Radioteca ya no recibe más audios. Los audios existentes permanecerán en línea.

[Leer aviso]

Por falta de fondos, desde junio de 2020, este portal de intercambios se encuentra congelado. Ha sido imposible mantener activo el sitio que ha crecido constantemente desde que se abrió en 2006. Queremos agradecer a quienes, de una u otra forma, apoyaron esta iniciativa de Radialistas Apasionadas y Apasionados: la oficina de UNESCO en Quito por aportar el empujón inicial; a CAFOD por confiar siempre en nuestras iniciativas; a HIVOS y la DW-Akademie por sus apoyos para ir mejorando la web y mantener el servidor; a Código Sur por sostener técnicamente Radioteca la mayoría del tiempo que estuvo activa; a Roberto Soto por su solidaridad técnica en estos últimos años; y la Red de Radios Comunitarias y Software Libre que, junto a Guifi.net, permiten que esta versión final de Radioteca siga en línea y no se pierdan nunca los audios que muchas radios nos confiaron a lo largo de 14 años.

Recomendamos Archive.org para guardar tus audios online.

77- ¿Evangelización de América?
77- ¿Evangelización de América?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Emisoras Latinas vuelve al aire transmitiendo las exclusivas y

controversiales entrevistas con Jesucristo en ésta su segunda

venida a la tierra. Bienvenido una vez más a nuestros micrófonos.

JESÚS Gracias, Raquel. Pero hoy tengo una queja contra ti.

RAQUEL ¿Contra mí?

JESÚS Cuando conversamos, siempre eres tú la que preguntas. ¿Por

qué?

RAQUEL Bueno... porque... porque yo soy la entrevistadora y usted el

entrevistado.

JESÚS Sí, pero llevamos tantos días hablando y no sé nada de ti. Ni

siquiera sé dónde naciste. ¿De dónde eres?

RAQUEL Yo soy nacida en el Perú, aunque mi madre era colombiana y mi

padre de Bolivia.

JESÚS ¿Dónde quedan esas tierras? ¿Más allá de Egipto?

RAQUEL Mucho más allá... ¿Cómo le explico?... Del otro lado del mundo,

cruzando el océano... Esas tierras se conocen como América

Latina. Por eso, esta emisora se llama Emisoras Latinas, ¿Ve

cómo es la cosa?

JESÚS Voy viendo...

RAQUEL Por cierto, es el continente donde hay más seguidores suyos.

JESÚS ¿De veras? ¿Y cómo escucharon mi mensaje viviendo tan lejos?

RAQUEL Es una historia larga... ¿Quiere conocerla?

JESÚS Claro, me interesa...

RAQUEL Pero mejor que yo... Deje ver si tengo por acá su teléfono... Tal

vez lo encuentro en su casa de Montevideo...

GALEANO ¿Aló, sí?

RAQUEL ¿Eduardo Galeano?

GALEANO El mismo.

RAQUEL Verá, Galeano, llamo de Emisoras Latinas y desde Jerusalén.

Está a mi lado Jesucristo.

GALEANO ¿Jesucristo?

RAQUEL Sí, Jesucristo en persona. Él quiere saber cómo su mensaje llegó

a las tierras de América...

GALEANO Es una historia larga...

RAQUEL Lo mismo le dije yo, pero tal vez usted pueda resumirla un poco.

GALEANO Pues verá, Jesucristo, los reyes de España enviaron a estas

tierras a un tal Cristóbal Colón con un puñado de aventureros...

RAQUEL El descubrimiento de América...

GALEANO Diga mejor el descubrimiento del oro de América, porque estas

tierras no tenían que ser descubiertas por nadie. Ya estaban

habitadas y civilizadas.

JESÚS ¿Y qué ocurrió con los recién llegados?

GALEANO Venían con la fiebre del oro. Nada ni nadie los detenía buscando

oro y plata. Como traían la pólvora, armas desconocidas y

enfermedades desconocidas, arrasaron con todo... Poblaciones

enteras fueron exterminadas. Destruyeron templos, ciudades, la

cultura de nuestros pueblos... Un verdadero genocidio.

JESÚS Como los romanos en mi tiempo... Pero, ¿qué tiene que ver todo

eso con mi mensaje?

GALEANO Lo que pasa, Jesucristo, es que junto a los invasores vinieron los

misioneros.

JESÚS ¿Misioneros con qué misión?

GALEANO Misioneros suyos. Con la misión de hacer cristianas a todas estas

gentes. Los soldados llevaban la espada y los frailes la cruz.

Vinieron a “evangelizar” estas tierras... A bautizar a los indios,

que así fue como nos llamaron...

