LOCUTOR —¡Tráfico, prisas, nervios... contaminación de la gran ciudad! ¡Pasemos, al menos por unos minutos de esta selva de cemento a la selva tropical! Nuestros micrófonos van ya al mismo corazón de la amazonía brasileña para llevarles... ¡la entrevista de hoy!
REPORTERA —¡Saludos, amigos! En esta verde y exuberante selva amazónica, nos hemos encontrado con uno de los hombres más queridos y populares de todo el Brasil. Pero no, no se trata del protagonista de una telenovela. Es el anciano sacerdote José de Anchieta. Y ustedes se preguntarán, ¿qué hace un cura entre los monos, por estos ríos, en medio de tantos peligros? Díganos, padre, ¿qué es lo que hace por aquí?
ANCHIETA —Conocer, hija, conocer. ¡Hace 40 años que estoy en esta selva y aún me queda tanto...! Dime una cosa, muchacha: ¿conoces ya al pájaro guará? ¿Has visto cómo le cambian de color las plumas?
REPORTERA —Padre, yo...
ANCHIETA —¿Sabes algo, algo al menos, de la vida de un puerco espín?
REPORTERA —Bueno...
ANCHIETA —Cada día aprendo cosas nuevas, hija. Y cada día rezo más.
REPORTERA —¿Y qué le pide a Dios en sus rezos, padre?
ANCHIETA —Pues 40 años más de vida para seguir aprendiendo cosas... Por cierto, ¿has visto dónde pone sus huevos el «peiche-boi»?
REPORTERA —Pero, amigos, el padre José de Anchieta no sólo entiende de pájaros y peces. Aunque no le guste decirlo, este hombre que tengo delante ha sido el primer maestro que ha tenido Brasil, el primer médico que ha habido por estos pueblos. Con sus propias manos, el padre Anchieta ha levantado también iglesias, escuelas, hospitales... ¿cuántos? ¿Qué es lo que está construyendo ahora, padre?
ANCHIETA —Teatro, hija. Teatro y poemas. Construyo historias en la lengua de los hombres y mujeres de esta selva. ¿Y sabes para qué? Para que no se pierda, para que no se olvide. Dime, ¿conoces tú cómo suenan las palabras del tupí-guaraní? ¿Sabes cómo se dice «amanecer» en esta lengua?... «Coeyú»... «noche que ya palidece»...
REPORTERA —Como ustedes han escuchado, un hombre amante de la naturaleza, un hombre de paz... ¿Algún mensaje para nuestros oyentes, padre Anchieta?
ANCHIETA —Sí, hija. Pero un mensaje... de guerra. Mal hace quien nada hace. Luchen, peleen como yo he tenido que pelear por todo esto. No dejen que se pierda la selva del Amazonas.
INTERLOCUTOR —Hace muchos años, a fines del siglo 16, vivió en el Brasil este sacerdote español, José de Anchieta. El fue el primer ecologista que defendió los árboles, los ríos, los animales... y sobre todo, la cultura de los indígenas que vivían en la selva del Amazonas, de la que tanto se habla ahora.
Desde hace 500 años, los que acabaron con tantas vidas, quieren acabar también con la naturaleza. Tal vez la historia esté al revés.