Jesucristo, nuestro invitado especial, que ha vuelto a la tierra
después de tantos años, y a quien damos nuevamente la
bienvenida.
JESÚS Gracias, Raquel. ¡Shalom, paz contigo!
RAQUEL Y díganos, Jesucristo, ¿ha tenido tiempo de conocer un poco la
ciudad, de conversar con algunos vecinos?
JESÚS Sí, cómo no. Me hice amigo de una familia que vive por allá, por el
mercado... Me contaron sus problemas...
RAQUEL ¿Y lo reconocieron?
JESÚS No. Me miran como uno más, como uno de ellos. Así hay más
confianza.
RAQUEL Usted nos dijo en la anterior entrevista que no había nacido aquí,
en Belén, ni tampoco un 25 de diciembre. ¿Es así?
JESÚS Así es. Yo nací en Nazaret. Como toda mi familia, como mis
hermanos y hermanas.
RAQUEL De sus hermanos hablaremos en otro momento. Ahora quiero
referirme a los ángeles.
JESÚS ¿Ángeles?
RAQUEL Los ángeles que cantaban “gloria a Dios en las alturas” aquí en
Belén, en Nazaret, o en alguna parte del cielo...
JESÚS Esos ángeles habrán sido las manos de las comadronas que
ayudaron a parir a mi madre...
RAQUEL Pero, ¿los ángeles cantaron o no cantaron el día de su
nacimiento?
JESÚS Lo que pasa es que ustedes toman todo al pie de la letra, hasta la
última tilde. Para mi pueblo, un ángel es... una buena noticia. El
mensajero que trae una buena noticia.
RAQUEL ¿No tienen alitas ni...?
JESÚS Ni alitas ni plumas. Como te digo, los verdaderos ángeles de las
mujeres cuando dan a luz son las comadronas, las parteras. Ellas
les dan la buena noticia de que el niño ha nacido sano.
RAQUEL ¿Y los tres reyes magos? ¿Tampoco...?
JESÚS ¿Cuáles reyes?
RAQUEL Bueno, Mateo, el otro evangelista, cuenta que cuando usted
nació, llegaron hasta su cuna tres magos de oriente guiados por
una estrella...
JESÚS Raquel, a Mateo también le gustaría adornar las cosas, como a
ese Lucas. Me parece que esos reyes magos los tomó prestados
de... déjame recordar... del profeta Isaías, sí.
RAQUEL ¿Cómo que los tomó prestados?
JESÚS Claro, Mateo tiene que haber recordado un texto de nuestro gran
profeta que escribió sobre unos reyes que llegan en camellos con
regalos de oro y de incienso... A mí también de niño me contaron
esa historia... me gustaba.
RAQUEL ¿Y no llegaron los reyes, no le trajeron a usted ningún regalo?
JESÚS Por Nazaret, donde yo nací, nunca se le vio la corona a ningún
rey.
RAQUEL ¿Y la estrella, no dicen que apareció un gran cometa aquel año?
JESÚS ¿Cometa? Si mis vecinos hubieran visto un cometa... ¡se
echaban a correr!... Decían que los cometas traen mala suerte.
RAQUEL Nuestra audiencia debe estar asombrada, señor Jesucristo... nos
quiere quitar hasta la estrella de Belén...
JESÚS Seguramente, Mateo puso esa estrella para decir que la luz de
Dios brilla sobre todas las gentes, de oriente y de occidente. Y
que en el Reino de Dios nadie es extranjero.
RAQUEL Entonces, ¿nada maravilloso? ¿Ni estrella ni ángeles ni reyes? Al
menos, ¿será verdad lo de la mula y el buey?
JESÚS ¡La mula y el buey!... Ya nos vamos acercando a la tierra, al
campo, donde yo nací... ¿Quieres que te cuente cómo dio a luz
mi madre María, cómo parían las campesinas en mi tiempo?
RAQUEL Sí, por supuesto. Me interesa muchísimo. ¿Y a ustedes, amigas y
amigos oyentes? ¿Dónde dio a luz María, en un pesebre? ¿Quién
la asistió, quién estaba a su lado en ese momento tan decisivo?
