Esta vez, el “Che”, sobrevolaba lo alto de los Andes. Planeando libre, sobre los hielos eternos.
Pero la noticia fue cubierta como un hecho curioso.
Que Salvador Allende, ese chileno que defendió con su vida, la causa de los pueblos, le había regalado una pareja de cóndores a Fidel Castro.
Con el paso de los años, los avances tecnológicos, permitieron que un científico argentino, empollara artificialmente cuatro huevos de aquella pareja de cóndores.
A una de las crías, un macho, le pusieron el Che.
Cuando el Che-cóndor estuvo listo, fue trasladado desde el zoológico de Buenos Aires a los andes.
Allí, los orgullosos científicos lo soltaron para que regresase a su hábitat natural.
Un mes después, fue muerto por un cazador.
El espíritu de Ernesto Guevara, el Che, permanece vivo en el aire de América.
El de él, junto al de todos los hombres y mujeres de la América Profunda, reencarnarán un día.
Pero no artificialmente, lo harán a puro coraje, a pura lucha, a pura convicción.
Hasta ese día, el cóndor, será una especie en extinción...
América, también.
Texto: Ricardo Veiga
Voz: Tati Echagüe
Música: Gustavo Santaolalla