LOCUTOR —¡Ultima hora! ¡Ultima hora! ¡Noticia urgente para toda nuestra audiencia! ¡Movimiento guerrillero en República Dominicana! ¡Los alzados en armas se encuentran en las montañas del Baoruco al suroeste del país! Repetimos: ¡surge grupo guerrillero en la República Dominicana! La noticia fue indirectamente confirmada por el vocero del alto mando militar en reciente rueda de prensa.
MILITAR —Es más al ruido que las nueces. El brote subversivo carece de toda importancia. Y será aniquilado en breve. No tengo más que añadir.
LOCUTOR —Sin embargo, según fuentes habitualmente dignas de crédito el grupo guerrillero dominicano controla extensos territorios donde el ejército español no puede literalmente entrar. La guerrilla, muy numerosa, está integrada por campesinos de la zona sur, descontentos por los abusos del gobierno y por su injusta política de impuestos y sobreexplotación laboral.
MILITAR —Nos enfrentamos a un insignificante grupo terrorista que está completamente aislado. Enriquillo y los suyos no tienen ninguna base social. No tengo más que añadir.
LOCUTOR —La guerra, sin embargo, se presenta tan compleja y tan costosa económicamente, que el gobierno de la isla tomó la decisión de cambiar al oficial que dirigirá las operaciones contrainsurgentes en las montañas del Baoruco.
LOCUTORA —Capitán, ¿cómo piensa enfrentar el ejército español una situación tan delicada?
MILITAR —Sin ninguna delicadeza. Y con rapidez. Deme sólo unas semanas y todo estará bajo control. De esos rebeldes no quedará ni el recuerdo.
INTERLOCUTOR —Pero todavía los recordamos. La guerrilla que el indio Guarocuya, también conocido como Enriquillo, dirigió en la República Dominicana contra los conquistadores, no duró unas semanas. Durante 14 años, los españoles tuvieron que gastar mucho dinero y muchos hombres para controlar la sublevación. Lo mismo les pasó con el cacique Guamá, que combatió en las montañas de Baracoa, en Cuba. En aquellos comienzos del siglo 16, los indígenas de América se levantaban por todo el continente para enfrentar al invasor. Durante 500 años se ha hablado mucho de la conquista y muy poco de la rebeldía. Tal vez la historia esté al revés.