niegan los sacramentos y les prohíben llegar al sacerdocio. Otras,
los consagran como obispos. A lo largo de la historia, han sido
perseguidos, ridiculizadas, torturados... Homosexuales. Otro tema
crítico y otra entrevista exclusiva con Jesucristo desde Nazaret.
¿Podemos comenzar?
JESÚS Sí, Raquel. Comencemos.
RAQUEL ¿Por qué usted condenó a los homosexuales?
JESÚS ¿Yo? Yo nunca los condené.
RAQUEL Bueno, no los condenó, pero dijo que no entrarían en el Reino de
Dios, que no es lo mismo... pero es igual.
JESÚS Creo que te equivocas, Raquel. Yo nunca dije eso.
RAQUEL Leo aquí en el Nuevo Testamento: “No os engañéis. Ni los
impuros, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,
ni los ladrones, ni los borrachos... heredarán el Reino de Dios”.
JESÚS ¿Quién escribió eso?
RAQUEL San Pablo. Primera carta a los Corintios, 6, 10.
JESÚS Ah, ya, pero no te olvides que Pablo, según me han contado,
había sido fariseo. Se ve que le quedaban muchas durezas de las
que tenían los fariseos. Yo no hice esa lista de pecadores que él
hace, yo nunca hablé contra los homosexuales.
RAQUEL Pero Dios sí habló. Con fuego y azufre castigó a los habitantes de
Sodoma, que eran homosexuales.
JESÚS Pues... creo que vuelves a equivocarte.
RAQUEL ¿No eran sodomitas los sodomitas?
JESÚS El pecado de Sodoma, eso me lo explicó una vez un rabino, fue la
falta de hospitalidad con los mensajeros de Dios. No fue un
pecado sexual, sino social.
RAQUEL Pero, señor Jesucristo, la homosexualidad, ¿no es un pecado
contra natura?
JÉSUS La guerra, el hambre, dejar sin pan a las viudas y a los
huérfanos... Ése es el pecado contra la naturaleza humana.
RAQUEL Entonces, según usted, ¿Dios no condena a los gays ni a las
lesbianas?
JESÚS Dime una cosa, Raquel. ¿Qué hace una madre cuando se entera
que su hijo es distinto a los demás? ¿Le cierra la puerta cuando
llama? ¿Le tira una piedra cuando pide la bendición? Dios es una
madre, no lo olvides.
RAQUEL Entonces, ¿usted los defiende?
JESÚS Muchos los atacan. Para muchos son los últimos. Pero en el
Reino de Dios serán primeros.
RAQUEL No sé, oyéndolo hablar... En su grupo de apóstoles, ¿habría
también algunos homosexuales?
JESÚS Seguramente.
RAQUEL ¿Tal vez Juan, el más joven de los apóstoles, el que escribió uno
de los evangelios?
JESÚS A Juan y a su hermano Santiago yo les puse de apodo “hijos del
trueno”, porque los dos eran muy violentos...
RAQUEL Sin embargo, siempre pintan a Juan afeminado...
JESÚS ¡Porque no lo conocieron!... Y porque no entienden la amistad
entre dos hombres.
RAQUEL ¿Qué le diría usted a las iglesias homofóbicas que siguen
rechazando y condenando a gays y a lesbianas?
JESÚS Que si están libres de pecado, arrojen la primera piedra. Y que
con la vara con que hoy miden, un día serán medidos.
RAQUEL Concluyendo, Jesucristo, ¿admitiría usted en su grupo o
dirigiendo la comunidad a una persona homosexual?
JESÚS ¿Por qué no? Yo nunca pregunté eso a quienes se sumaban a
nuestro movimiento. Yo no colaba mosquitos. Les preguntaba si
querían poner la mano en el arado para luchar por la justicia. Sólo
eso.
RAQUEL Y algo todavía más delicado... ¿aprobaría usted el matrimonio
entre dos hombres, entre dos mujeres?
JESÚS Si en esa unión hay amor, ¿por qué no? Donde hay amor, ahí
está Dios.
