entrevistado, Jesucristo, quien nos ha dicho que ya en pocos días
dará por concluida su segunda venida a la tierra, hemos
regresado a Galilea, aunque no identificaremos la ubicación de
nuestra unidad móvil.
JESÚS Sí, Raquel, ya va llegando la hora de irme...
RAQUEL Son muchos los temas que hemos podido abordar y sus
declaraciones han sido audaces. Sin embargo, la audiencia de
Emisoras Latinas manifiesta que tiene hoy más preguntas que
respuestas.
JESÚS Ésa sería una buena cosecha, una mies abundante. Cuando
uno se hace preguntas, entonces busca.
RAQUEL Dicen que todas las religiones buscan a Dios.
JESÚS Las religiones ayudan sólo durante un tiempo. Después, hay
que ir más allá de la religión.
RAQUEL Usted es considerado el fundador de una religión, la religión
cristiana, la que domina en Occidente.
JESÚS Yo no fundé nada, Raquel. Y menos para dominar. Yo quise
servir. Y busqué a Dios desde la religión de mis padres, la religión
judía...
RAQUEL ¿Y qué encontró?
JESÚS El Templo, los sacerdotes, la ley del sábado, ayunos, la retahíla
de oraciones, los fariseos creyéndose los primeros, ritos,
sacrificios, sangre...
RAQUEL ¿Todo negativo?
JESÚS No, encontré a los profetas que hablaban con mucha pasión por la
justicia. Que sacaban la cara por las viudas y los huérfanos. Y
siguiendo su ejemplo, comencé a proclamar el Reino de Dios...
RAQUEL ¿De ahí partió su movimiento?
JESÚS Sí. Decíamos: Dios no quiere sacrificios sino amor. Decíamos: ni
en este templo ni en el otro. Decíamos: los últimos serán los
primeros... La gente encontraba un camino, una verdad, una vida.
RAQUEL Entonces, fundó otra religión, la religión cristiana, donde usted es
el camino y la verdad.
JESÚS No, Raquel, te repito que yo no fundé ninguna religión. Yo
aprendí que para encontrar a Dios hay que ir más allá de
cualquier religión.
RAQUEL Y cuando lleguemos “más allá” de las religiones... ¿dónde
encontraremos a Dios?
JESÚS Donde siempre ha estado. En la calle, en medio de la gente, en la
vida, en la fiesta, en la compasión, en la justicia, en el amor...
Hasta en los lirios del campo y en los pájaros del cielo... Cuando
ya nada es sagrado, todo comienza a ser sagrado.
RAQUEL Señor Jesucristo, en el planeta Tierra viven hoy más de 6 mil
millones de personas, y por lo menos mil millones lo ven a usted
como el Enviado de Dios. Más aún: lo adoran a usted como a
Dios.
JESÚS ¿Cuántos dijiste? ¿Mil entre seis mil?... ¡Al menos, no son
mayoría!
RAQUEL ¿Y qué les dice a ellos, a los cristianos, a quienes han puesto su
fe en usted y en sus palabras?
JESÚS Que busquen a Dios como yo lo busqué. Quien busca encuentra y
al que llama se le abre. Yo no soy la casa, yo sólo fui una puerta.
Entren y salgan. Libremente. Y vayan más allá. Más allá de mí.
RAQUEL Y a los miles de millones que no son cristianos, a los que creen
en otras religiones o no creen en ninguna, ¿qué les diría?
JESÚS Lo mismo, Raquel. Porque la casa de Dios está abierta para todos
los hombres y mujeres sin distinción. Y tiene muchas puertas, y
hay espacio de sobra, y corre aire fresco por ella, como aquí, en
mi tierra, en esta Galilea de los gentiles.
RAQUEL Desde algún lugar de Galilea, en el norte de Palestina, reportó
Raquel Pérez, Emisoras Latinas.
CONTROL CARACTERÍSTICA MUSICAL
LOCUTOR Otro Dios es Posible. Entrevistas exclusivas con Jesucristo en su
segunda venida a la Tierra. Una producción de María y José
Ignacio López Vigil con el apoyo de Forum Syd y Christian Aid.
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Religión: religar unir, juntar
Religión viene del latín “religare”: ligar las cosas que están separadas, unirlas
para que convivan juntas. La religión debería servir sólo para ligarnos al
mundo, a lo que en el mundo vive y existe, y para así construir un mundo
unido, en paz. La religión debería servir para que superáramos los conflictos y
las contradicciones y para que percibiéramos que solos, solas, no podemos
existir. Sin embargo, las religiones han actuado, generalmente, en sentido
contrario: han desunido, han provocado rivalidades y conflictos, han creado
tensiones y separaciones, han establecido fronteras y competencias inútiles.
