Las y los jóvenes estudiantes, particularmente quienes han tenido que ir a estudiar lejos de su hogar, suelen hacerse cargo de la compra y preparación de sus propios alimentos o comer aquello que tengan al alcance de manera rápida y barata. También ocurre que se pongan a prueba en ellos y ellas, la resistencia física y mental que se requiere para combinar diversión, independencia, estudio, realización de tareas, noviazgo, el sostén de una casa sin mucha experiencia, etc. A través de este capítulo, reflexionaremos en torno a la importancia de la alimentación en esta etapa de la vida, comprenderemos los efectos que las “malpasadas” tienen en el cuerpo humano, las secuelas del estrés y la mala alimentación en la salud a mediano y largo plazo. Obtendremos sugerencias, opciones y soluciones prácticas porque “prioridad de un buen estudiante, es una alimentación constante”.