RAQUEL Hoy sí, hoy déjeme llamarle Maestro. Gracias, Maestro, por sus
palabras. Creo que muchos gays y lesbianas que estén oyendo
este programa habrán recibido una buena noticia. Desde Nazaret,
reportó Raquel Pérez, Emisoras Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Sodoma y Gomorra
Sodomita es un sinónimo habitual de homosexual. Y en muchas legislaciones
se sigue hablando del delito de “sodomía” al referirse a las conductas
homosexuales. Desde el lenguaje mismo, y con increíble frecuencia, se alude a
los “hechos” ocurridos en las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra (Génesis
19) para justificar la homofobia y hasta la violencia contra homosexuales y
lesbianas.
¿Existieron realmente Sodoma y Gomorra? “Sodoma” deriva de la palabra
hebrea que significa “quemado” y “Gomorra” de la palabra hebrea que significa
“aplastado”. En el afán de encontrar alguna base histórica a este conocido y
manipulado relato bíblico, el National Geographic ha difundido las
investigaciones arqueológicas que descubrieron los restos de dos ciudades de
la Edad del Hierro en las cercanías del Mar Muerto, que aparecen arrasadas.
Según los arqueólogos, estos asentamientos humanos pudieron desaparecer a
causa de invasiones de pueblos enemigos o por terremotos o por incendios, o
por una combinación de estos tres desastres. Lo más significativo, a juicio de
los investigadores, es que en esa zona existen lechos subterráneos de gases
combustibles (el “azufre” bíblico), lo que permite suponer que el fuego
producido por un desastre natural o de otro tipo debió haber provocado
incendios incontrolables y llamativos, que la memoria de los pueblos nómadas
conservó como hecatombes jamás vistas y cuyos relatos se transmitieron
oralmente durante mucho tiempo.
Independientemente de lo que sucediera en estas ciudades o de que hayan
sido ciudades reales o mitológicas, el relato bíblico cuestiona a los vecinos de
Lot por su falta de hospitalidad contra los “ángeles” de Dios, más que por sus
intenciones homosexuales. Los cuestiona por su “pecado social”, no por su
“pecado sexual”.
Pablo: un fariseo
Al rechazar el texto tan excluyente de Pablo contra los homosexuales (1
Corintios 6, 9-10), Jesús le recuerda a Raquel que Pablo había sido fariseo.
Saulo de Tarso ―ése era su nombre y la ciudad donde nació― no conoció a
Jesús y nunca leyó ninguno de los textos que sobre Jesús escribieron los
evangelistas, porque se escribieron después que él recorriera las principales
ciudades del imperio ―Atenas, Corinto, Tesalónica, Alejandría― divulgando su
propia interpretación de la vida y del mensaje de Jesús. Con toda probabilidad,
una interpretación sesgada por sus orígenes culturales y teológicos.
La capacidad viajera y organizativa de Pablo fueron fundamentales para
extender el cristianismo por el imperio romano. Pero, ¿el “cristianismo” de
Pablo fue en todo fiel a la originalidad del mensaje de Jesús y de su
movimiento, caracterizado por la exigencia de relaciones humanas incluyentes
y equitativas? Hoy abunda la reflexión que contrasta la tradición de Jesús con
la de Pablo y que señala las contradicciones que existen entre ellas.
A diferencia de Jesús, Pablo nació en una familia acomodada y recibió una
esmerada educación griega y una educación rabínica con los doctores de la
Ley de Jerusalén. En su etapa pre-cristiana, Pablo persiguió violentamente a
los primeros seguidores de Jesús por ser muy cercano a la mentalidad farisea,
que era severa, intolerante, fanática y excluyente y que fue permanentemente
cuestionada y rechazada por Jesús. Desde esta concepción religiosa, y en
base a posteriores experiencias personales y emocionales, Pablo interpretó a
Jesús y su mensaje. Y siempre quedó en él algo ―o mucho― de sus orígenes
fariseos.
