ubicados a las afueras de la ciudad donde nació Jesucristo...
Nada de esto existía en su tiempo, ¿verdad?
JESÚS No, todo esto era monte...
RAQUEL Ahora es un populoso barrio árabe, con bastante movimiento...
Está prohibido el licor, pero se vende... Están prohibidas las
drogas, pero circulan... Esto es lo que llamaríamos una zona
rosa, señor Jesucristo...
JESÚS ¿Por qué la llaman así?
RAQUEL Digamos, una zona de tolerancia... Fíjese en aquellas
jovencitas... Si usted estuviera caminando solo, sin mi compañía,
ya se hubieran acercado...
JESÚS ¿Prostitutas?
RAQUEL Sí, la prostitución, una lacra social que no acaba nunca.
JESÚS En mi tiempo también había.
RAQUEL Bueno, dicen que es la profesión más antigua del mundo...
JESÚS Di mejor el atropello más antiguo del mundo.
MUCHACHA ¡Ey, barbudo!... ¡Deja a esa flaquita y ven conmigo!
RAQUEL ¿Ve lo que le digo?... Actualmente, algunos las consideran
trabajadoras sexuales... Una opción laboral como cualquier otra
que la mujer elige libremente...
JESÚS Las que yo conocí, no eran libres... Eran mujeres pobres,
abandonadas, que necesitaban dar de comer a sus hijos... A
otras las tenían como esclavas sin poder escapar... La
prostitución es una de las peores ignominias que se cometen
contra las hijas de Dios.
RAQUEL En un programa anterior, usted nos aclaró que la prostituta más
conocida de la historia no había sido prostituta...
JESÚS ¿Te refieres a María?
RAQUEL Sí, María Magdalena. En los cuadros, en las imágenes, siempre
aparece llorando a sus pies, una gran pecadora...
JESÚS Hablan así de ella porque no la conocieron...
RAQUEL Imagínese que hasta en una radionovela progresista titulada Un
tal Jesús, los autores, que hablaron muy bien de usted, la
presentaron a ella trabajando en un burdel en la Calle de los
Jazmines...
JESÚS Pues se equivocaron quienes escribieron eso.
RAQUEL Ahora andan arrepentidos... Dicen que no sabían... En fin,
volviendo al tema... En su grupo... ¿entraron algunas prostitutas?
JESÚS Por supuesto. Ellas eran las últimas de las últimas, así que les fue
fácil entender el mensaje. Se sumaron a nuestro movimiento.
RAQUEL ¿Usted las defendió?
JESÚS Yo dije que ellas entrarían primero que los sacerdotes en el Reino
de Dios.
RAQUEL Palabras fuertes, imagino las reacciones...
JESÚS Es que los sacerdotes las humillaban demasiado. Escupían a su
paso, ni su sombra querían pisar. Pero los que las llamaban
impuras durante el día, iban de noche a buscarlas. ¡Hipócritas!
RAQUEL Tenemos una llamada... ¿Sí, aló?
MONA Habla Mona Sahlin, estoy llamando desde el Ministerio de
Igualdad de Suecia.
RAQUEL Una llamada desde Suecia, Jesucristo... Sí, dígame usted, señora
ministra...
MONA Más bien, dígale usted a Jesucristo que mi gobierno ha dictado
leyes sobre la prostitución. En mi país a quien agarran y castigan
no es a la prostituta, sino al cliente.
RAQUEL Bien hecho. ¿Y lo meten preso?
MONA Sí. Porque eso es un delito. Una violencia contra las mujeres.
RAQUEL ¿Y a ella?
MONA A la prostituta, le brindamos oportunidades de trabajo y de
rehabilitación, si ella quiere. No ha sido fácil emprender este
camino, pero por ahí vamos...
RAQUEL Muchas gracias a la Ministra de Igualdad de Suecia. Ya escuchó,
Jesucristo. Algunas cosas van mejorando en este mundo, ¿no le
parece?
JESÚS Me parece y me alegra, Raquel. Será largo ese camino, será
angosto, pero es el que lleva a la vida...
RAQUEL Y ustedes, amigas y amigos de Emisoras Latinas, ¿qué piensan?
