardaba
silencio y pensaba: es mejor para mí no saberla. “¿Cuántos años tienes?”
significa cuántas lunas has vivido. Examinar y contar de ese modo está lleno
de peligros, porque así se ha descubierto cuántas lunas suele vivir la gente.
Entonces, guardan eso en la mente y cuando han pasado una gran cantidad de
lunas, dicen: “Ahora tengo que morir pronto”. Se vuelven silenciosos y tristes y,
en efecto, mueren después de un corto período.
Nivio López
Nivio López Vigil es arqueólogo y destacado ilustrador de libros infantiles.
Amplio conocedor de las culturas del Mundo Antiguo y apasionado de las
celebraciones de la Navidad. Por eso, participa en el programa explicando
sintéticamente el origen histórico de esta fecha. Está inédito su libro
“Veinticinco 25 de Diciembre”, que repasa las tradiciones de la celebración
navideña en 25 países del mundo.
El culto al Sol
La selección del 25 de diciembre como fecha de la Navidad está vinculada a
las celebraciones que en el imperio romano se dedicaban al Sol Invicto. Este
culto fue originalmente sirio y posteriormente fue impuesto por los emperadores
romanos a sus súbditos un siglo antes que el emperador Constantino declarara
el cristianismo como religión oficial.
A pesar de contener elementos del culto a Baal y a Astarté, el culto al Sol era
esencialmente monoteísta: en el dios Sol se sintetizaban los atributos de todos
los dioses conocidos y adorados en el mundo antiguo. El culto al Sol Invicto no
contradecía el milenario culto mistérico a Mitra, el Señor de la Luz, una religión
de origen medo-persa, que ya tenía mucho arraigo en Roma. Y como el culto a
Mitra también incluía la adoración del Sol, la creencia en la inmortalidad del
alma, en la resurrección de los muertos y en un juicio futuro, y hasta
celebraciones donde los fieles comían pan y vino, todo encajó con las nuevas
creencias cristianas, que se extendieron por el imperio romano en tiempos en
que a lo largo y ancho de sus territorios dominaban los cultos solares.
Del sábado al domingo y de la Pascua a la Navidad
Tres siglos después de Jesús, el emperador Constantino, que tenía como
objetivo la unidad política, religiosa y territorial de su imperio, buscó armonizar
el culto a Mitra, el culto al Sol Invicto y el cristianismo. Constantino, ya
“convertido” al cristianismo, ordenó que “el día del Sol” (Sunday), el domingo,
fuera el día de descanso semanal. Hasta entonces, los cristianos, influidos por
su origen judío, descansaban el sábado. Hasta entonces también, lo que
celebraban anualmente era la Resurrección de Jesús, en la fiesta lunar de la
Pascua. El nacimiento de Jesús sólo se celebraba en algunos lugares el 6 de
enero, fecha del calendario juliano que coincide con el solsticio de invierno.
Fue a partir del siglo III que comenzó a celebrarse en el día que era el principal
del año para el culto solar, el 25 de diciembre, día del Natalis Invictus. Ese día
se festejaba el nacimiento —o renacimiento— del Sol, porque a partir de ese
frío día de invierno, el del solsticio de invierno, los días volvían a tener más
horas de luz. A mitad del siglo IV, el Papa Liberio (352-366) fijó definitivamente
la fecha del 25 de diciembre como día de celebración de la Natividad de Jesús.
El Dios Sol
El culto al Sol está presente en casi todas las culturas de la antigüedad, por la
su influencia evidente y poderosa en todas las actividades agrícolas. En Egipto
fue central el culto al Sol y los faraones eran considerados hijos del Dios Sol.
También fue central el culto al Sol en el Imperio Inca. La apoteosis de esta
religión era la Fiesta del Sol, el Inti Raymi (“inti” es “sol” en quechua), que se
sigue celebrando en la ciudad del Cusco los 24 de junio, en los días del
solsticio de verano.
El poder del Sol
Hoy, ante la crisis energética provocada por el irracional y acelerado uso de los
combustibles fósiles (petróleo) —acumulados por la Naturaleza durante
millones de años y dilapidados en los últimos 200 años— volvemos nuestros
ojos al Sol, fuente inagotable de energía y de vida para la Humanidad, con la
certeza de que la energía solar podría contribuir a evitar la catástrofe derivada
de la combinación entre superpoblación y consumo de energías no renovables.