FECHA: 11-05-18
REDACTOR: Magaly Zamora
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: Clientes sin opciones
Tras una función teatral, la familia decide compartir un rato más y tomarse un refrigerio para apaciguar el calor de la noche. Sin embargo, pronto el placer espiritual dará paso a la frustración: todos los centros en moneda nacional están cerrados, por lo que resulta imposible degustar un helado o un refresco.
Sin dejarse amilanar por reúnen lo suficiente para acudir a una de esas unidades en moneda convertible denominadas Rápidos, con servicio las 24 horas, pero es entonces cuando la esperanza cae en bancarrota.
Después de recorrer varias instalaciones de esa cadena, no queda más remedio que irse a casa con un pomo de refresco caliente, pues en ninguno de los casos consiguieron una bebida fría ni alguna oferta para merendar.
Los empleados parecen tener el “no hay” como único eslogan, mientras que ningún directivo es capaz de prever el horario y los artículos de mayor demanda para procurar que no falten.
Sobre todo en ciudades fuera de la capital, resultan prácticamente nulas las opciones para la familia después de las diez de la noche. No obstante, mesas pobladas de moscas, vasos usados, el piso sucio y empleados adormilados dan una imagen peyorativa de lo que fue concebido para satisfacer a cualquier hora.
La falta de opciones forma parte también del mal trato al consumidor, porque lo hace perder tiempo al moverse de una unidad a otra en busca de lo que requiere, lo decepciona y le hace perder la confianza en el servicio.
Es tan común ser vilipendiados a diario al abordar una guagua, tratar de realizar un trámite en una institución estatal o recibir un servicio en un centro gastronómico, que muchas veces se pasa por alto y resultan escasas las ocasiones en que nos quejamos o acudimos a la instancia superior a reclamar nuestro derecho.
Tan es así que los libros de quejas y sugerencias implementados en algunos centros, permanecen como objetos anacrónicos sin que nadie los solicite, a sabiendas de que tendrá poco o ningún efecto lo que en ellos se plasme.
He sido testigo de la cara de pocos amigos con que te miran cuando solicitas la presencia de un administrativo para hacerle un planteamiento o pides el libro de quejas para plasmar allí tu opinión, a sabiendas de que en la mayor parte de las ocasiones es un mero formalismo, pues ni se revisan los testimonios ni se tienen en cuenta.
Pronto te vuelves objeto de cuchicheo entre los empleados o persona no grata, sobre todo si es un centro que acostumbras a frecuentar, por eso la mayoría de las veces el cliente opta por marcharse mascullando su inconformidad y culpando al Estado de tales circunstancias.
La desidia corroe hoy la mayor parte de los servicios y debe constituir una alerta para los encargados de supervisar esa gestión, tanto en moneda nacional como en pesos convertibles.
Sería interminable la lista de situaciones que a diario enfrentan los consumidores en su bregar por satisfacer sus gustos y necesidades, como comida fría o recalentada en un restaurante, departamentos cerrados por falta de empleados, precisamente, donde está el producto que deseas comprar, falta de jabas o de guardabolsos, artículos deteriorados sin la rebaja de precio correspondiente u ofertas especiales con sólo cinco centavos de descuento, que parecen una burla al sentido común.
En el camino hacia la unificación monetaria no se trata de bajar la guardia y disminuir la calidad de las ofertas en divisa, sino de elevar el estándar de todas en concordancia con una rica tradición y, sobre todo, con lo que el cliente merece.
Audio disponible en esta dirección: https://radioteca.net/userprofile/ain_cuba/
Fue un comentario de Magaly Zamora en la voz de… y la realización de…
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