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60- ¿Inmaculada concepción?
60- ¿Inmaculada concepción?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Nazaret, en el corazón de Galilea. Y Emisoras Latinas, en el

corazón de ustedes, amable radioaudiencia que sigue paso a

paso, entrevista a entrevista, polémica tras polémica, la segunda

venida de Jesucristo a la tierra. Señor Jesucristo...

JESÚS Dime, Raquel. ¿Llego a tiempo?

RAQUEL Usted siempre llega a tiempo para nuestras entrevistas. ¿Cómo

se las arregla sin reloj?

JESÚS Los campesinos nos guiamos por el Sol. ¿De qué quieres

preguntarme hoy, dime?

RAQUEL Bueno, ya hemos hablado bastante de su madre María, de cómo

lo dio a luz a usted, de los otros hijos que ella tuvo... Pero tal vez

se nos está olvidando el rasgo más singular de su personalidad:

su inmaculada concepción.

JESÚS ¿A qué te refieres?... Nunca le oí a ella hablar de eso.

RAQUEL En realidad, tampoco ella pudo hablarle porque ese prodigio

ocurrió sin que su madre se diera cuenta.

JESÚS Pero, ¿en qué consiste el prodigio?

RAQUEL Me he documentado. 8 de diciembre de 1854. El Papa Pío Nono

declara como dogma de fe que su madre María, dada la sublime

misión que tenía reservada en la historia de salvación, nació sin

aquello que todos los seres humanos traemos al nacer, la mancha

original.

JESÚS ¿Vuelves con el pecado de Adán y Eva? Ya te expliqué, Raquel,

que eso es una parábola, como las que yo contaba. Una vez

hablé de un rey poderoso que quería ajustar cuentas con sus

siervos. Otra vez hablé de un pastor con cien ovejas y una que se

le perdió. Eso no ocurrió en ninguna parte. Son comparaciones...

RAQUEL Tenemos una llamada... ¿Sí, díganos?

SACERDOTE Con el perdón de Jesucristo o de quien sea ese embustero, le

pido, le exijo, que no siga hablando del pecado original.

JESÚS

Yo lo que decía es que...

SACERDOTE Yo no sé lo que usted decía ni tampoco me importa. Repito. No

toque el pecado original. ¡No lo toque, no lo toque!

RAQUEL

No entiendo por qué este amigo oyente está tan irritado...

¿Señor?

SACERDOTE No me diga señor. Dígame padre. Soy el padre Jaime Lorin.

RAQUEL

Disculpe, padre, pero... ¿por qué usted no quiere que toquemos

en nuestra entrevista el pecado original?

SACERDOTE ¿No se da cuenta? Si no hay pecado original, ¿qué vino a hacer

al mundo Jesucristo? Se cae la virgen y la estrella de Belén. Si no

hay pecado original, ¿de qué vino a redimirnos Jesucristo? Se cae

la cruz del Calvario. Y si se cae la cruz, no hay tumba vacía. Si no

hay pecado original, ¿para qué bautizarse? Se cae el bautismo y

las misas. Y si no hay misas, se cae la iglesia. Y si se cae la

iglesia, coño, me caigo yo. Así que...

RAQUEL

¿Así que qué?

SACERDOTE Así que... ¡no me toque el pecado original!

RAQUEL Puff... Jesucristo, ¿qué opinión le merece esta descarga, quiero

decir, la opinión exaltada del padre Lorin?

JESÚS Ya que estábamos hablando de parábolas, ahora me acuerdo de

una que yo conté, la de las dos casas, una construida sobre roca

y otra sobre arena. Cayó la lluvia, soplaron los vientos, y la casa

sobre arena se vino abajo. Así les pasará a éstos, a los que han

edificado todo sobre una fábula, sobre ese pecado original.

RAQUEL ¿Se cae también nuestra casa? ¿Sobre qué hemos edificado:

arena o roca? No pierda mañana una nueva entrevista con

Jesucristo en la cobertura especial de Emisoras Latinas. Raquel

Pérez, desde Nazaret.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

El mito original del Génesis

El relato del Génesis (Adán y Eva tentados por una serpiente para que

desobedezcan a Dios comiendo del fruto prohibido y expulsados por este

pecado del Paraíso) abre la Biblia del pueblo hebreo y la Biblia de los cristianos

y aparece también en el Corán del pueblo islámico. Las tres grandes religiones

monoteístas han incorporado este mito original a su imaginario religioso, pero

interpretan de distintas maneras la naturaleza de aquel “pecado original”.

