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78- ¿Ética universal?
Descripción:

¡100 entrevistas exclusivas con Jesucristo en su segunda venida a la Tierra! Los autores de OTRO DIOS ES POSIBLE son los hermanos López Vigil, conocidos ya en la región por su anterior producción radiofónica UN TAL JESÚS.

Libreto:
RAQUEL Aunque nos fue un poco difícil convencer a Jesucristo para que

viajara con nosotros en avión hasta el sur del país, aquí estamos,

frente a esta grandiosa cordillera, al pie del Monte Sinaí.

¿Conocía usted este desierto?

JESÚS Sólo escuché de esta montaña en las historias que contaba el

rabino de mi pueblo.

RAQUEL En estas imponentes soledades, Moisés recibió de Dios las

tablas de piedra de la Ley con los diez mandamientos y aquí los

proclamó al pueblo hebreo.

JESÚS En mi tiempo, los doctores discutían cuál de los diez era el

principal. Yo les dije que todos se resumían en uno: amar al

prójimo.

RAQUEL ¿Y dónde dejó el primero, amar a Dios?

JESÚS Es el mismo, Raquel. Porque si no amas al prójimo a quien ves,

no puedes amar a Dios a quien no ves. A los fariseos también les

encantaban esas discusiones. Para ellos diez mandamientos eran

pocos. Moisés dijo: guardarás el sábado. Pues de ese

mandamiento ellos hacían una gavilla: que en sábado no se

puede caminar más de una legua, que en sábado no se puede

cocinar... Yo les dije: el sábado es para la gente y no la gente

para el sábado.

RAQUEL Entonces, ¿usted se atrevió a cambiar las leyes de Dios?

JESÚS Es que no eran leyes de Dios, eran leyes inventadas por los

fariseos. Dios no echa cargas insoportables sobre las espaldas de

sus hijos. Lo único que Dios nos pide es amor y compasión con

nuestros semejantes. Todo se reduce a eso.

RAQUEL ¿A su famosa regla de oro?

JESÚS Veo que la conoces...

RAQUEL La leí en los evangelios...

JESÚS No, la leíste en tu corazón. “Todo lo que quieras que te hagan a ti,

hazlo tú a los demás”.

EFECTO TELÉFONO

RAQUEL Qué extraño... Una llamada en este desierto... ¿Aló?

KÜNG Soy Hans Küng.

RAQUEL ¿El famoso teólogo?... ¿Cómo nos localizó?

KÜNG Estoy siguiendo todas estas entrevistas con gran interés. Y como

hoy están hablando de ética, que es el tema que me apasiona,

quería participar. ¿Sabía usted, Jesucristo, que el sabio chino

Confucio, cinco siglos antes de usted, propuso la misma regla de

oro: “Lo que no deseas para ti no se lo hagas a los demás”?

JESÚS ¡Pues bendito sea Confucio!

KÜNG Y también cinco siglos antes de usted, Buda, en la India, lo

enseñó así: “No le haré a otro lo que no deben hacerme a mí”?

JESÚS ¡Sea también bendito Buda!

KÜNG Y el profeta Mahoma, que predicó a los pueblos árabes cinco

siglos después de usted lo dijo también: “Desea a los demás lo

que deseas para ti mismo”?

JESÚS ¡También bendito Mahoma!

RAQUEL Y díganos, Jesucristo, ¿cómo explica usted estas coincidencias

en lugares tan distantes y en tiempos tan distintos?

JESÚS Lo que ha dicho el amigo que llamó de estos hombres de Dios me

da una prueba de algo que siempre pensé. Dios no grabó los

mandamientos en tablas de piedra, los grabó en nuestros

corazones. Nuestro corazón nos dice lo que tenemos que hacer.

KÜNG Pues sepa usted, Jesucristo, que se está refiriendo a la ética

universal para toda la Humanidad, creyente o no creyente, de la

que hoy hablamos en Naciones Unidas. Son cuatro los pilares de

esa ética: no mates, no violes, no mientas, no robes.

