Había un a vez una Niña que se llamaba K'Anél se encontraba lavando nixtamal en el arroyo mientras observaba los peces, vio en el agua el reflejo de un pájaro. Entonces pensó: si los peces me enseñaron a nadar, quisieras que los pájaros me enseñaran a volar.
K'Anél tenia muchos sueños e ideas, y por eso siguió pensando en volar mientras regresaba a su casa. Cuando por fin llego, le pregunto a su mama:
¿Tu crees que pueda volar?
Ángela su madre, volteo a verla y le dijo:
Tu puedes hacer todo lo que imagines si te esfuerzas por alcanzar tus sueños. Tu abuelo volaba, ya luego te contaré su historia, mientras consígueme unas naranjas para preparar el agua, pero con cuidado, no te vayas a lastimar.¬-
A K'Anél no le daba miedo subirse a los arboles.
Estaba arriba del naranjo, con facilidad lo hizo un montoncito de naranjas y las guardo en su morralito.
Observó a unos pájaros que volaban mientras picaban las naranjas y ella comenzó a agitar sus manitas intentando volar como ellos.
-Tengo que aprender a volar enséñenme pajaritos Y les regalo las naranjas que quieran- les grito.
Cuando bajo de árbol, fue con su mamá y le dijo:
-Ya intente volar y no pude, los pájaros no me quieren enseñar-
Ángela, la animó diciéndole:
No te des por vencida mí niña, tienes que observar mucho, esforzarte y también cuidarte, ya veras que un día lo vas a lograr. Ahora ve por favor a dejarle las enchiladas a tu padre-.
K'Anél recorrió la vereda acompañada de su perrito y con el morralito del almuerzo e sus manos. Cuando cruzaba un arroyo vio una libélulas y les dijo que le enseñaran a volar, pero ellas no le respondieron, por lo que comenzó a corretearlas. Luego que paso por un árbol de mangos, se dio cuenta de que había muchas mariposas y les grito:
-¡Enséñenme a volar, por favor!-
Y las mariposas contestaron en coro:
-¿Dónde están tus alas? ¡Necesitas construir tus alas!.-
Al encontrase con su papá y mientras él comía bajo una sombra, K'Anél le dijo:
¿Puedes ayudarme a hacer unas alas? ¡Quiero volar como las mariposas!
Su padre la escuchaba divertido y decidió ayudarla. Corto un par de hojas de palma y formo dos enormes alas para K'Anél. Ella feliz, se subió a la piedra alta, doblo las rodillas y dio un gran salto alterado con las palmas, pero no lo logró. Lo intento unas cuantas veces más, hasta que …. ¡pum!, terminó en el suelo con una rodilla raspada y las alas rotas.
-Creo que nunca aprenderé a volar…- pensaba mientras caminaba muy triste de regreso a su casa.
Por la noche, K'Anél tuvo un sueño donde aparecería un señor con traje de danzante volador.
Él le decía susurrando: -
Recuerda que las mamas pájaras son las que inspiran a los pajaritos a volar-
-¿Quién eres tu?- Pregunto K'Anél.
-Soy tu abuelo Martín, yo fui volador- respondió.
Ella volvió a preguntar:
-¿ y que se siente volar?- . su abuelo sonrió y se transformó en un gavilán
-no te lo diré, tu lo descubrirás, ven y sube a mi lomo…-
Ella contenta se trepó, en el pájaro levantó las alas y comenzó el viaje, voló, sobre los cerros hasta que llegó a donde se oculta el sol…
A la mañana siguiente K'Anél le contó a su mamá lo que había soñado. Ángela con una sonrisa le dijo:
-Haz conocido a mi papá, él era capitán de la danza de los voladores aquí en la comunidad, por eso no dudo que tú también lo lograrás. A mí no me enseñaron por que decía tu abuelo que eso era peligroso y a mi me daba mucho miedo. ¿Pero yo sé que tu eres muy valiente! Y lo conseguirás.-
Ángela se quedó pensando un rato, y le recordó:- tu tío fue volador, el te puede ayudar-.
Por la tarde, K'Anél fue a la casa de su tío y le contó lo que había soñado.