Las religiones intentan responder a las necesidades espirituales de los seres
humanos. La espiritualidad es una realidad humana mucho más profunda, más
vital que la religión. A menudo ambos conceptos, religión y espiritualidad, se
confunden y sus expresiones se traslapan. Pero cada vez más, con la
evolución de la conciencia de la Humanidad, se está estableciendo una
necesaria diferencia entre religión y espiritualidad.
La teóloga Ivone Gebara se lamenta: Las Religiones se han transformado en
Divisiones. Tanto, que tal vez deberíamos no preguntar: ¿Cuál es tu religión?
sino ¿cuál es tu división? Y el teólogo Leonardo Boff sentencia: Las religiones
generan guerras, las espiritualidades promueven paz.
Las religiones en el mundo
Existen actualmente miles de religiones vivas en todo el mundo. Por el número
de sus fieles las más importantes son el Cristianismo, el Islam, el Hinduismo, el
Budismo y las religiones tradicionales chinas (Taoísmo y Confucianismo). Las
dos religiones con mayor número de fieles y con vocación “universal” son el
Cristianismo y el Islam. El Judaísmo es clasificada como una de las grandes
religiones del mundo por su relevancia histórica, pero en todo el mundo hay
solamente unas 13 millones de personas adscritas a esta religión. Los medios
de comunicación globalizados y los masivos movimientos migratorios y
turísticos están contribuyendo a una inusitada “mezcla” de aspectos de ls
diversas religiones, a notables sincretismos religiosos.
¿Se puede cambiar de religión?
Es muy difícil cambiar de religión. Es como querer cambiar la lengua madre en
la que aprendimos a pensar, a hablar, a soñar, a comunicarnos. Se pueden
aprender otras lenguas y expresarse en ellas y eso enriquecerá la lengua
propia, pero sentir y pensar en una lengua ajena es prácticamente imposible.
Es un destierro. Se puede incursionar en el budismo siendo cristiano. Y en el
cristianismo siendo budista. Y esto enriquecerá ambas culturas religiosas. Se
puede conocer el Islam habiendo nacido en el judaísmo y viceversa. Y
naturalmente, hay éxodos de una religión a otra. ¿Son duraderos? ¿Son
verdaderos? El sello de la cultura religiosa en la que nacimos marca toda la
vida.
La religión es como el amor
El francés Jean Bottéro, especialista en mitos y ritos del Mundo Antiguo,
conocedor de “la historia de Dios” en la Biblia y en la historia de las religiones,
dice en el libro “La historia más bella de Dios” (Anagrama, 1998):
Comparo la religión con el amor. De la misma manera que el amor, por
definición, por finalidad, por ejercicio, se crea una esfera propia en que siempre
es reconocido, así ocurre con la religión. Se ha estudiado la religión como
factor de conjunto, de presión social sobre los individuos y no como
sentimiento individual. Y es eso precisamente la realidad primera y esencial de
la religión. Es verdad que pocas personas tienen un sentimiento religioso total,
auténtico y completo. ¿Pero acaso hay tanta gente que se haya enamorado
auténtica y totalmente?
La religión es un consuelo
La religión es el opio del pueblo es tal vez una de las frases más conocidas de
Karl Marx. Para entender mejor esta opinión, conviene recordar que cuando
Marx utilizó esta metáfora el opio era el analgésico más potente y más
comúnmente usado contra el dolor. El sentido de la metáfora no es, pues, la
religión como una droga alucinógena para escapar de la realidad, una vía de
alienación, tal como hoy entendemos los efectos de las drogas, sino como un
consuelo ante un sufrimiento del que no se sabe o no se puede salir.
Dice el filosófo español Fernando Savater: Me parece que la religión es un tipo
especial de género literario, como la filosofía, y combatirla como una plaga más
sin atender los anhelos que expresa es empobrecedor no sólo para la
imaginación, sino hasta para la razón humana. Temo que tan crédulos son
quienes utilizan la Biblia para combatir a Darwin como los que dan por sentado
que una dosis adecuada de neurociencia disipará todas las brumas teológicas.
Además, he vivido lo suficiente para no pretender privar a nadie de ningún
consuelo que pueda hallar frente a la desbandada del tiempo y el dolor,
aunque yo no lo comparta.
La religión es como la luna
Willigis Jäger, monje y maestro del budismo Zen utiliza esta metáfora:
La religión se puede comparar con la luna, que alumbra la tierra de noche, pero
recibe su luz del sol. Cuando la luna se coloca entre el sol y la tierra ocurre un
eclipse solar. Algo parecido pasa con la religión. El sol es lo divino, ilumina a
las religiones para que den luz a las personas en su camino. Pero si la religión
se da demasiada importancia a sí misma, colocándose entre Dios y la persona,
entonces oscurecerá a Dios: se produce un eclipse de Dios. Es una tendencia
que encontramos en todas las religiones.
