Que para el círculo de nuestro amor no haya fronteras, que sea nuestro amor infinito como el cielo; que nada ni nadie sea desterrado de él.
Y si hubiera otra alma más alta y más profunda, que en su seno misterioso abrazase el alma de la humanidad misma, el acto supremo sería sacrificar lo que de humano hay en nosotros a la realidad mejor.
Pero esa alma más alta y más profunda existe. Es el alma de la humanidad futura.