FECHA: 16-12-16
REDACTOR-(A): Carlos Barruecos
SONIDO: TEMA DE PRESENTACIÓN
LOC: !Al fin llegamos a Santiago!
Ya en horas de la tarde de aquel primero de enero del MIL 959 un grupo de familiares estábamos reunidos en una casa en la calle San Francisco, frente a la iglesia del mismo nombre, muy cerca del Callejón del Muro, donde fue vilmente asesinado el Jefe de Acción y Sabotaje del M-26-7, el inolvidable Frank País García.
Para entonces Fidel había llamado al pueblo de Santiago a recogerse en las casas, mantenerse protegido mientras las fuerzas revolucionarias daban caza a los esbirros y asesinos.
Santiagueros: La guarnición de Santiago de Cuba está cercada por nuestras fuerzas. Si a las seis de la tarde del día de hoy no han depuesto las armas, nuestras tropas avanzarán sobre la ciudad y tomarán por asalto las posiciones enemigas, les informó el Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, a través de la Radio Rebelde.
Santiago de Cuba: Aún no eres libre. Ahí están todavía en tus calles los que te han oprimido durante siete años, los asesinos de cientos de tus mejores hijos. La guerra no ha terminado porque aún están armados los asesinos, les dijo.
Santiago de Cuba: serás libre, porque tú lo mereces más que ninguna, porque es indigno que por tus avenidas se paseen todavía los defensores de la tiranía.
Cada cinco de enero mis padres me llevaban a ver la llamada cabalgata de los Reyes Magos, aquellos que en la madrugada del seis, supuestamente traían los juguetes que pedíamos en nuestras ingenuas cartas, y que al día siguiente las solicitudes solo se cumplían para los hijos de los poderosos.
Recuerdo que fuimos hasta el paseo Martí, pero ese día no pasaron los reyes. Por allí desfilaron las columnas rebeldes, con sus fusiles en alto, entonando las notas de la marcha del 26 de Julio, aclamados por el pueblo, con sus largas barbas y multicolores collares confeccionados con semillas recolectadas en el monte.
Esta vez sí entraron las tropas a Santiago, allí no estaban los norteamericanos para impedírselo. Allí estaban sus padres, hermanos, familiares y amigos, que los vitoreaban. Yo, en mi inocencia infantil, y al verlos con sus largas barbas recordé a los reyes magos.
Quizás no me equivoqué tanto al pensar que aquellos hombres venían sin camellos ni bolsos llenos de juguetes. Ellos traían mochilas y sacos llenos de ideas, muchas sorpresas y felicidad para los niños y el pueblo humilde, esperanzas, que ya el abogado Fidel Castro Ruz, en su alegato La Historia me Absolverá había vaticinado.
Ese mismo día, al filo de la media noche, Fidel convocó al pueblo a reunirse frente al Parque Céspedes. Desde el balcón del Ayuntamiento santiaguero, el máximo líder de la Revolución Cubana expresó: “¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado.
El primero de enero de MIL 959 sí entraron a Santiago los verdaderos Reyes Magos para quedar en la historia y la memoria del pueblo, ese que volvió a recibir a Fidel con los brazos abiertos y en nombre de todos los cubanos lo acompaña en su definitivo viaje hacia la inmortalidad.
Fue un comentario de Carlos Barrueco Ríos en la voz de..
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