“La boda de las semejanzas”
El historiador estadounidense John Boswell, quien dirigió el departamento de
Historia de la Universidad de Yale, escribió en 1994 el libro “Las bodas de las
semejanzas” (Muchnick Editores). En él, y tras una investigación de doce años,
presenta una evidencia desconcertante: documentos de la iglesia cristiana de
los siglos VI al XIII, que contienen la liturgia con la que se celebraban las
uniones eróticas entre dos hombres.
Boswell recorrió las grandes bibliotecas de Europa, incluida la del Vaticano, y
encontró decenas de manuscritos originales con las oraciones, gestos, salmos
y ceremonial que se practicaban en las bendiciones del amor homosexual
celebradas en iglesias y oficiadas por sacerdotes. El libro de Boswell
demuestra que el matrimonio no fue declarado “sacramento” hasta el siglo XIII
(Concilio de Letrán, 1215) y que sólo a partir de entonces se estableció la
relación heterosexual como la única legítima. Es a partir del siglo XIV que en
Europa occidental empieza a desarrollarse la obsesión homofóbica,
considerando la homosexualidad como el más denigrante de los pecados. En
los rituales que halló, Boswell observó páginas arrancadas o mutiladas
posteriormente, con el fin de esconder lo que hasta entonces se veía con
naturalidad y se celebraba con gozo religioso.
No “contra natura”, sino muy presente en la Naturaleza
El Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega, abrió en el año 2006 una
sorprendente exposición sobre la homosexualidad entre los animales. Con
fotos y filmaciones presentan a los visitantes jirafas masculinas apareándose,
ballenas femeninas copulando, monos machos estimulándose genitalmente,
insectos, gatos, perros, pulpos del mismo sexo relacionándose, flamencos
gays, loras lesbianas...
El zoólogo Meter Bockman, uno de los organizadores de la exposición, explicó
que los científicos han observado comportamientos homosexuales en mil
quinientas especies de animales, lo que permite concluir que la
homosexualidad es una realidad natural y frecuente. Refuta Bockman la idea
de que estos comportamientos se den únicamente en los zoológicos, donde los
animales permanecen encerrados, y afirma que la homosexualidad se observa
entre los animales en libertad y en su medio ambiente, señalando que hay
parejas gays de aves y mamíferos que duran juntas toda la vida. En la
exposición se destaca la frecuencia de la homosexualidad entre los pingüinos.
En algunas de sus colonias, una de cada diez parejas es homosexual, un
porcentaje similar al que se observa entre los seres humanos. También se
expone la bisexualidad: en el caso del chimpancé bonobo ―los animales más
próximos al homo sapiens― toda la especie es bisexual. También hay
especies de peces transexuales y de peces travestis.
A partir de estas observaciones, Bockman concluye que la idea de que el sexo
sirve solamente para la reproducción no es cierta ni siquiera entre los animales,
para los que la relación sexual, al igual que para los seres humanos, es más un
asunto de placer y de interacción que de reproducción. Con esta exposición,
sus organizadores pretendieron rebatir científicamente todos los argumentos y
los prejuicios homofóbicos que califican el comportamiento homosexual como
una perversión “contra natura”, contra la Naturaleza.
La homofobia en América Latina
Del doctor en Antropología, Luiz Mott, profesor de la Universidad Federal de
Bahia, Brasil, fundador y presidente del Grupo Gay da Bahia, autor de 15 libros
y más de 200 artículos sobre historia de la homosexualidad, es esta síntesis
histórica:
Cuando se descubrió América, España y Portugal vivían su período de mayor
intolerancia contra quienes practicaban el “abominable y nefasto pecado de
sodomía”. En esa época se instalaron en la Península Ibérica los Tribunales de
la Inquisición, que convirtieron la sodomía en un crimen tan grave como el
regicidio y la traición a la patria. En América, los Tribunales de la Inquisición
persiguieron también a los “sodomitas”. Este delito era uno de los pocos que
las primeras autoridades de Brasil tenían autoridad para castigar con la pena
de muerte sin necesidad de consultar previamente al rey de Portugal.
