Un alma castigada por las crueldades humanas que ha devuelto sus penurias en canto.
Gerónima Sequeida, nacida al sereno y al viento, en medio de ovejas, fue como un parto maravilloso de la tierra, un símbolo de llanto y hueso.
En medio de sus tragedias y los desérticos abandonos que le dedicaban los unos y los otros, solo atinaba a correr a los peñascos para que allí la protegieran sus mayores, los dioses tutelares de Amaicha del Valle, donde todavía la fuerza Calchaquí brama y suspira.
Y entonces salía su canto a raudales, para que el universo y sus estrellas la escucharan como no sabían hacerlo sus paisanos. Sus mejores oyentes eran la majadita que pastoreaba y los pumas del cerro.
En el año 1983, Gerónima subía as un escenario de Buenos Aires ante un público de dos mil personas. Como reina del cerro mantuvo en suspenso a la multitud. Ese público, cuando se acostó esa noche, no tuvo la parsimonia de la costumbre por que estaba embrujado de baguala ancestral, por la voz terráquea de una Calchaquí.
Gerónima, la soledad del árbol y la piedra, la verdad de la naturaleza, murió joven aún, pues padecía el mal de chagas. Murió al cabo de media vida de pastoreos solitarios, cantando entre inmensidades, y de haber ejercido la virtuosa paciencia de la telera.
Texto: Leda Valladares del libro Cantando las raíces
Voz: Tati Echagüe
Música: Gerónima Sequeida
Hola Lucía, también soy nieta de Geronima, y tenés razón con respecto al permiso, pero más allá de eso, considero que lo escrito es muy bello y agradezco el merecido reconocimiento. Saludos
Soy Lucia Sequeida. Mi padre Sixto Sequeida hijo de Doña Geronima Sequeida. Todo lo publicado esta hecho sin concentimiento de mi padre ni de la flia Sequeida. Deberian contactarse con él. Ya que se aprovecharon bien de las canciones de su madre. La pobre no sabia leer ni escribir. Espero una contestacion urgente.