JESÚS Pues benditos sean los que trabajan por eso y bendita será la

casa edificada sobre esos cimientos. Durará en pie más que esta

montaña.

RAQUEL Gracias al teólogo Hans Küng. Gracias, Jesucristo. Con el Monte

Sinaí a nuestras espaldas, reciban los saludos de Raquel Pérez,

enviada especial de Emisoras Latinas.

CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL

LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su

segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José

Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.

MÁS DATOS SOBRE ESTE POLÉMICO TEMA...

La regla de oro

Todas las grandes religiones ofrecen una norma suprema, una “regla de oro”

como la que Jesús enseñó (Mateo 7,12; Lucas 6,31). Raquel le recuerda a

Jesús las “reglas” que formularon Confucio, Buda y Mahoma.

El primero en enunciar la regla de oro de la reciprocidad fue Confucio, quien

vivió en China aproximadamente en 551-489 antes de Jesús. Dijo Confucio: No

le impongas a otros lo que no elegirías tú mismo. Y también: Lo que no deseas

para ti no lo hagas a los demás hombres (Diálogos, 15,23). La expansión de los

caracteres chinos extendió a lo largo y ancho de la inmensa área asiática de

influencia china la regla de oro confuciana.

También apareció esta regla de oro en la tradición india, mucho antes de

Jesús. En el Hinduismo se afirma: No debemos comportarnos hacia otros en

una forma que nos resulte desagradable. Ésta es la esencia de la moralidad.

En el Jainismo, religión separada del Hinduismo seis siglos antes de Jesús, la

regla de oro se expresa así: Un hombre debe tratar a todas las criaturas como

le gustaría que lo trataran a él mismo. Cinco siglos antes de Jesús, Buda habló

en la India y dijo: No le haré a otro lo que no deben hacerme a mí. Y el

Budismo, siguiendo su tradición, lo expresó así: Un estado que no me resulta

placentero o agradable a mí tampoco lo ha de ser para otro. ¿Cómo podría yo

imponerle a otro un estado que no me resulta placentero o agradable?

En el judaísmo, el Rabbi Hillel, que vivió unos 60 años antes de Jesús, escribió:

No hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti (Sabbat 31,a). Y

también: No debes hacer a nadie lo que a ti te es doloroso. Cinco siglos

después de Jesús, Mahoma, reiteró en esta fórmula la regla de oro: Desea a

los demás lo que deseas para ti mismo. El Islam propone: Ninguno de ustedes

es creyente hasta que dsee para su hermano lo que desea para sí mismo.

Reglas de plata, de bronce...

En un breve y sustancioso texto titulado “Las reglas del juego”, el astrofísico

estadounidense Carl Sagan reflexiona, con agudeza y humor, sobre los

códigos morales de la Humanidad. Después de repasarlos, acude a la Ciencia

para analizar en qué se basan las actitudes altruistas y egoístas de los seres

humanos, sus tendencias vengativas o cooperativas, qué riesgos y ventajas

tienen unas y otras, para concluir con este interesante esquema:

CUATRO REGLAS DE COMPORTAMIENTO

La regla de oro:

Todo cuanto quieras que te hagan los demás, hazlo tú a ellos.

La regla de plata:

No le hagas a los demás lo que no quieres que ellos te hagan.

La regla de bronce:

Haz a los demás lo que ellos te hagan a ti.

La regla de hierro:

Haz a los demás lo que te plazca, antes que ellos te lo hagan a ti.

La regla de tal para cual:

Coopera primero con los demás y después hazle a ellos lo que ellos te hagan a

ti.

Confucio, Buda, los sabios hindúes, Jesús y Mahoma eligieron la regla de oro.

La ética ancestral de los pueblos andinos

En el Imperio Inca los “mandamientos” eran tres: Ama Suwa, Ama Llulla y Ama

Khella (No seas ladrón, No seas flojo, No seas mentiroso). Hasta hoy pervive

en este pueblo esta ética ancestral. Respetar lo ajeno, respetar la verdad y

trabajar son las claves de estos pueblos para construir una ética de

convivencia.