Ahora nos lo va a contar el mismo Jesucristo. No pierda nuestra
sintonía. Desde Belén de Judá, reportó Raquel Pérez, Emisoras
Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...
Un retablo lleno de símbolos
Al igual que en el texto de la anunciación a María, el evangelista Lucas incluyó
también en el relato del nacimiento de Jesús a los ángeles. Los colocó
cantando alegres en los cielos y anunciando paz a los hombres de buena
voluntad. A otro evangelista, Mateo, le interesaba resaltar que el mensaje de
Jesús no era sólo para el pueblo judío, sino para todos los pueblos de la tierra.
Por eso, en su relato hizo llegar hasta Belén a unos orientales que eran
“magos”, indicando así que tenían otra religión. Para incluir esta metáfora se
inspiró en varias profecías del Antiguo Testamento (Isaías 49,22-23; 60,3-6). Y
para completar su hermoso retablo de la Navidad, colocó en su relato la estrella
premonitoria con que Balaam, un extranjero, anunció la llegada de un gran rey
(Números 24,15-19).
Los ángeles, los magos y la estrella son símbolos, hermosas metáforas para
resaltar el mensaje central que querían transmitir a las primeras comunidades:
Jesús viene a realizar una tarea maravillosa, la de transformar la limitada idea
Dios que hasta entonces tenía su pueblo y toda la Humanidad.
Una idea de Francisco de Asís
En diciembre, en todos los países cristianos, se ponen “nacimientos”,
“pesebres” o “belenes” en las casas, en las iglesias, en las oficinas, en los
edificios públicos, con figuritas que representan a María, José y Jesús y a
pastores, reyes y ángeles. Nunca falta la estrella. Es una tradición muy antigua,
inventada por San Francisco de Asís en el siglo XIII en la ciudad italiana de
Greccio. Francisco construyó en medio del bosque una casita de paja y llevó
allí a una mula y un buey, entre los que colocó una imagen de Jesús. En la
medianoche del 24 de diciembre invitó a los frailes franciscanos y a los
campesinos de los alrededores, que llegaron con antorchas y cantando.
Celebró allí la misa. Inició así la hermosa tradición de los nacimientos y de la
“misa del gallo”.
Un empeño estéril
Siempre ha habido autores que han querido demostrar histórica, científica y
racionalmente todos los acontecimientos narrados en la Biblia. Para probar, por
ejemplo, que realmente se vio una estrella especial en Belén cuando nació
Jesús, mencionan una conjunción de planetas que ocurrió en aquellos años y
que habría producido la impresión de un nuevo lucero brillando en los cielos.
La Biblia contiene datos históricos, pero también está plagada de literatura:
metáforas, mitos, épica verdadera y falsa, cuentos populares, leyendas,
tradiciones orales sobredimensionadas con el tiempo, epigramas, fantasías
colectivas, poesía... En el intento de probar científicamente la literatura bíblica
pierde la ciencia y pierde la Biblia. Uno de los autores recientes y más
conocidos al servicio de estas causas perdidas fue el historiador alemán de
origen judío Werner Keller, que se hizo famoso en los años 80 con su libro “Y la
Biblia tenía razón”.
No hay religiones puras
Más interesante y aleccionador resulta conocer las influencias que en los
escritos de la Biblia y en las tradiciones cristianas tienen tradiciones religiosas
de otros pueblos de aquellos tiempos. Estas influencias nos demuestran que
así como genéticamente no existen “razas puras”, tampoco hay “religiones
puras”. Y que el racismo excluyente tiene su correlato en el dogmatismo
religioso intolerante.
La tradición de los reyes magos, por ejemplo, está tan influenciada por el culto
a Mitra, base de la religión de los persas (hoy iraníes), que hasta las palabras
lo delatan: los sacerdotes de Mitra se llaman “mogs”, lo que en Occidente
originó la palabra “magos”. Y aún más: según la tradición, los tres “magos” que
llevaron a Jesús oro, incienso y mirra se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar,
nombres derivados de Manucher, Garshasp y Bastavarai, tres monarcas
mitológicos de Persia (antiguo Irán).