LOCUTOR —Interrumpimos nuestra programación con una noticia de última hora. Ultima hora. Se confirma la sentencia de muerte de Hatuey, el rebelde cubano. La ejecución se llevará a cabo en Yara, un pequeño poblado en el oriente de la isla de Cuba. Con más detalles y desde el mismo lugar de los hechos, nuestra enviada especial.
REPORTERA —Gracias, cabina central. Estimados radioescuchas, como ya hemos venido informando, Hatuey, el jefe rebelde, mitad dominicano, mitad cubano, ha sido capturado en la madrugada de hoy y condenado a muerte. Hatuey, que había logrado escapar de Haití hasta esta provincia oriental de Cuba, desde donde estamos trasmitiendo, amotinó a los pobladores de esta región y resistió durante casi tres meses escondiéndose en montes y cuevas. Al fin, fue apresado por el ejército español, condenado sin juicio previo, y en estos mismos momentos va a ser quemado vivo. Dos españoles están ya juntando leña seca para la hoguera que en pocos minutos hará arder el cuerpo del detenido... Amarran al líder rebelde a un gran tronco y, según la costumbre, un sacerdote franciscano se le acerca para ofrecerle los últimos sacramentos.
SACERDOTE —Todavía estás a tiempo. Arrepiéntete de tus rebeldías. Si te arrepientes, podrás ir al cielo. Si no, irás al infierno a padecer eternos tormentos.
HATUEY —A ese cielo de que hablas... ¿van también ustedes, los españoles?
SACERDOTE —Claro, hijo mío, allá en el cielo estaremos todos...
HATUEY —Entonces, prefiero ir al infierno.
REPORTERA —En estos momentos, el capitán español da la orden y encienden la leña... Un espectáculo macabro... Las llamas empiezan a subir y a quemar los pies del detenido... Arde la hoguera y empieza a arder también el cuerpo de la víctima. En su rostro crispado podemos ver espanto, un dolor indescriptible... pero de su boca no se escapa ni una queja.
INTERLOCUTOR —Todo esto pasó en 1511 en la isla de Cuba. Hatuey, cacique de los indígenas taínos fue quemado porque se rebeló contra los invasores españoles. Y después de él, ¿a cuántos más no mataron por la misma razón?
Durante 500 años nos predicaron un cielo allá arriba... y nos hicieron el infierno acá abajo. Tal vez la historia esté al revés