La educadora chilena María Victoria Peralta relata: Cada pueblo tiene su

cosmovisión: cómo ve el mundo, qué interpretación hace de la posición del ser

humano frente al mundo, con qué valores vive. En los pueblos aymaras me

decían: “La solidaridad no es para nosotros un valor”. Y me explicaban por qué:

sienten que tiene una connotación algo paternalista. “Nosotros hablamos de

reciprocidad. En nuestra sociedad el valor es la reciprocidad, todos nos

ayudamos entre todos”. Interesante: no es que yo, en una situación mejor que

la tuya, voy a ser solidario contigo. No: yo te aporto a ti y tú me aportas a mí, el

trato es recíproco, la relación es más igualitaria. Me parece un concepto mucho

más rico, una ética más rica.

“Otros” diez mandamientos

En su libro “El Espejismo de Dios”, el científico británico Richard Dawkins

argumenta que creer en Dios no es necesario para que los seres humanos

tengan un comportamiento moral y observa que el “zeitgeist” moral de la

humanidad (el clima moral, el acervo de normas morales en un momento dado)

cambia con el tiempo, es siempre cambiante. Para estos tiempos

postmodernos, Dawkins recoge estos “nuevos diez mandamientos” que

encontró en un sitio web ateo. El primero de los diez es “la regla de oro” de

todas las grandes religiones de la antigüedad:

1- No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti.

2- En todo, esfuérzate por no causar daño.

3- Trata a los seres humanos, a los seres vivos y al mundo en general con

amor, honestidad, fidelidad y respeto.

4- No pases por alto la maldad ni te acobardes al administrar justicia, pero

disponte siempre a perdonar el mal hecho si es libremente admitido y

honestamente arrepentido.

5- Vive con un sentido de alegría y admiración.

6- Busca siempre aprender algo nuevo.

7- Prueba todas las cosas, revisa siempre tus ideas frente a los hechos y

prepárate para descartar incluso una creencia muy apreciada si no está

conforme a tus principios.

8- Nunca busques censurar o interrumpir una disensión. Respeta siempre el

derecho de los demás a estar en desacuerdo contigo.

9- Fórmate opiniones independientes en base a tu propia razón y experiencia y

no permitas ser manejado a ciegas por otros.

10- Cuestiónalo todo.

De su cosecha, Dawkins añade a estos diez, otros mandamientos:

Disfruta de tu propia vida sexual (en tanto no hagas daño a nadie) y deja a los

demás que disfruten de la suya en privado, sean cuales sean sus inclinaciones,

que, en ningún caso, son asunto tuyo.

No discrimines ni oprimas a nadie en función de su sexo, raza o (hasta donde

sea posible) especie.

No adoctrines a tus hijos. Enséñales cómo pensar por sí mismos, cómo evaluar

evidencias y cómo estar en desacuerdo contigo.

Valora el futuro en una escala temporal más larga que la tuya propia.

Tres grandes corrientes religiosas, la misma ética

En el mundo actual, después de las guerras de conquista y las guerras

coloniales que arrasaron con las religiones originarias de América y de África,

predominan tres grandes sistemas de corrientes religiosas. Las religiones

originarias de India: hinduismo y budismo. Las religiones originarias de China:

confucionismo y taoísmo. Y las religiones originarias de Oriente Próximo:

judaísmo, cristianismo e Islam. En las religiones del Extremo Oriente el sabio

es la figura central. En las religiones nacidas en la India, lo es el místico. Y en

las religiones del Próximo Oriente, la figura central es el profeta. En estas tres

grandes corrientes religiosas, la ética coincide.

Confucio: un maestro de la sabiduría china

China posee la civilización más antigua y sabia del planeta. Unos seis siglos

antes de Cristo se inició una etapa de madurez de la civilización china, que

transitó de la religiosidad mágica a la filosofía racional. Entre los grandes

pensadores de aquel momento histórico está Kong Fuzi, el maestro Kong,

conocido en Occidente como Confucio (hacia 551-479 antes de Cristo). Como

maestro itinerante, Confucio apeló a las decisiones éticas de los seres

humanos, a sus fuerzas morales. Reclamó la “reciprocidad” como norma de

conducta. Y se orientó siempre hacia el pasado ancestral de la cultura china, a

los sabios antiguos, a los vínculos familiares, a los antepasados.