Jesús nunca se refirió a este mito, aunque naturalmente lo conocía bien. La

tradición talmúdica (tradición oral del Judaísmo, que recoge los debates

teológicos de los rabinos) enseña que las consecuencias de aquella “falta

primordial” son el trabajar con esfuerzo, la enfermedad y la muerte. La idea de

que, por aquella falta todos los descendientes de Adán y Eva nacen pecadores

es ajena a la doctrina judía.

Las corrientes progresistas dentro del judaísmo actual interpretan incluso ese

“pecado” positivamente: ven en él el primer acto de libre albedrío del hombre,

considerando esa libertad adquirida parte del plan divino, ya que si hay falta,

hay admisión de responsabilidad. En esta perspectiva, el mito del Génesis

sería una elaborada alegoría del pasaje de la Humanidad de su infancia a la

adultez y, con la edad adulta, a la autonomía.

Si se toca el pecado original...

La doctrina cristiana con respecto al pecado original está ausente de los textos

de los evangelios y prácticamente no se sustenta en los textos del Nuevo

Testamento, a excepción de algunas alusiones de Pablo en sus cartas

(Romanos 5,12). El dogma del pecado original se fijó en el Concilio de Cartago

(siglo IV) y se precisó en el Concilio de Trento, celebrado en el siglo XVI,

después de la Reforma protestante. Trento fue uno de los Concilios más

cargados en doctrina de la historia de la iglesia.

Trento estableció que aquel pecado se transmite a todos los humanos por

generación, no por imitación. Es decir, se hereda. Las ideas maniqueas de

Agustín de Hipona, que vio la naturaleza humana marcada por el mal y el

pecado y que profesaba un profundo rechazo a la mujer ―para él, Eva, era

responsable de todos los males, por ser la culpable de que el pecado entrara

en el mundo― consolidó, como ninguna otra, la doctrina del pecado original.

Resulta increíble, pero toda la teología de la salvación (la soteriología), que

coloca en el centro la muerte de Jesucristo como “necesaria”, toda la teología

sacrificial, toda la teología sacramental, toda la visión negativa del mundo, todo

el rechazo al cuerpo, a la sexualidad y a las mujeres, está basada en el relato

de Adán y Eva, en la creencia dogmática del pecado original, creencia derivada

de un antiguo mito hebreo. Por eso, si se “toca” el pecado original, si se

suprime esta idea, si se cuestiona este dogma, si se rechaza esta creencia,

todo se mueve y todo en la teología tradicional comienza a venirse abajo.

Según explica Jesús a Raquel, nada importante se caería y por eso le recuerda

la parábola de las dos casas, una edificada sobre arena y otra edificada sobre

roca (Mateo 7,24-27).

Lo que dice el Catecismo

Las alusiones al pecado original son continuas en el Catecismo católico. La

trascendencia que se le da al mito del Génesis es enorme. Por ejemplo, en el

número 289 del Catecismo se aprecia (ver subrayados) cómo de este mito se

deduce todo lo demás: Entre todas las palabras de la Sagrada Escritura sobre

la creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único...

Los autores inspirados los han colocado al comienzo de la Escritura de suerte

que expresan, en su lenguaje solemne, las verdades de la creación, de su

origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del

hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación.

Leídas a la luz de Cristo, en la unidad de la Sagrada Escritura y en la Tradición

viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la

catequesis de los Misterios del "comienzo": creación, caída, promesa de la

salvación.

El Catecismo resuelve la ilógica y dañina creencia de que ese pecado “se

transmite”, recurriendo al “misterio”. Así se lee en el número 404 del

Catecismo: ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos

sus descendientes? Todo el género humano es en Adán "sicut unum corpus

unius hominis" ("como el cuerpo único de un único hombre", Santo Tomás de

Aquino, mal. 4, 1). Por esta unidad del género humano, todos los hombres

están implicados en el pecado de Adán, como todos están implicados en la

justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un

misterio que no podemos comprender plenamente.