En los tratados de teología moral de la época de la Conquista se leía: De todos
los pecados, la sodomía es el más torpe, sucio y deshonesto, y no se
encuentra otro más aborrecido por Dios y por el mundo. Por este pecado lanzó
Dios el diluvio sobre la tierra y por este pecado destruyó las ciudades de
Sodoma y Gomorra; por causa de la sodomía fue destruida la Orden de los
Templarios por toda la Cristiandad en su día. Por lo tanto, mandamos que todo
hombre que cometa ese pecado, sea quemado y convertido en polvo por el
fuego, para que ya nunca de su cuerpo y sepultura se tenga memoria.
Al desembarcar en el Nuevo Mundo, los europeos encontraron una gran
diversidad de pueblos y civilizaciones, cuyas prácticas sexuales diferían en
gran medida de la matriz cultural judeo-cristiana, siendo algunas
diametralmente opuestas en cuanto a la desnudez, la virginidad, la poligamia,
el divorcio y sobre todo, la homosexualidad, el travestismo y la transexualidad.
Ya en 1514 se divulga en la “Historia General y Natural de las Indias” que el
gusto por el vicio nefasto se encontraba presente en todo el Caribe y en
algunos territorios de Tierra Firme. Hay constancia de que los conquistadores
se escandalizaron profundamente por esto y lo atribuyeron a la falta de
conocimiento del “verdadero Dios”.
El año 1513 puede ser considerado fecha inaugural de la intolerancia
homofóbica en el Nuevo Mundo: el conquistador Vasco de Balboa, al encontrar
a un grupo de indios homosexuales en el istmo de Panamá apresó a 40 de
ellos y los entregó a perros feroces para que los devoraran, conforme narra
Pietro Martire y lo retrata un dramático grabado de la época. En 1548 se
registra la primera persecución institucional contra europeos homosexuales: en
Guatemala se apresa a siete, cuatro de ellos clérigos. Se salvaron de morir en
la hoguera por un disturbio que tuvo lugar coincidentemente. En Brasil, entre
1591 y 1620, 44 hombres y mujeres fueron acusados y procesados por
sodomía.
A fines del siglo XVIII habían sido denunciados 283 hombres y mujeres por
este delito, 29 eran lesbianas. De ellas, 5 recibieron penas pecuniarias y
espirituales, 3 fueron desterradas y 2 condenadas a azotes en público. La más
famosa, Felipa de Souza, dio su nombre al premio internacional más
importante de derechos humanos homosexuales, iniciativa de la Comisión
Internacional de los Derechos Humanos para Gays y Lesbianas. México lideró
la persecución a los homosexuales durante el período colonial: en 1658 fueron
denunciados 123 sodomitas en la ciudad de México y sus alrededores, 19 de
ellos fueron presos y 14 quemados en la hoguera.
Los Tribunales de la Inquisición desaparecieron en 1820 en Perú y México y en
1821 en Cartagena y Brasil. Pero las mentalidades no cambian por decreto y el
machismo homofóbico sigue siendo un sello característico de la cultura
latinoamericana. En el siglo XX, el suicidio, la total clandestinidad, la baja
autoestima, la marginalidad, los asesinatos, pasaron a ser el pan de cada día
de millones de gays, lesbianas y transgéneros en América Latina, rechazados
por sus familias, humillados en las calles, impedidos de acceder al trabajo.
Investigaciones realizadas en Brasil, país que debe albergar a más de 17
millones de homosexuales, revelan que de todas las minorías sociales, gays y
lesbianas constituyen la más odiada, observándose un continuo que va del
insulto verbal al trato humillante en los medios de comunicación, la violencia
física en las calles, las detenciones arbitrarias y los asesinatos. En México,
hasta hoy a los gays se los llama “cuarenta y uno”, en recuerdo de los 41
homosexuales presos en una sola noche en 1901, que fueron sometidos a
castigos humillantes, obligados a barrer las calles de la capital y a lavar las
letrinas públicas.
Cuba se destacó en la década de los años 60 por la violencia con que
persiguió, apresó y obligó a exiliarse a centenares de homosexuales,
identificando la homosexualidad con la decadencia capitalista. La película
“Fresa y Chocolate”, de Tomás Gutiérrez Alea, y el libro testimonial de Reinaldo
Arenas “Antes que anochezca”, revelan la intolerancia homofóbica de un
período que felizmente ya está siendo superado.