El confucianismo fue religión oficial en China hasta el siglo VII después de

Cristo y ha tenido gran influencia en Corea, Vietnam y Japón. Hoy es una de

las raíces más profundas de la tradición filosófica china, siempre en búsqueda

de la armonía entre el cielo y la tierra.

Buda: un guía espiritual

Junto con Jesús, Siddharta Gautama, el Buda (el Despierto, el Iluminado), es el

guía espiritual más representado en la historia de la Humanidad. Nació 500

años antes de Jesús, en la frontera entre India y Nepal. Buscó muy joven

respuesta a cuatro preguntas: qué es el sufrimiento, de dónde nace, cómo

superarlo y por qué camino conseguir superarlo. Buda encontró que la vida es

sufrimiento, que el sufrimiento nace del apego a las cosas, que esto puede

superarse renunciando a los deseos y que esto exige renunciar al ansia de

placer y al ansia de mortificación hasta llegar al nirvana.

Su “camino interior”, el budismo, es una religión que rechazó la religión de su

tiempo y su cultura, la de los Vedas, los brahmanes y los sacrificios cruentos.

Buda es maestro, una especie de sicoterapeuta, que busca curar a las

personas del apego al propio yo, que proclama un camino de liberación del

egocentrismo para abrirse a una compasión universal. La religión que él inicia,

el budismo, es una ética de vida. El budismo exige al ser humano vivir

humanamente, humanizarse con el ejercicio del altruismo, la benevolencia, la

callada alegría solidaria y serena.

Mahoma: fundador de Islam, la religión del libro

Mahoma es el fundador, en el siglo VII, del Islam, una de las tres religiones

monoteístas, con el judaísmo y el cristianismo, y la segunda religión en número

de fieles del mundo: unos mil 600 millones. Islam significa entrega libre a la

voluntad de Dios. Está basada en el Corán, “libro increado” que Alá ―nombre

de Dios en el Islam― envió a Mahoma, el Profeta que unió a los pueblos

árabes bajo esa fe.

Durante siglos, el Corán se transmitió oralmente, antes de ser fijado en una

versión escrita y definitiva. Aunque su cuna estuvo en el mundo árabe, los

árabes sólo representan una quinta parte de los musulmanes que hay en el

mundo. En términos demográficos, Indonesia, Pakistán y la India son las tres

primeras naciones musulmanas. En la actualidad, el Islam crece en el mundo

occidental por las migraciones y por las conversiones. A pesar de esto, el Islam

sigue profundamente ligado a la cultura árabe. Dos de los tres grandes lugares

de peregrinaje ―La Meca y Medina― se hallan en tierras árabes y el tercero

―Jerusalén―, en territorio dividido entre árabes y judíos. El idioma árabe, por

ser idioma de la revelación divina, es lengua sagrada. Cuando se traduce, el

Corán pierde su valor divino. Para los musulmanes la palabra de Dios no se

hizo hombre, sino que se hizo libro.

El templo musulmán, la mezquita, carece de imágenes. Lo adornan las

palabras del Corán, escritas artísticamente en grandes caracteres. También

hay ornamentos, que nunca pueden representar la figura humana. No hay

cantos corales ni música ni instrumentos, sólo la recitación solemne de los

textos del Corán. En la mezquita, cualquier musulmán puede actuar como imán

dirigiendo los rezos. Oyendo, memorizando y recitando el Corán, desde que

nace hasta que muere, el musulmán hace profesión de su fe.

Jesús: también budista, sufista, confuciano...