JESÚS ¿Y los indios querían bautizarse?

GALEANO Más les valía. Porque si no, los pasaban a cuchillo.

JESÚS ¿Y si se bautizaban?

GALEANO Era todavía peor. Porque entonces se convertían en esclavos del

rey de España. Les quitaban sus tierras, violaban a las mujeres,

los forzaban a trabajar en las minas y morían a montones... Un

gran profeta, fray Bartolomé de las Casas, denunció las

atrocidades que hicieron en su nombre, Jesucristo.

JESÚS ¿En mi nombre...?

GALEANO En su nombre, sí, como lo oye.

RAQUEL ¿Tiene usted el dato, señor Galeano, de cuánta gente vivía en

América cuando llegó Colón?

GALEANO Se calculan unos 70 millones de indígenas. Después de siglo y

medio apenas habían sobrevivido 3 millones.

RAQUEL ¿Escuchamos bien o...?

GALEANO Y ahí no acaba la historia. Como los indios de América

escaseaban, trajeron negros de África... Hombres y mujeres

arrancados de sus tierras, transportados en barcos,

encadenados... Los patrones los vendían como animales, los

hacían trabajar a latigazos...

JESÚS Pero, ¿cómo pudieron hacer una cosa así? ¿No eran tan hijos de

Dios como ellos?

GALEANO Ah, ellos se justificaban diciendo que los indios no tenían alma y

los negros tampoco.

JESÚS ¿Y también los misioneros aprobaban esos atropellos?

GALEANO La mayoría, sí. Porque la compra-venta de seres humanos fue un

negocio muy rentable... ¿Cuántos trajeron de África? ¿20

millones, 40 millones? Nadie sabe. La mitad murió en la travesía,

arrojaban sus cuerpos al mar....

JESÚS Es algo espantoso lo que me cuenta usted, amigo...

GALEANO América y África son el gran pecado de Europa, Jesucristo. Estas

tierras fueron desangradas, sus venas quedaron abiertas... Como

las de usted cuando estuvo clavado en la cruz.

RAQUEL Gracias, Eduardo Galeano... ¿Quiere decir algo más, Jesucristo?

JESÚS Decir no. Maldecir. Malditos los que eso hicieron. Como dice una

Escritura antigua, por causa de ellos el nombre de Dios es

blasfemado entre las naciones.

RAQUEL Desde Jerusalén y para toda América Latina, reportó Raquel

Pérez.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

La cruz vino con la espada

Durante la Conquista de América y los siglos de Colonia española y brasileña

en tierras americanas hubo dos posturas frente a las culturas y religiones

indígenas de América. Un total rechazo a las religiones autóctonas, con

campañas para extirpar idolatrías, eliminar santuarios, abolir ritos y costumbres

y satanizar la experiencia cosmológica de Dios. Y una sustitución calculada de

los elementos religiosos autóctonos por elementos cristianos más o menos

equivalentes; libros sagrados, fiestas, espacios, ritos, imágenes...

Partiendo de una o de otra postura, se cometieron abusos de todo tipo y

crímenes horrendos. La cruz vino con la espada. Y tras la espada estaba la

ambición de oro, de plata, de tierras y de poder de los conquistadores y los

colonizadores. Eso empaña todo el proceso de cristianización del continente

americano.

Eso es lo que sucedió también en los procesos, más recientes, de colonización

del continente africano, en los que también la “evangelización” cristiana y el

rechazo de las religiones y espiritualidades africanas fue empleada para el

despojo, la explotación y el genocidio. Sintética y lúcidamente lo expresó el

obispo sudafricano Desmond Tutu cuando dijo: Vinieron. Ellos tenían la Biblia y

nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: Cierren los ojos y recen. Y cuando

abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.

Cinco siglos después: un discurso insultante

En el discurso con que inauguró la conferencia de obispos latinoamericanos y

del Caribe en Aparecida, Brasil, en mayo 2007, el Papa Benedicto XVI se refirió

al proceso de cristianización de América sin incluir ni un solo matiz crítico a

aquellos hechos históricos.

En ese discurso se expresa la insensible visión oficial católica de este

sangriento proceso histórico. Los párrafos que causaron polémica y amplio

rechazo en toda América Latina, fueron éstos: ¿Qué ha significado la

aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe?

Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que

sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas.

Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente... El Espíritu Santo ha

venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos

gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas,

orientándolas así por los caminos del Evangelio. El anuncio de Jesús y de su

Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas

precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña...

La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de

Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En

realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el

pasado... La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a

formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les

ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual

aparece el alma de los pueblos latinoamericanos.

