Originalmente estuvo integrado por Luis Borda en guitarra, Federico Sainz en voz, Oscar Glavic en bajo y Marcelo Saborido en en batería.
Luego Daddy Antogna reemplazaría a Saborido y se incorpora el tecladista Osvaldo Caló.
La grabación del primer disco comenzó en agosto de 1973, luego de debutar en vivo en el Teatro del Centro.
Caló dejó el grupo, y la banda realiza algunas presentaciones como cuarteto, para luego incorporar a Alberto Salomone.
En marzo del '75, cuando la Triple A ya era un hecho, encararon la grabación del segundo disco, con Jorge Liechstenstein (ex Orions Beethoven) en la batería.
Luis Borda fue reemplazado también por Pancho Arregui.
Y luego se disolvieron definitivamente.
La discusión acerca de cómo la música puede afectar las emociones del oyente lleva siglos de existencia.
En los últimos dos siglos, surgieron dos teorías importantes.
La del isomorfismo, y la del dominio del yo. Ambas son posiblemente válidas.
Según la teoría del isomorfismo, el origen de los sentimientos en el arte no reside en lo que la obra comunica, sino lo que la obra genera en una mente receptiva.
Es por eso que ahora esta teoría del isomorfismo ha pasado a llamarse “de la concordancia”.
Ambos enfoques le otorgan al arte una importancia biológica de peso.
Como en un encuentro entre humanos, por ejemplo, entre un señor de Carlos Casares con una señora de Trelew, la experiencia estética puede adelantarnos a sentir lo latente inexpresable.
La música posee una gran relevancia en el proceso de socialización.
Algunos etnomusicólogos señalan que la danza y la música evolucionaron juntas.
En casi todas las sociedades, los miembros del grupo bailan y/o tocan música para y con otros.
Este postulado tiene validez desde las tribus neolíticas hasta las milongas actuales.
La acción de cantar o bailar en grupo puede llevar a un estado mental alterado, el cual se caracteriza por una mayor maleabilidad y una conducta grupal confiada y cooperativa.
Ambas, suelen ser aprovechadas por los muchachos más intrépidos, que en estos eventos siempre hay.
El acto de bailar y cantar, o de tocar un instrumento en grupo, jugó un papel central en la socialización, es decir en los vínculos emocionales y sociales sin palabras.
En la teoría de la concordancia, en el vínculo entre la emoción generada y la forma estética, hay un patrón de tensión-relajación en un ida y vuelta continuo.
Cuando el organismo interactúa con un objeto, se generan sentimientos en el organismo respecto del objeto y de su interacción.
Estas imágenes existen inicialmente en forma no verbal, pero pueden ser convertidas inmediatamente en palabras.
Los escalofríos emocionales inducidos por la música son un ejemplo de sentimiento, que primero se vive como sin palabras, aunque el lenguaje, luego, pueda explicarlo.
El contenido mental inducido por estados corporales involucra necesariamente a la subjetividad.
De ahí viene el asunto de que no todo lo que se percibe es cierto o verdadero. La ambigüedad, en esta perspectiva, es inevitable.
Los comentarios de este programa fueron extraídos del libro de Gilbert Rose, titulado “Entre el diván y el piano. Psicoanálisis, arte, música y neurociencias”, que la editorial Lumen publicó en 2006.
En el programa de hoy de LPMR tomamos contacto con la música del legendario grupo argentino Ave Rock.
Grupo que integraron Luis Borda en guitarra y voz, Osvaldo Caló en teclados, Federico Saenz en guitarra y voz, Oscar Clavic en bajo y voz, y Dady Antoña en percusión.
Las composiciones escuchadas pertenecen a dos discos: “Ave Rock” de 1974, y “Espacios” de 1977.
Dedicamos este programa a Stavinsky, a Don Bosco y a la Mignon.