Estudiosos de los evangelios gnósticos, afirman que el Jesús que en ellos

aparece resulta más universal que el Jesús de los cuatro evangelios que fueron

aceptados como los auténticos y quedaron inscritos en la Biblia. Afirman que

en el mensaje del Jesús gnóstico se descubre un pensamiento parecido al del

budismo, el hinduísmo, el confucionismo y el sufismo islámico.

Según la especialista en los evangelios gnósticos, la profesora Elaine Pagels,

el Jesús de los evangelios gnósticos es un guía espiritual que busca abrir el

corazón de quienes le escuchan a la comprensión espiritual, que habla de

iluminación interior y no de pecado y de arrepentimiento, como el Jesús de los

evangelios canónicos. Cita, por ejemplo, este fragmento del Evangelio de

Tomás: Examínate y comprende quién eres, cómo vives, y lo que será de ti...

No deberías permanecer ignorante sobre ti mismo, pues quien no conoce el

ser no conoce nada, pero quien conoce el ser ya ha adquirido el conocimiento

de la profundidad del universo. Señala Pagels las similitudes de estos

mensajes con los de la moderna sicología transpersonal.

En su best seller, “Más allá de la fe: El evangelio secreto de Tomás” (2003),

Pagels contrasta este evangelio con el evangelio de Juan y afirma que mientras

Juan enfatiza que Jesús es la luz del mundo, Tomás enseña que hay una luz

dentro de cada uno que ilumina el universo entero. Si no brilla, hay oscuridad.

Según Pagels, Tomás enseña que Jesús no es Dios sino un maestro que

busca revelar la luz divina que hay en todos los seres humanos y argumenta

que el evangelio de Juan fue escrito como una reacción al mensaje del

evangelio de Tomás.

Moral escrita en el corazón

Jesús, además de un profeta, fue un místico. Su visión de Dios y cómo se

ubicó ante la ley y el mundo de las relaciones humanas, privilegiando éstas por

sobre las leyes y las jerarquías, lo demuestran. El monje benedictino alemán

Willigis Jäger explica dónde está la diferencia entre una moral basada en leyes

y la ética que surge de una experiencia mística y que nace del corazón: La

moral cristiana se basa en una concepción dual: Dios es un ser exterior al

mundo y las personas deben guardar los mandamientos de ese Dios externo

para cumplir, para ser premiadas, para encontrar la salvación futura en el más

allá. La mística, en cambio, dice: El ser humano puede encontrar a Dios en el

mundo, en sí mismo y, si le sucede esto, actuará de forma moral.

Hans Küng

Teólogo católico suizo. Tal vez el de talla más universal en la teología

moderna. Audaz, prolífico y polémico, fue suspendido como profesor de

teología por el Vaticano en 1979. Participa en el programa por ser un tenaz

estudioso de las religiones del mundo para tender entre ellas puentes y

encontrar así el camino de la paz universal.

Lo hace bajo este principio: No hay paz entre las naciones sin paz entre las

religiones. No hay paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones. No

hay diálogo entre las religiones sin normas éticas mundiales. No hay

supervivencia de nuestro mundo sin una ética mundial, sin una ética universal.

Hans Küng participa en el Proyecto de una Ética Mundial iniciado en 1990 y

preside desde 1995 la Fundación para una Ética Mundial. Entre sus

innumerables obras, recomendamos especialmente “En busca de nuestras

huellas. La dimensión espiritual de las religiones del mundo” (Editorial Debate,

2004), en el que recorre en profundidad la historia, creencias, ritos, tradiciones

de todas las grandes religiones de la Humanidad presentándolas de forma que

podamos encontrar en cada una puntos de contacto, valores, denominadores

comunes.

Dice Küng en la presentación: Con este libro les invito a conocer mejor el tan

heterogéneo como fascinante y misterioso mundo de las grandes religiones. El

libro contiene lo que hoy debería saber todo hombre y toda mujer que quiere

opinar con cierto conocimiento de causa sobre el acontecer actual. Porque,

para enjuiciar la actual situación del mundo, hoy en día hay que ser

competente no sólo en materia de economía, cultura y sociedad, sino también

en materia de religión.


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