Hasta mediados de los años 90 la homosexualidad seguía siendo considerada
un delito en Chile, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Puerto Rico. A comienzos del
siglo XXI todavía persistían leyes contra la “sodomía” en Puerto Rico. Los
obispos y clérigos de la iglesia católica y, últimamente y con mayor rencor, las
autoridades de las iglesias evangélicas fundamentalistas, no han dejado nunca
de atacar a los homosexuales en los medios de comunicación y en los púlpitos.
La homofóbica doctrina oficial católica
A pesar de los avances de la ciencia y del desarrollo de los derechos
humanos en sociedades cada vez más plurales y complejas, las más recientes
posiciones vaticanas frente a la homosexualidad siguen siendo las mismas: la
orientación homosexual se considera un desorden grave, los actos
homosexuales un pecado grave y, en consecuencia, la moral oficial exige a
los homosexuales (los documentos oficiales no usan nunca la palabra
“lesbianas”) una permanente castidad.
En la “Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual” de diciembre de
1975, el Cardenal Joseph Ratzinger, después Papa Benedicto XVI, al frente de
la Congregación para la Doctrina de la Fe, tratando el tema de “la condición
homosexual”, distinguía entre “tendencia homosexual” y “actos homosexuales”,
calificando éstos como “intrínsecamente desordenados”.
Con los avances sociales respecto a la homosexualidad, el Cardenal Ratzinger
volvió a escribir sobre el tema en octubre de 1986 en una “Carta a los
obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral de las personas
homosexuales”. Precisaba en ella que la particular inclinación de la persona
homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una
tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente
malo
desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser
considerada como objetivamente desordenada.
La severidad doctrinal católica se deriva de una idea, persistente en la
moral católica: la actividad sexual es aceptable sólo si está abierta a la
reproducción. Y de esta otra idea: el placer sexual (“autocomplacencia”) es
en sí mismo negativo.
Ratzinger: bases doctrinales para la discriminación
Cuando en varios países del mundo avanzaban legislaciones anti-homofóbicas
y se extendía la reflexión sobre la injustísima discriminación sufrida por los
homosexuales, en el documento vaticano “Consideraciones para la respuesta
católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales”
(julio 1992), la Congregación presidida por el Cardenal Ratzinger iba en
otra dirección al afirmar taxativamente: La “orientación sexual” no
constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo étnico, etc. con
respecto a la no discriminación. A diferencia de éstas, la orientación
homosexual es un desorden objetivo.
Recién electo Papa, en junio 2005, el Cardenal Ratzinger, alarmado por la
legalización en España de los matrimonios homosexuales, afirmó: Las diversas
formas de hoy en día de disolución del matrimonio, uniones libres,
matrimonios civiles, así como pseudo-matrimonios entre personas del mismo
sexo, son expresiones de libertad anárquica que intentan pasar falsamente
como la verdadera liberación del hombre.
El primer documento hecho público por Ratzinger, ya Papa, en noviembre de
2005, fue una Instrucción en la que orientaba a no aceptar como sacerdotes
católicos a “personas de tendencias homosexuales”.
Nada ajeno deja de ser humano
En el rechazo al “otro” o a la “otra”, actitud que justifica la discriminación contra
las mujeres, los de otra raza, los extranjeros, los enfermos y enfermas de
determinadas enfermedades, contra todos los distintos, las extrañas, los
forasteros, destaca la homofobia, el rechazo a homosexuales y lesbianas por
ser como son y por sentir como sienten. El filósofo español Fernando Savater,
hablando de la “heterofobia” ―palabra con la que pretende englobar todos los
prejuicios―, propone este ideal humanista: Nuestro lema no ha de ser
simplemente “Nada de lo humano me resulta ajeno”, sino también “Nada de lo
ajeno puedo dejar de reconocerlo como humano”. Y la homosexualidad, nos
sea más o menos ajena, es una realidad humana.