¿Mujeres de vida alegre, trabajadoras sexuales o víctimas de
género? Desde Nazaret, reportó Raquel Pérez.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Las primeras en el Reino
Se entiende por prostituta a la mujer que en un intercambio comercial, a
cambio de dinero o de cosas, mantiene relaciones sexuales. En tiempos de
Jesús había prostitutas. Y seguramente “proxenetas” que organizaban el
negocio. Por la “impureza” religiosa de su “oficio” y por su condición social, las
prostitutas eran mujeres marginadas y despreciadas por todos. No por Jesús,
que habló de ellas poniéndolas por modelo de apertura al mensaje liberador y
que afirmó que eran las primeras destinatarias del Reino de Dios y que serían
las primeras en entrar en el Reino, antes que los sacerdotes (Mateo 21,31). Las
palabras de Jesús y su actitud positiva hacia las prostitutas causaron gran
escándalo a las personas religiosas de su tiempo.
María Magdalena
María Magdalena no fue prostituta. Sin embargo, así ha pasado
tradicionalmente a la historia del cristianismo. Hoy sabemos que, con toda
probabilidad, quienes escribieron los evangelios, todos hombres, la “hicieron”
prostituta para reducir y desvalorizar el papel fundamental que le dio Jesús en
su movimiento y el protagonismo que tuvo en la primera comunidad cristiana.
Cuando escribíamos “Un tal Jesús” no conocíamos las investigaciones que nos
acercan a esta importante hipótesis. Y nosotros también “hicimos” a María
Magdalena prostituta. Y hoy, como Raquel le dice a Jesús, estamos
arrepentidos.
¿No es una esclavitud?
La periodista cubana Rosa Miriam Elizalde ha investigado la realidad de la
prostitución en Cuba. En su brillante texto “¿Crimen o castigo?” de julio 2007
aporta importantes reflexiones sobre la realidad de la prostitución femenina en
cualquier parte del mundo. Compartimos varias de sus ideas y reflexiones
sobre el drama de la prostitución.
Dice Elizalde: “Mi cuerpo no soy yo”, escribía una prostituta de 24 años,
deslindando su “ser” de su “alma” para defenderse, en primer lugar, de su
conciencia crítica. Después de haber entrevistado a numerosas prostitutas y
proxenetas, hasta ese momento nadie me había hablado de manera tan gráfica
del drama del ser humano que se vende y que somete su existencia a una
dualidad, a una esquizofrenia que, en la práctica, divide el cuerpo en dos.
Nadie como la esclava sexual vive con mayor violencia el drama del despojo
de su yo más íntimo. “Es posible ―me decía un amigo― vender el alma y
mantener intocado el cuerpo. Pero es imposible vender el cuerpo, sin lastimar
el alma”. Es una posición más desventajosa que la de quien está sometido a la
forma más usual de esclavitud: la que aliena la fuerza de trabajo, pero no la
intimidad.
Comprender la prostitución como una forma de esclavitud conduce
necesariamente a reconocer que esta práctica no es una tragedia aislada.
Todos los actos de violencia sexual ―cualesquiera que éstos sean― están
cuidadosamente entrelazados con estructuras económicas de dominación, que
pretenden hacer invisible o enmascarar la práctica sexual y que difunden y
entrecruzan los prejuicios según la moral. Marginadas, humilladas, indefensas
y olvidadas, las prostitutas conforman uno de los grupos más trágicos de la
vida moderna. Sea cual sea la legislación y la actitud de las autoridades, en el
común de las sociedades la prostitución es una actividad socialmente
devaluada y considerada como un mundo aparte del normal discurrir de la
nación.
¿La profesión más antigua?
Dice Elizalde: Casi todos los mitos parten de un error, difundido en épocas
recientes. Uno de ellos es que la profesión femenina más antigua del mundo es
el comercio sexual. La frase sugiere que la prostitución es un atributo innato en
la mujer y, por lo tanto, definitivamente inevitable. Sin embargo, en muchas
sociedades llamadas “primitivas” no se ha conocido y aún no se conoce esta
práctica, algo que confirman la arqueología y la mitología populares, donde las
mujeres suelen aparecer practicando nobles profesiones: alfareras, artesanas,
aurigas, maestras, recolectoras, porteadoras. Pero esto lo ignoraron los
historiadores durante siglos de reinado patriarcal y hoy sigue siendo una
presunción que se reproduce con ligereza, incluso en tratados de educación
sexual.
¿Una profesión, una opción?