Uno de los genocidios más horrorosos

Entre las muchas expresiones de repudio al discurso del Papa, destacamos

una, la “Posición de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa

del Ecuador”, emitida tan sólo dos días después de las provocadoras palabras

del Pontífice. De ese texto son estos párrafos:

Si analizamos con una elemental sensibilidad humana, sin fanatismo de

ninguna especie, la historia de la invasión a Abya Yala, realizada por los

españoles con la complicidad de la Iglesia Católica, no podemos menos que

indignarnos. Seguramente el Papa desconoce que los representantes de la

Iglesia Católica de ese tiempo, con honrosas excepciones, fueron cómplices,

encubridores y beneficiarios de uno de los genocidios más horrorosos que la

humanidad haya podido presenciar. Más de 70 millones de muertos en campos

de concentración de minas, mitas y obrajes. Naciones y pueblos enteros fueron

arrasados. Basta ver el caso de Cuba. Y para sustituir a los muertos trajeron a

los pueblos negros, que sufrieron desgraciada suerte.

Usurparon las riquezas de nuestros territorios para salvar económicamente a

su sistema feudal. Las mujeres fueron cobardemente violadas y miles de niños

murieron por desnutrición y enfermedades desconocidas. Todo lo hicieron bajo

el presupuesto filosófico y teológico de que nuestros ancestros “no tenían

alma”. Junto a los asesinos de nuestros heroicos dirigentes siempre estaba un

sacerdote u obispo para adoctrinar al condenado o condenada a muerte, para

que se bautizara antes de morir, y por supuesto para que renunciara a sus

concepciones filosóficas y teológicas.

No es concebible que en pleno siglo XXI todavía se crea que solo puede ser

concebido como Dios un ser definido como tal en Europa. Debe saber el Papa

que antes de que vinieran a nuestros territorios los sacerdotes católicos con la

Biblia, en nuestros pueblos ya existía Dios y su Palabra es la que siempre ha

sostenido la Vida de nuestros pueblos y a la Madre Tierra. La Palabra de Dios

no puede estar solo contenida en un libro, mucho peor se puede creer que una

religión puede privatizar a Dios. Los Pueblos Originarios éramos civilizaciones

que teníamos gobiernos y organizaciones sociales estructuradas de acuerdo a

nuestros principios. Por supuesto que también teníamos religiones con libros

sagrados, ritos, sacerdotes y sacerdotisas, que fueron los primeros en ser

asesinados por los que fungían como servidores del “dios de la codicia” y no

del Dios de Amor de quien habla Jesús el Cristo.

Cabe comunicar al Pontífice que nuestras religiones jamás murieron.

Aprendimos a sincretizar nuestras creencias y símbolos con las de los

invasores y opresores. Continuamos asistiendo a nuestros templos, porque

sabemos que debajo de los principales templos católicos están los cimientos

de nuestros templos sagrados que fueron destruidos bajo el supuesto de que

las nuevas edificaciones sepultarían nuestras creencias. Pero no es así, ya que

nuestros templos fueron edificados en lugares donde se concentran grandes

Fuerzas que reflejan la Fuerza, Sabiduría y Amor del Gran Espíritu Padre y

Madre de todos los seres que habitamos en este maravilloso planeta.

¿Qué más decir?

“Bárbaros, incapaces, inferiores”

Todo dominador menosprecia siempre al dominado y para justificar su dominio

le quita valor, lo deshumaniza. Eso también sucedió cuando América fue

conquistada por los europeos. Los conquistadores españoles, validados por

pensadores de importancia en España, sostuvieron durante las primeras

décadas del siglo XVI que los “indios” ―así fueron llamados los habitantes del

continente recién descubierto― carecían de alma y ni siquiera pertenecían a la

especie humana. Por esa condición bestial, podían ser despojados de su

libertad y de sus tierras.

El afamado jurista y teólogo español Fray Francisco de Vitoria, aunque les

reconocía alma, alegaba que no tenían inteligencia y con eso justificaba que

fueran dominados y tutelados: Esos bárbaros, aunque, como se ha dicho, no

sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan poco de los retrasados

mentales que parece no son idóneos para constituir y administrar una república

legítima dentro de los límites humanos y políticos. Por lo cual no tienen leyes

adecuadas, ni magistrados, ni siquiera son suficientemente capaces para

gobernar la familia. Hasta carecen de ciencias y artes, no sólo liberales sino

también mecánicas, y de una agricultura diligente, de artesanías y de otras

muchas comodidades que son hasta necesarias para la vida humana.