Han sido miles de años estigmatizando a las mujeres a partir del mito

fundacional y perverso de Adán y Eva. En ese mito, para vergüenza del mundo

católico, se basó nuevamente el Cardenal José Ratzinger, hoy Papa Benedicto

XVI, para escribir la que pomposamente tituló “Carta a los obispos de la Iglesia

Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y en el

mundo”, un texto que expresa la más obsoleta visión del hombre, de la mujer,

de la iglesia y del mundo.

Entre protestantes, evangélicos y musulmanes

Mientras la doctrina católica permanece secularmente aferrada al mito de Adán

y Eva como interpretación del origen de la historia humana y ha hecho de ese

mito hebreo el sustento de la teología de los sacramentos y de la teología

sacrificial, numerosas iglesias protestantes históricas se han ido apartando de

esta visión, no así las modernas iglesias pentecostales y neo-pentecostales,

que tienen en la lectura literal de la Biblia y en la certeza de que nacemos

“malos” y en pecado el centro de toda su teología.

Aunque el Corán narra la historia de Adán y Eva, en el Islam no existe la noción

de “pecado original”. De acuerdo con el Corán, la transgresión original fue una

responsabilidad compartida por Adán y por Eva y quedó suficientemente

castigada con la expulsión del Paraíso. El Islam rechaza explícitamente que

alguien pague por los errores o pecados de otro. Nadie cargará con la culpa

ajena (Sura 17, versículo 15). La idea de la responsabilidad individual es

central en el Islam y esa libertad es la base sobre la cual Dios puede decidir

castigar o premiar.

El dogma de la Inmaculada Concepción

El dogma de la inmaculada concepción de María ―María estuvo libre del

pecado original― fue proclamado por Pío IX el 8 de diciembre de 1854 en la

bula dogmática “Ineffabilis Deus”, donde dice: Declaramos, promulgamos y

definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue

preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante

de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en

atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está

revelada.

A juicio del teólogo e historiador de la iglesia, Hans Küng, el Papa Pío IX era

“un hombre emocionalmente inestable desprovisto de dudas intelectuales, que

mostraba los síntomas propios de un psicópata”, que se obsesionó con el

objetivo de fortalecer el papismo y el marianismo para dar “seguridad

emocional” a la grey católica, en un tiempo de grandes cambios en la

Humanidad, entre ellos, la teoría de la evolución, enseñada por Charles Darwin

en la misma década en la que el Papa proclamaba este dogma, el primero en

el que pretendía mostrarse “infalible”. Un dogma ―dice Küng― del que no

encontramos ni una sola palabra ni en la Biblia ni en la tradición católica del

primer milenio y que no tiene sentido a la luz de la teoría de la evolución.

El mal en el mundo

El mal que vemos y sentimos en el mundo que conocemos ―enfermedades y

muerte, catástrofes naturales, tendencias negativas en los seres humanos― es

siempre una expresión de los límites que tienen todos los procesos vitales:

nuestras vidas, la vida de nuestros cerebros, la vida del planeta Tierra.

Relacionar esos males con un ser supremo ofendido y con humanos que lo

ofendieron y que heredaron esa “mancha” es una idea religiosa arcaica,

primitiva.

Hay también en el mundo que conocemos muchos otros males ―explotación

en el trabajo, violencia contra las mujeres, abusos de poder, ambiciones

desmedidas, avaricia, guerras y torturas― que tampoco provienen de ningún

pecado original heredado, sino que tienen su origen en responsabilidades

individuales de personas individuales y de sistemas políticos y sociales

construidos por personas individuales y por colectivos humanos. Son males

evitables, causan sufrimientos innecesarios y depende de la Humanidad el

suprimirlos.

Entre otras muchas consecuencias negativas, la doctrina del pecado original

como causa de los males del mundo fomenta la insensibilidad de los poderosos

y la fatalidad de quienes no tienen poder. Por eso, lo mejor es “tocar” esta

doctrina ―empujarla, derrumbarla, eliminarla― para que caigan tantas falsas

creencias vinculadas a ella.


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