LOCUTOR —Del campo internacional. Urgente. Los últimos descubrimientos de tierras realizados por marinos españoles han suscitado un apasionado debate en todo el mundo. Todo tipo de polémicas y arrebatadas discusiones encienden los ánimos de los europeos. En España, especialmente, el frenesí es mayor. Las tierras a las que llegó Colón han generado vivas controversias en la corte. Pero no sólo se discute en los palacios reales, sino en las plazas, en las tabernas, por las esquinas. Hacemos conexión con nuestro corresponsal en España que nos trae, en vivo y en directo, desde una calle de Madrid, algo, tan sólo algo, del calor que provocan los descubrimientos del gran Almirante. ¡Adelante, Madrid!
REPORTERO —Señor, sí, señor, usted... ¿qué le parece a usted? ¿Cómo deben llamarse las tierras recién descubiertas por Colón?
HOMBRE —¿Que cómo llamarlas? ¡Las Indias! ¿No dicen que allá es sólo indios encueros? ¡Pues que se llamen Indias, hala!
REPORTERO —Y usted, señorita, ¿qué nombre le pondría a aquellas lejanas tierras?
MUCHACHA —A mí me gustaría que le pusieran «País de los Papagayos»... ¡Son tan bonitos esos pajaritos con tantos colores!
MUJER —Pues yo miro mejor llamarlas «El Nuevo Mundo».
VIEJA —¡Cago en diez! ¿Así que ellos el Nuevo Mundo? Y nosotros, ¿qué? ¿El viejo mundo? ¡Me opongo!
REPORTERO —¿Se opone, abuela?
VIEJA —¡Me opongo y me cago otra vez!
REPORTERO —Muy original, muy original. ¿Y ustedes, caballeros?
HOMBRE —Por mí que se llama «La Colombia» en honor de Colón.
MUJER —Pues no, señor, que sea «La Pinzonería», ¡porque dos Pinzones valen más que un Colón!
REPORTERO —Devolvemos ahora los micrófonos a la cabina central, seguros de que nuestra audiencia habrá podido percibir lo vivo del debate en España.
INTERLOCUTOR —Pero al final, se llamó América. Un tipo muy vivo y que no era de España, un tal Américo Vespucio, medio marino y medio astrónomo, consiguió que fuera su nombre —AMERICO— el que le quedara a nuestras tierras. En 1515, el cartógrafo Juan Schöner hizo el primer mapa del mundo en el que aparecía ya el nombre de América. Y de ahí en adelante, nos llamaron así.
Hace 500 años decidieron nuestro nombre. Y desde hace 500 años quieren decidir también nuestra suerte. Tal vez la historia esté al revés.