Otro fraile y teólogo de ese tiempo, Fray Ginés de Sepúlveda, defendió la

“guerra justa” contra los indios por ser idólatras y pecadores. Y considerándolos

seres inferiores, defendía la obligación de los españoles de tutelarlos: Con

perfecto derecho los españoles ejercen su dominio sobre estos bárbaros del

Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio y todo

género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles

como los niños a los adultos, las mujeres a los varones, como gentes crueles e

inhumanos a muy mansos, exageradamente intemperantes a continentes y

moderados. Finalmente, estoy por decir, cuanto los monos a los hombres.

Los que evangelizaron

En un proceso tan prolongado y tan complejo como fue la conquista y

colonización de América hubo también verdaderos cristianos que, en medio de

los horrores de la esclavitud de los indios y de la codicia de los conquistadores,

lucharon por hacer realidad el evangelio de la justicia.

El más emblemático es el religioso dominico Fray Bartolomé de las Casas,

quien llegó a América con 28 años en los primeros momentos de la Conquista,

y aunque recibió encomiendas de tierras en Cuba, con sus correspondientes

esclavos indios, renunció a todos estos privilegios, tomó conciencia del

anticristiano sistema al que servía y decidió convertirse en un apasionado

defensor de los indios. Las Casas cruzó 14 veces el Atlántico, viajando entre

América y España para denunciar en la metrópoli lo que pasaba en “las Indias”

y para refutar el menosprecio y desprecio que los intelectuales de la Península

expresaban contra los indios americanos con libros, cartas, sermones y

proyectos de pacificación. Prefiero indio vivo sin bautizar que indio cristiano

muerto, clamaba. Su obra más conocida es “Brevísima relación de la

destrucción de las Indias”, dirigida al futuro rey español Felipe II. En ella relata

los horrores de la conquista, las torturas y asesinatos, los atropellos y

humillaciones que sufrieron los pueblos originarios del continente.

El tesonero esfuerzo de Las Casas inspiró nuevas Leyes de Indias, que daban

cierta protección a los habitantes de América. Pero los desvelos de Las Casas

por los indios le llevaron a sugerir la importación de esclavos negros para

sustituir a los indios en los trabajos, especialmente en las Antillas, despobladas

rápidamente por el impacto negativo de la Conquista. Las Casas pensaba que

los negros eran más fuertes que los indios. Antes de morir, tomó conciencia de

su error y se arrepintió de haber promovido esta horrenda alternativa.

El comercio de esclavos

La conquista de América por los europeos no encontró mano de obra esclava

suficiente entre las poblaciones indígenas autóctonas, que resultaron

diezmadas ya desde los primeros años de la invasión, a causa de los trabajos

forzados, las armas y las epidemias. Se calcula que de 70 millones de

americanos que vivían en el continente, después de siglo y medio sólo habían

sobrevivido 3 millones.

La escasez de mano de obra indígena está en el origen, en el siglo XVI, del

comercio a gran escala de africanos hacia tierras americanas, tanto del Norte

como del Sur, y especialmente hacia las islas del Caribe. Entre el siglo XVI y el

XVIII el comercio de esclavos entre África y América fue en continuo ascenso.

Desde 1536 a 1848 la isla de Gorée, frente a las costas del actual Senegal, fue

el lugar en donde fueron embarcados millones de africanas y africanos,

arrancándolos de sus familias en un viaje sin retorno a lo desconocido y a

menudo hacia la muerte. A la cabeza de este negocio estuvieron gobiernos y

mercaderes de Portugal y Gran Bretaña. Participaron también activamente en

este crimen España, Francia y los Países Bajos. Todos los historiadores

demuestran que esta humanidad esclavizada permitió la acumulación que

eclosionó después en el desarrollo del capitalismo europeo, lo que provocaría

la revolución industrial.

Los negros tampoco tienen “alma”

Al igual que lo ocurrido con los indígenas americanos, la ideología que

acompañó el comercio de esclavos fue el racismo. También provocó un debate

“intelectual” sobre si los africanos, por ser negros, tenían o no “alma”. Salvo

honrosas excepciones, las autoridades de las iglesias cristianas, tanto católicas

como protestantes, de los países que participaron en el comercio de esclavos

lo aceptaron: o encontrando razones para legitimarlo o callando

cómplicemente.

Las cifras sobre la cantidad de esclavos africanos varían mucho. Se llega a

hablar de un total de por lo menos 60 millones de personas arrancadas de sus

tierras a la fuerza. Hay historiadores que calculan que una cuarta parte de los

embarcados morían en el proceso de captura y otra cuarta parte durante la

travesía. La película “Amistad” de Steven Spielberg (1997), reconstruye lo que

eran esos macabros viajes entre África y América, al dar vida en imágenes a un

hecho histórico ocurrido en 1839 en el barco “Amistad”.

