LOCUTOR —¡Cable urgente de última hora! ¡Cristóbal Colón y sus tres carabelas a punto ya de zarpar! Cuenta atrás para los barcos anclados en el puerto andaluz de Palos de Moguer. ¡Y hacia allá van nuestros micrófonos!
REPORTERO —Señoras y señores, aquí en el muelle todo es movimiento, acción, agitación ¡expectación! En estos mismos momentos, oficiales y marineros están abordando los barcos que les conducirán a la mar desconocida. El bullicio es contagioso. El puerto de Palos hierve de entusiasmo esperando la hora en que se leven anclas... Veamos algunas opiniones del público aquí presente. Señora, señora, por favor, dígame... ¿Conoce usted a alguno de los insignes marineros que acompañan a don Cristóbal Colón en este arriesgado viaje?
ESPAÑOLA —¿Que si conozco? ¡Pues claro que conozco!... ¡Conozco a Pedreta el Manco, que le sacó el mondongo a mi cuñado!
REPORTERO —¿Cómo que le sacó...?
ESPAÑOLA —Pues sí, ¡entero se lo sacó con un puñal de este porte!
REPORTERO —Bueno, y usted, caballero, ¿podría decirnos algo de la carrera naval de alguno de los oficiales?
ESPAÑOL —Yo lo que podría decirle es que la mitad de los que van en esos barcos sólo han pegado carrera delante de la policía. ¡Si son todos unos delincuentes!
REPORTERO —¡Estimada audiencia, en estos momentos está subiendo el resto de la marinería entre saludos y pañuelos al viento!... Usted, señora, ¿algún mensaje de despedida para los que hoy parten?
ESPAÑOLA —Pues sí, el mensaje es que se vayan y que no vuelvan. Oiga, ¡que los tipos esos van llenos de gonorrea!
ESPAÑOL —¡Sifilíticos!
ESPAÑOLA —¡Sinvergüenzas!
REPORTERO —¡Corten, corten! Devolvemos nuestros micrófonos a la cabina central!
INTERLOCUTOR —Acompañando a Colón en su primer viaje, iban 90 hombres. La mayoría de ellos eran presos sacados de las cárceles de Andalucía y embarcados a la fuerza. En los otros viajes, vinieron miles y fue lo mismo: maleantes, vagabundos, aventureros...