LOCUTOR —¡Ultima hora! ¡Noticia... caliente! ¡Estalla escándalo en la Florida! ¡Burdel flotante descubierto en expedición naval de empresarios españoles! «Ya no aguantábamos sus cochinadas», así declaró una de las dos sobrevivientes que, desnudas, se arrojaron ayer por la borda de uno de los barcos y, desafiando olas y tiburones, alcanzaron la costa. Ampliemos detalles desde «algún lugar de la Florida» donde las víctimas se encuentran ya sanas y salvas.
REPORTERA —Estamos ante uno de los casos más escabrosos registrados hasta hoy en este sucio mundo de la prostitución. Decenas de nativas muy jóvenes están siendo capturadas en los poblados de las costas de la Florida. A ver, tú, muchacha, ¿cuántos años tienes tú?
MUCHACHA —Catorce... pero yo no quería, yo no quería...
REPORTERA —El responsable de este sórdido comercio de mujeres es el ya conocido navegante español don Hernando de Soto, quien, junto con otros de sus compatriotas, inició hace pocas semanas una travesía dirigiéndose, según parece, a las tierras de Carolina del Norte. Su flota va seguida por una embarcación que no es otra cosa que un prostíbulo ambulante. Y una verdadera cárcel, porque las que allí llegan no salen más. Son trasladadas de un navío a otro, son usadas y abusadas por los expedicionarios. Y después, regresadas al barco maldito donde permanecen desnudas y encadenadas de pies y manos en el fondo de las bodegas para que no intenten escapar. ¿Hay muchas en el barco?
MUCHACHA —Muchas. Pero muchas se mueren. Y las botan al mar y... se las comen los tiburones.
REPORTERA —Las vacantes son rápidamente cubiertas con otras nativas atrapadas como animales en esta región costera. Hoy, por lo menos, dos de estas mujeres lograron huir de aquel antro de lujuria. Dime, y cuando te escapaste, ¿no tuviste miedo?
MUCHACHA —No, prefiero los tiburones y no a ellos.
REPORTERA —Y ellos... ¿Darán cuenta a la justicia? ¿Irán a los tribunales? Lo dudamos. Desgraciadamente, el mencionado Hernando de Soto y su expedición siguen navegando por estas aguas y gozan de todo el respaldo de la Corona de España.
INTERLOCUTOR —Esta noticia no es de ahora, sino de hace mucho tiempo, de 1539, cuando los barcos de Hernando de Soto, el conquistador de la Florida, recorrían la costa sur de los Estados Unidos buscando oro. Y buscando indias también, para llenar sus ratos libres.
Hace 500 años las mujeres de nuestras tierras fueron las más humilladas entre los humillados. Tal vez la historia esté al revés.