Palabras extraídas del film “Ensayo para bandoneón y tres hermanos”, documental estrenado en 2001 con la dirección de Daniel Rosenfeld.
Obviamente: el film no pasó del ámbito de los seguidores de nuestro país, pero logró repercusión en el Festival de Berlín, en Nyon (Suiza), Toulouse, San Sebastián, Dinamarca, Chicago y La Habana.
Saluzzi habla de la identidad de las músicas, y de las dificultades que encuentran los extranjeros por interpretar su música.
Sin embargo, él ha tocado con músicos de nacionalidades muy distintas: desde la cantante portuguesa María Joao y el trompetista italiano Enrico Rava, al baterista noruego Jon Christensen, o el trompetista polaco Tomasz Stanko.
Y eso ha producido música donde no se notaba fractura alguna. Dice Saluzzi que por un lado puede haber dificultades de entendimiento, pero cuando hay deseo de avanzar, de construir una fraternidad, con esas diferencias se construye algo nuevo.
Al fin y al cabo, la música no es ni alemana, ni noruega ni argentina, sino que está hecha por gente que nació en esos lugares.
El estilo es como la manera de hablar, dice Saluzzi. Está la educación, lo que se escuchaba en la radio, lo que sonaba en los bailes, por ejemplo. Después viene nuestra manera de hacer las cosas, lo personal.
En la forma de tocar de Saluzzi, está lo que aprendió en Salta, lo que aprendió en el tango, y lo que resultó de tocar con músicos de todas partes del mundo. Pero además está lo propio, lo que no viene de ningún lado. Y eso es el estilo.
El sello discográfico en el que graba Dino Saluzzi, ECM, tiene mucho que ver con su trayectoria.
Con preocupaciones étnicas, las conexiones latentes entre Saluzzi y el inglés John Surman, o entre el brasileño Naná Vasconcelos y el norteamericano Don Cherry, le permitieron a ECM formar un catálogo de música contemporánea de improvisación.
Aplicando una rigurosa vara de selección, ECM intuyó, promovió y concretó reagrupamientos de músicos tan distantes que sin embargo cimentaron una estilística de coloratura, ambientación y textura inconfundibles.
Siempre, el contexto del creador explica la creación, la obra.
Según el investigador argentino Eduardo Archetti, las distancias entre los universos cultos y populares no son tan extremas como la historia de la cultura argentina – y el prejuicio- nos han acostumbrado a pensar.
Desde esa postura, la música de Saluzzi recorre esa distancia espontáneamente, demostrándonos que los universos cultos y populares, al fondo del túnel, son el mismo universo. Pero ya sabemos que no hay que preocuparse de que el grupo popular vaya por un lado, y las músicas creativas por otro.
Es, otra vez, el contexto el que define esa otra distancia: las modas, el gusto que se intenta moldear desde las compañías discográficas, la curiosidad del oyente…y un largo etcétera…
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En este disco, producido por Litto Nebbia y Rodolfo Alchourron, que también actuaron como músicos, encontramos nombres como los de Nestor Astarita, el Negro Jorge Gonzalez, Ricardo Dominguez, Chachi Ferreira, Santiago Giacobbe, Nene Gimenez, Jose María Llorente y Mariano Tito. Saluzzi, además de bandoneón, toca sintetizadores, percusión y canta.
La discografía de Saluzzi es extensa y abarca tres etapas: una primera, de música folclórica; una segunda que fue de 1978 a 1984; y la tercera etapa, desarrollada en Europa.
Dedicatoria, el disco que escuchamos hoy, es el disco donde comienza la segunda etapa de Saluzzi, y que continuará en “Bermejo” y en el doble “Vivencias”. El disco lo obtuvimos del blog “Voces de la Patria Grande”, un emporio de reliquias en la web.
Los comentarios del programa pertenecen a dos fuentes: un artículo de Diego Fischerman del 6 de Junio de 2010, publicado en Página 12; y del libro “Jazz al Sur” de Sergio Pujol.