Los pueblos árabes mantuvieron también un importante tráfico de esclavos

africanos a través de la costa oriental del continente africano, desde el siglo VII

hasta el siglo XX, en proporciones similares o superiores a las del tráfico

organizado por los europeos.

A partir del siglo XVIII empezaron a crecer en todo el mundo los movimientos

abolicionistas para ilegalizar la esclavitud. En América Latina aparecieron

vinculados a las luchas por la Independencia. En México, fue el cura Miguel

Hidalgo quien abolió por primera vez la esclavitud, tanto de indígenas como de

africanos, en 1810. Los dos últimos países en abolir la esclavitud africana

fueron Cuba, en 1886, aún bajo dominio español, y Brasil en 1888. Las luchas

independentistas en Cuba ―el último país latinoamericano que se independizó

de España (1898) y uno de los que tiene más numerosa población de origen

africano― están estrechamente vinculadas al rechazo a la esclavitud africana.

África, el pecado de Europa

Recomendamos el libro “África, pecado de Europa”, del economista y

catedrático español-salvadoreño Luis de Sebastián (Editorial Trotta, 2006), que

analiza la historia y las consecuencias de la presencia de Europa en África

desde mediados del siglo XV hasta hoy, lo que condujo a lo que Sebastián

llama “el descarrilamiento” de ese continente. El libro demuestra que, aunque

las razones históricas que han llevado a que África sea actualmente el

continente más empobrecido del mundo, son diversas, Europa tiene la

obligación de reflexionar sobre las causas que tienen relación con su “pecado”:

el tráfico de esclavos y la explotación colonial. El texto trata de promover una

“reparación” de ese pecado histórico hoy, cuando la masiva presencia de

emigrantes africanos en Europa, especialmente en España, la hace más

urgente.

Eduardo Galeano

Escritor uruguayo y cronista apasionado de la historia antigua y nueva de

América Latina. Participa en el programa como conocedor de los horrores y de

los esplendores de esa historia. Decenas de ediciones ha tenido su clásico

“Las venas abiertas de América Latina” (1971), en la que relata la historia de

América Latina desde los tiempos de la conquista y la evangelización,

enfatizando los mecanismos de explotación y saqueo que han desangrado a

nuestro continente. Ediciones, traducciones y galardones tuvo otro de sus

clásicos posteriores, “Memoria del fuego” (1982-86), un bello mosaico, en tres

tomos, de momentos estelares, inolvidables y poco conocidos, de la historia

latinoamericana.

Los libros de Galeano siempre tienen investigación, agudeza, belleza, humor y

amor. En uno de ellos, “Patas arriba, la escuela del mundo al revés” (1998)

describe así a los latinoamericanos: Dicen que hemos faltado a nuestra cita

con la Historia, y hay que reconocer que nosotros llegamos tarde a todas las

citas.

Tampoco hemos podido tomar el poder, y la verdad es que a veces nos

perdemos por el camino o nos equivocamos de dirección, y después nos

echamos un largo discurso sobre el tema. Los latinoamericanos tenemos una

jodida fama de charlatanes, vagamundos, buscabroncas, calentones y

fiesteros, y por algo será. Nos han enseñado que, por ley de mercado, lo que

no tiene precio no tiene valor, y sabemos que nuestra cotización no es muy

alta. Sin embargo, nuestro fino olfato para los negocios nos hace pagar por

todo lo que vendemos y nos permite comprar todos los espejos que nos

traicionan la cara. Llevamos quinientos años aprendiendo a odiarnos entre

nosotros y a trabajar con alma y vida por nuestra perdición, y en eso estamos;

pero todavía no hemos podido corregir nuestra manía de andar soñando

despiertos y chocándonos con todo, y cierta tendencia a la resurrección

inexplicable.


[Leer licencia]
Este material se publica bajo los términos de la licencia:
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Usted es libre de:

Compartir — copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato.

Adaptar — remezclar, transformar y construir a partir del material.

Bajo los siguientes términos:

Atribución — Usted debe dar crédito de manera adecuada, brindar un enlace a la licencia, e indicar si se han realizado cambios.

No Comercial — Usted no puede hacer uso del material con propósitos comerciales.

Compartir Igual — Si remezcla, transforma o crea a partir del material, debe distribuir su contribución bajo la la misma licencia.


 
ESTE CONTENIDO NO TIENE COMENTARIOS