LOCUTOR —¡Ultima hora! ¡Ultima hora! ¡Sacerdote acusado de practicar la tortura! ¡Sensacionales revelaciones de un testigo señalan al padre Diego de Landa como cómplice o directo ejecutor de terribles torturas contra los indígenas guatemaltecos! ¡Ampliamos de inmediato esta información urgente!
LOCUTORA —Como ustedes ya saben, desde hace unas semanas un tribunal especial está juzgando en Madrid, España, al sacerdote Fray Diego de Landa, que fue acusado por sus mismos compatriotas de crueldad con los indígenas. Como es habitual en estas audiencias eclesiásticas, el juicio transcurría en el más estricto secreto, hasta que hace unos días se filtraron las declaraciones de un testigo, declaraciones que han causado profunda conmoción en la opinión católica mundial. Escuchen ustedes la grabación que nos ha hecho llegar un colaborador cuyo nombre nos reservamos.
JUEZ —El tribunal le pide que sea lo más concreto posible.
TESTIGO —Lo único que al Padre Landa le interesaba era descubrir qué indios eran herejes, idólatras, apóstatas... para castigarlos. Ese era su único afán. Cuando escuchaba de un indio que ya se había bautizado y que conservaba todavía las imágenes de alguno de sus antiguos dioses, se enfurecía. Los golpeaba para que se confesaran idólatras. Y si con 200 latigazos no lo lograba, entonces... bueno, entonces se sobrepasaba.
JUEZ —¿Qué significa «se sobrepasaba»?
TESTIGO —Pues... colgaba a los indios de los brazos y les quemaba la espalda con cera ardiendo que él mismo ponía a calentar en unos calderos... o también los quemaba con fierros candentes... o si no, el castigo del agua... Era algo horrible.
JUEZ —Explíquese mejor.
TESTIGO —Bueno, él metía un tubo por la garganta de los indios y por ahí les echaba agua hirviendo hasta casi hacerlos reventar... Después mandaba a uno de los verdugos con los que trabajaba que saltara sobre la barriga de aquel infeliz hasta que echaba agua con sangre por la nariz, por la boca, las orejas... muchos morían ahí mismo... Después, él mandaba a quemar los cadáveres...
JUEZ —¿Jura que esto que ha dicho usted es verdad?
TESTIGO —Sí, lo juro.
LOCUTORA —Hasta aquí estas espeluznantes revelaciones. Pero tenemos más. Tenemos las conclusiones finales del Tribunal hechas ya públicas. Confirman que con torturas como estas y en nombre de la defensa de la religión católica el padre Landa quitó la vida a 6.330 indígenas, entre hombres y mujeres. 157 más murieron poco después de los tormentos. Y un número aún no calculado han quedado lisiados para el resto de sus días. Cifras macabras. Y ya aquí el final de esta historia. Porque hace unos minutos, mientras pasábamos la grabación, nos entraba un cable informando que el juicio ha terminado. Y que ya es pública la sentencia definitiva e inapelable. El padre Diego de Landa ha sido absuelto. Absuelto y elevado a la dignidad de obispo. Ejercerá su nuevo cargo en la misma zona indígena en la que trabajó hasta ahora.
INTERLOCUTOR —Esta es una historia bien triste que ocurrió en los primeros años de la colonia española en América. No todos los sacerdotes eran así. Pero así fue el fraile español Diego de Landa, representante de la Inquisición entre las comunidades mayas y obispo de Yucatán en 1573.
500 años y aún no se les pide perdón a los indígenas sobrevivientes de aquellos horrores. Tal vez la historia esté al revés.