Dice Elizalde: Una cosa es ejercer la prostitución, responsablemente o no, y
otra elegirla libremente. Cuando decimos que una mujer opta por la prostitución
sobreentendemos que lo hace con entera libertad, pero éste es otro gran mito
asociado al enmascaramiento del fenómeno. La prostitución no es una causa,
sino un efecto, de modo que la opción de elegir la vía del comercio sexual para
satisfacer ambiciones personales está precedida de condicionantes sociales,
educacionales, económicos, familiares, que la predeterminan, y este análisis es
muy importante a la hora de concebir las estrategias de reinserción social de la
prostituta, para evitar actuar contra la víctima en vez de hacerlo contra el mal.
Llamar a las prostitutas “mujeres de vida fácil” o, peor, de “vida alegre”, es una
de las mentiras más escandalosas que puedan decirse en este planeta. Esas
definiciones fueron, sin duda, acuñadas por los clientes: pertenecen al ámbito
del comprador, que se libera de culpas cuando paga. La vida de una prostituta
no es ni fácil ni alegre, pero están tan asentados los prejuicios sexistas, que a
veces, hasta ellas mismas se apoderan de esa imagen frívola que resta
culpabilidad al cliente y al proxeneta, dos elementos de la cadena que tienen
igual o parecida peligrosidad social por su papel determinante en la
institucionalización de la explotación sexual. Se tiende a identificar la
prostitución con la figura de la prostituta, su cara más visible y frágil. Los
personajes más siniestros de esta historia no suelen salir de las sombras. Pero
la persona que pone en venta el cuerpo, la que especula con su dignidad,
aunque no quiera admitirlo, está marcada por una experiencia devastadora y
por la tortura permanente de la culpa.
Suecia: una ley que indica el camino
Con estas mismas ideas, que miran la prostitución con ojos nuevos y no
tradicionales, con ojos femeninos y no masculinos, Suecia ha mostrado al
mundo el camino, plasmándolo en una ley. Mona Sahlin, al frente del Partido
Socialdemócrata sueco y Ministra de Igualdad de Suecia, participa en el
programa para dar a conocer algunos contenidos de esta novedosa ley.
En 1999, luego de años de investigación y estudios, Suecia aprobó una Ley de
Prostitución, integrándola a su avanzado cuerpo legal para erradicar la
violencia contra las mujeres. La ley sueca penaliza al cliente y despenaliza a la
prostituta, penaliza la compra de servicios sexuales y despenaliza la venta de
esos servicios, da oportunidades a la prostituta para que abandone esa
situación y al cliente lo detiene, lo multa y lo lleva a la cárcel durante seis
meses. La ley considera que, al igual que el proxeneta, el cliente es un
delincuente.
En la justificación de la ley se lee: En Suecia, la prostitución es considerada
como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños... La
igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres
compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndolos.
Dice la ley: La idea de que es posible comprar un ser humano como se compra
un objeto que uno puede emplear a su antojo es completamente aberrada.
Esta clase de sexo no tiene que ver con el placer, sino con el poder. La ley
considera y trata a las prostitutas como “víctimas de género” y el Estado les
posibilita trabajo, educación, vivienda y atención psicológica a todas las que
quieran salir de esa situación. También destina fondos públicos para que la
opinión pública sea educada en un cambio de visión.
Suecia: un experimento exitoso
Excelentes resultados validan la ley sueca. En los primeros cinco años de
vigencia, la cantidad de prostitutas en las calles de Estocolmo se redujo en dos
tercios y la de clientes en un 80%. En otras ciudades suecas el comercio
sexual en las calles casi desapareció. También fueron desapareciendo los
burdeles y las salas de masajes que los encubrían. Disminuyó también el
tráfico de mujeres extranjeras enviadas a Suecia para prostituirlas. El gobierno
sueco afirma que en los últimos años sólo 200-400 mujeres y niñas llegaron a
Suecia con ese fin, muy pocas en comparación con las 15 mil-17mil que
llegaron a la vecina Finlandia. Según los sondeos de opinión, el 80% de la
población sueca respalda la ley.
El experimento de Suecia es solitario, pero exitoso. Es ejemplar. Finlandia y
Noruega quieren seguir ese camino. Está comprobado que la penalización de
la prostitución no da resultados. Tampoco los da la regulación o la legalización.
Un estudio de la Universidad de Londres de 2003 demostró que la legalización
o la regulación conducen siempre a un drástico aumento de todas las facetas
de la industria del sexo y del crimen organizado, a un dramático aumento en la
prostitución infantil y el tráfico de niñas y mujeres con fines sexuales, y a un
incremento de la violencia contra las mujeres.