REPORTERA Estamos en Kabul, la capital de Afganistán. El mercado es un trajinar de mujeres. ¿Cómo son? ¿Morenas, rubias? Imposible saberlo. Están ocultas tras el burka, una túnica que cubre totalmente sus cuerpos. Una cárcel de tela, símbolo de todas las prohibiciones. Ellas no pueden estudiar, trabajar, reír, hablar, ser personas. Así lo ordena la sharia, ley fundamentalista de los talibanes.
HOMBRE Y bien ordenado está. Las mujeres son flores cuyo perfume debe ser sólo para el marido. Esas son nuestras tradiciones. Así es nuestra cultura.
MUJER Se equivoca, amigo. Ningún abuso se justifica con el pretexto de las tradiciones. La violencia contra las mujeres no es cultura. Se llama tortura.