COMENTARIO
FECHA: 29-06-2018
REDACTOR: Mairyn Arteaga Díaz
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Che Guevara en la mirada de Marta
Sentada en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Santa Clara, Marta Anido Gómez-Lubián recuerda los versos de Enrique Núñez Rodríguez dedicados a Ernesto Che Guevara: “Está bien, Santa Clara, estoy de acuerdo, este es un buen lugar para echar a andar de nuevo mis guerrilleros huesos”.
Y los ojos se le llenan de júbilo al evocar a aquel hombre al que ella tuvo el privilegio de ver en algunas ocasiones.
El Che se sintió siempre muy ligado a esa ciudad -dice Marta- primero porque fue el artífice de la Batalla de Santa Clara, una proeza que liberó a la urbe en un tiempo inesperado, y luego porque fue esta la cuna de Aleida March, su esposa, y adonde vendría repetidamente cuando las circunstancias de su trabajo así lo exigían.
La primera vez que Marta vio a Ernesto Guevara era Primero de enero de 1959 y el reloj marcaba poco más de las siete de la mañana; en la calle un auto se detuvo y Marta junto a otras compañeras de la clandestinidad vio a Aleida en la parte trasera sin sospechar que delante venía el Che.
Cuando escucharon la voz la emoción las inundó a todas y el hombre, siempre cabal, las requirió: “Óiganme, ustedes cometen un error, todavía hay francotiradores apostados y les pueden dar, aún la batalla no termina”.
Luego Marta estaría presente cuando la Universidad Central Marta Abreu de las Villas le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en Pedagogía; dice que él, tan poco dado a protocolos ni formalidades, estuvo con su uniforme verdeolivo y su andar campechano, una pata del pantalón dentro de una bota y que llegado el momento no se puso la toga viril, sino que la dobló en su brazo en un gesto de humildad.
El Guerrillero Heroico despertaba admiración en todos cuanto le conocían y aquel mismo día una trabajadora de la universidad, Amparito Calleja, corrió a la mesa donde se había sentado él, cogió el vaso donde había tomado agua y exclamó: “Este va para mi casa, pero para siempre”.
En Santa Clara, entre los muchos sitios que llevan la impronta del Guerrillero de América, está el Mausoleo que guarda sus restos; lugar de obligada visita para cada persona, cada revolucionario, cada ser que sienta amor hacia ese hombre inigualable y extraordinario.
Este, concluye Marta, es otro de los privilegios que tenemos, el tenerlo aquí, en la que además fue su tierra, para siempre.
Y también que no pudo escoger él mejor sitio para reencarnar e irradiar su luz, esa que no se puede opacar, ni tan siquiera con la muerte
Fue un comentario de Mairyn Arteaga Díaz en la voz de… y la realización de…
ACN RADIO
Audio disponible en esta dirección: https://radioteca.net/userprofile/ain_cuba/
FECHA: 29-06-2018
REDACTOR: Mairyn Arteaga Díaz
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Che Guevara en la mirada de Marta
Sentada en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Santa Clara, Marta Anido Gómez-Lubián recuerda los versos de Enrique Núñez Rodríguez dedicados a Ernesto Che Guevara: “Está bien, Santa Clara, estoy de acuerdo, este es un buen lugar para echar a andar de nuevo mis guerrilleros huesos”.
Y los ojos se le llenan de júbilo al evocar a aquel hombre al que ella tuvo el privilegio de ver en algunas ocasiones.
El Che se sintió siempre muy ligado a esa ciudad -dice Marta- primero porque fue el artífice de la Batalla de Santa Clara, una proeza que liberó a la urbe en un tiempo inesperado, y luego porque fue esta la cuna de Aleida March, su esposa, y adonde vendría repetidamente cuando las circunstancias de su trabajo así lo exigían.
La primera vez que Marta vio a Ernesto Guevara era Primero de enero de 1959 y el reloj marcaba poco más de las siete de la mañana; en la calle un auto se detuvo y Marta junto a otras compañeras de la clandestinidad vio a Aleida en la parte trasera sin sospechar que delante venía el Che.
Cuando escucharon la voz la emoción las inundó a todas y el hombre, siempre cabal, las requirió: “Óiganme, ustedes cometen un error, todavía hay francotiradores apostados y les pueden dar, aún la batalla no termina”.
Luego Marta estaría presente cuando la Universidad Central Marta Abreu de las Villas le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en Pedagogía; dice que él, tan poco dado a protocolos ni formalidades, estuvo con su uniforme verdeolivo y su andar campechano, una pata del pantalón dentro de una bota y que llegado el momento no se puso la toga viril, sino que la dobló en su brazo en un gesto de humildad.
El Guerrillero Heroico despertaba admiración en todos cuanto le conocían y aquel mismo día una trabajadora de la universidad, Amparito Calleja, corrió a la mesa donde se había sentado él, cogió el vaso donde había tomado agua y exclamó: “Este va para mi casa, pero para siempre”.
En Santa Clara, entre los muchos sitios que llevan la impronta del Guerrillero de América, está el Mausoleo que guarda sus restos; lugar de obligada visita para cada persona, cada revolucionario, cada ser que sienta amor hacia ese hombre inigualable y extraordinario.
Este, concluye Marta, es otro de los privilegios que tenemos, el tenerlo aquí, en la que además fue su tierra, para siempre.
Y también que no pudo escoger él mejor sitio para reencarnar e irradiar su luz, esa que no se puede opacar, ni tan siquiera con la muerte
Fue un comentario de Mairyn Arteaga Díaz en la voz de… y la realización de…
ACN RADIO
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