El mundo de la razón, ya sea por derecha o por izquierda, intenta hacer desaparecer a Dios mediante un “Big Bang”.
Cualquiera sabe que es muy fácil probar que el estallido de un punto de densidad infinita, surgido de la nada, ha creado nuestro universo.
¿Cómo se puede creer que los hombres desciendan de hijos del sol, o de un Dios o Dioses a quien nadie ha visto, lo mismo que creer en un paraíso o la tierra sin mal o la reencarnación de las almas?
Eso es propio de ignorantes.
El mundo de la razón deja de lado tanto el alma como el espíritu, y les da a los hombres y mujeres de nuestra tierra una dimensión que promedia el metro setenta.
Sin embargo, cada uno de los hombres y mujeres que andan por América con sus estampitas de San la Muerte, la Difunta Correa, San Cayetano, el Gauchito Gil, la Virgen María. Cada uno de aquellos que vuelca el primer chorro de vino o de chicha sobre la tierra en respeto a la Pachamama, o arroja una ofrenda al mar en honor a Yemanja, tiene una dimensión inconmensurable.
Esos hombres y mujeres, con su cuerpo hecho de huesos y carne, con su alma y con su espíritu, tienen la dimensión del universo.
Ficha técnica:
Texto: Ricardo Veiga
Voz: Juan Pablo Berch
Música: Gustavo Santaolalla