LOCUTOR —¡Ultima hora! Con espectacular acción la resistencia chilena deja en ruinas la estratégica fortaleza militar de Tucapel. La acción guerrillera que tiene aún atónitas a las autoridades se realizó ayer a plena luz del día. Y desde el mismo lugar del suceso, una crónica de primera mano para toda nuestra audiencia.
REPORTERA —La resistencia chilena nos tenía acostumbrados ya a acciones audaces. La de ayer, consagra definitivamente la capacidad militar de este pueblo insurreccionado desde hace años frente al invasor. El fuerte Tucapel, en la región central de Chile, es uno de los que contaba con mayores medidas de seguridad en todo el país. Entradas y salidas eran celosamente guardadas por militares bien armados.
ANCIANO —Ellos no sospecharon de los 80 yanaconas que entraron ayer porque los yanaconas son empleados de confianza de ellos, de los milicos. Tampoco sospecharon de la leña y la paja seca que metieron dentro como para encender el fuego de la cocina.
REPORTERA —Así nos lo contó un vecino de la zona. Pues bien, cuando los militares descubrieron que los 80 yanaconas eran guerrilleros disfrazados y que traían sus armas camufladas en la leña, ya era demasiado tarde. Pero tan sorprendente como la infiltración, fue la perfecta sincronización con que se inició de inmediato el ataque armado. Roto el fuego al interior del recinto, éste se encontraba totalmente rodeado por el ejército de la resistencia araucana. Durante varias horas se combatió dentro y fuera del cuartel con un altísimo saldo de bajas españolas, aunque todavía no disponemos de cifras oficiales. Finalmente, los militares españoles se vieron obligados a huir al lejano fuerte de Purén, mientras los chilenos prendían fuego a esta fortaleza donde ahora estamos y que ya no es más que un montón de escombros y cenizas. Hace pocas horas pudimos hablar con uno de los combatientes araucanos que participó en el ataque:
ARAUCANO —A pura astucia peleamos. A puro ingenio. Fíjese: ¿los españoles tienen caballos? Pues nosotros construimos unos pozos grandes, con estacas puntiagudas en el fondo. Sus caballos vienen, caen en esa trampa y se despanzurran ahí dentro. ¿Qué tienen sus armaduras, esos trajes de hierro que se ponen? ¿Saben qué hacemos? Los atacamos de día, en el puro mediodía, los obligamos a combatir con el sol de punta... Entonces, los españoles se sancochan, se achicharran dentro del hierro. Y nosotros, como estamos frescos, pues les sacamos ventaja. Ahora, mire estas armas. Las llamamos «espadanzas». Les robamos sus espadas, agarramos las espadas que dejan en el campo de batalla. Y las enganchamos en nuestras lanzas. Da buen resultado. ¿Ve? Todo armamento popular. Lautaro nos enseñó.
REPORTERA —Pero la toma de esta fortaleza de Tucapel no es un hecho aislado. Antes fueron las importantes acciones de Concepción y Copiapó. Se trata, pues, de una estrategia global de desgaste del enemigo. La guerra se prolonga en Chile y está siendo cada día más favorable a los indígenas araucanos y más desfavorable a los conquistadores españoles.
INTERLOCUTOR —Ningún pueblo indígena de América resistió más tenazmente la conquista española que el pueblo araucano en tierra chilena. Lautaro y Caupolicán fueron los principales dirigentes de esta lucha heroica que se inició en 1536 y duró más de 30 años.
500 años obligados a hacerles la guerra para que nos dejen en paz. Tal vez la historia esté al revés.