La religión es como una cuerda
El teólogo alemán Eugen Drewermann utiliza otra metáfora:
La mayoría de los seres humanos se agarran a la religión como el que está a
punto de ahogarse se agarra a la cuerda que se le tiende. Se aferra a ella con
todas sus fuerzas. La cuerda debe aguantar. Ella es la verdad. Si la cuerda
llega a romperse, se abre un abismo. Por eso es mi religión y ninguna otra la
que me importa, la verdadera...Todo aquello en lo que se puede encontrar vida
y seguridad depende de la cuerda y tiene que ser verdad. Pero, a veces, con la
ayuda de esta cuerda, los hombres ponen pie en tierra. Entonces, ya
tranquilos, abandonan la cuerda, porque ya tienen tierra firme bajo sus pies. Y
lo hacen sin ser del todo conscientes de que es la tierra la que les proporciona
seguridad. En eso, precisamente, consiste la religión verdadera: la mano de
Dios que nos sustenta y no la cuerda a la que nos agarramos.
La cuerda, la religión, no es más que una herramienta, un medio. La religión
verdadera es sólo una confianza ante la que no encontramos palabras para
definirla. El ateísmo quita la cuerda y le dice al hombre: ¿Cuándo dejarás de
jugar a ser náufrago? La tierra está bajo tus pies, firme y segura, pero tú sigues
aferrado a tu trauma. Hubo un tiempo en que creías que ibas a caer al fondo y
ahogarte. Eso pasó hace ya muchísimo tiempo. Entonces eras un niño muy
desgraciado y necesitabas seguridad. A esa exigencia de seguridad tuya es a
la que ha respondido la religión por ti... Buda lo expresó de una forma muy
bella: mi religión, mi enseñanza no es más que una barca con la que se
atraviesa el río. Llegados a la orilla, a nadie se le va a ocurrir tomar la barca y
colocársela sobre la cabeza para llevársela, sino que se deja allí y se camina
libremente.
Jesús puso la religión “patas arriba”
En la ponencia que presentó en la Semana Andaluza de Teología (Málaga,
noviembre 2006), el teólogo español Juan Luis Herrero del Pozo, dijo:
El icono definitivo del Dios inefable de Jesús es el prójimo. Cuando alguien
apuesta seriamente por el semejante está aceptando a Dios aunque niegue su
concepto. Todo esto significa poner la religión tradicional “patas arriba”. Hoy se
habría condenado a Jesús como laicista, relativista, reduccionista, modernista.
Sin duda, Jesús de Nazaret fue el desacralizador primero y decisivo del
cosmos y de la historia.
La religión mató a Jesús
El teólogo católico francés Joseph Moingt, autor del libro “L ́Homme qui venait
de Dieu” (Editions du Cerf, 1993), afirma:
La religión tiende siempre a situarse en lugar de Dios, a obligar a la gente a
pasar por ella para encontrar a Dios. Muchos creen que sólo se encuentra a
Dios en el culto o en las ceremonias religiosas. La religión pasa entonces a ser
las obligaciones y las tradiciones religiosas con las cuales se cree tener acceso
a Dios o contentar a Dios.
Jesús rompió con una concepción religiosa de ese tipo. Jesús no era el único
que atacaba la religión de su pueblo. El escándalo que provocó proviene de
que borraba, rompía, los puntos de apoyo en los que suelen confiar las
personas religiosas. La libertad de su palabra y de su búsqueda de Dios
desestabilizaba las instituciones religiosas, quitaba credibilidad a las prácticas
religiosas demasiado seguras de sí mismas, cambiaba el curso de tradiciones
religiosas recibidas y aceptadas. Por eso lo mataron. La religión mató a Jesús.
Veo en el proceso y en la muerte de Jesús cómo Dios se sale fuera de la
religión y cómo Dios entra en el mundo de los humanos. Ésta es la buena
noticia: Dios sale del recinto de lo sagrado donde estaba encerrado. Dios nos
libera del peso de la religión y de lo sagrado, con todos lo terrores y todas las
servidumbres que imponían.
Ninguna religión, todas las religiones
Jesús no fundó ninguna religión. Nacido y crecido en la religión de su pueblo,
vivió, experimentó y proclamó a un Dios que no cabía dentro de los ritos, leyes
y creencias de la religión que conoció ni de ninguna otra. Son muchos los que,
conociendo los valores espirituales que hay en todas las grandes religiones,
piensan que el cristianismo sólo podrá asimilar y asumir el mensaje de Jesús,
entender su espiritualidad, si aprende del judaísmo lo que el judío Jesús pensó
de la tradición de su pueblo y quiso cambiar en esa tradición, si aprende del
budismo el camino místico para encontrarse a sí mismo y si aprende del Islam
la sencillez de la fe y no el amasijo de leyes que los eclesiásticos cristianos le
imponen con tanta arrogancia a la gente.