-¿Qué cree tío? Soñé a mi abuelito y me llevó a volar. Mi mamá me dijo que tú antes volabas
¿Puedes enseñarme? tengo muchas ganas de aprender-.
Pero el no le creyó, se rió, le contestó que el vuelo no era para mujeres y que seguramente su sueño era mentira.
K'Anél regresó a su casa llorando todo el camino.
Su mamá la consoló diciéndole que el domingo
la llevaría de paseo.
K'Anél no sabía a dónde irían a pasear, se le hizo raro cuando su mamá empezó a empacar panes, tamales, mangos y agua.
-¿A dónde Vamos mamá? – preguntó la niña. Su mamá le contestó:
¿ves aquel cerro? Vamos a llegar hasta allá-
¿Pero qué hay ahí?, o ¿Por qué vamos? - insistió K'Anél,
-Ya verás…es una sorpresa- respondió su mamá.
Después de varias horas, llegaron a la casa de Damián, el primo de Ángela. El se encontraba en su patio haciendo un tamborcito con cuero de venado. Cuando él las reconoció, se puso muy contento pues habían pasado muchos años sin visitarse.
-¡Ángela! No te reconocía ¿Cómo has estado?. ¿Ella es tu hija? Es muy bonita, se parece mucho a mi Esmeralda. ¡Esme! ¡Ven ¡ ¡Tenemos visita!-
Después de saludarse, Ángela le entrego los panes y mangos a su primo Damián, y mientras todos comían tamales, hablaron del sueño que tuvo K'Anél.
Damián les contó que su hija Esme también quería a prender a volar pero él le dijo que no, porque no quería que se lastimara y que sólo volaban los hombres.
-Así me enseñaron a mí -, dijo el tío,- pero si Kànèl tuvo ese sueño, la ayudaremos a cumplirlo, y a mi Esme también. Pero eso sí, tenemos que entrenarlas bien y ellas tienen que saber todo lo que debe saber un volador, ¡digo! ¡una voladora!-.
Ángela y Damián, platicaron de que los hombres y las mujeres tienen las mismas capacidades, y que K'Anél y Esme lo iban a demostrar aprendiendo a volar. Damián contó que durante la enfermedad de su mamá y después de que falleció su esposa, aprendió que no hay tareas exclusivas del hombres ni de mujeres y que es muy bonito saber hacer muchas cosas…
-¡Empecemos el entrenamiento hoy mismo! –dijo Damián, importancia del ritual de los voladores y con una varita dibujaba el suelo las partes del palo volantín.
-Les enseñaré todo lo que me enseñó mi padre y algunas cosas que yo he aprendido con el tiempo: lo primero que tienen que saber es que esto no es un juego, esto es de respeto y se requiere de fuerza, inteligencia y corazón. Además es importante la amistad entre ustedes porque serán pareja en el vuelo y tendrán que cuidarse una a la otra -.
K'Anél y Esmeralda empezaron por aprender a conocerse, concentrarse y ejercitar su cuerpo.
Ene el entrenamiento se enseñaron a caminar derechitas, hacer nudos, danzar y mantener el equilibrio sobre los troncos. Así como trepar árboles para ejercitar los brazos y piernas. También diseñaron y adaptaron sus trajes de voladoras. Hasta que un día Damián vio que ya estaban listas, treparon al palo junto a dos de sus compañeros voladores, se amarraron y comenzaron a girar. K`anel y Esmeralda por fin cumplían su sueño…
Dos años después K'Anél y Esmeralda, así como un par de jóvenes fueron llamados por los capitanes y voladores mas ancianos, para que ejecutaran el ritual completo del día de la fiesta del maíz.
Ellas se pusieron muy contentas, pero también sabían de las responsabilidad que implica y aceptaron.
El día de la fiesta, sus familias las observaban llenas de orgullo por lo que habían logrado las dos pequeñas. Ellas lucían sus trajes ceremoniales y se veían llenas de felicidad y compromiso con su comunidad.
-¡Mira qué bien lo hacen!- decía Damián.
Ángela emocionada le respondió:
-Que bueno que nuestras niñas hayan aprendido a volar. Ojalá que todas las niñas del mundo logren sus sueños y nosotros debemos inspirar a nuestras pajaritas a volar-.
FIN