plancha, saca la basura, guisa su rutina
porque los frutos del hogar
van a la escuela y la esposa a trabajar.
Ella con frío adiós le deja el gasto en el buró.
Cuando queda solo limpia como torbellino.
Sale no sin maquillarse, fiel con su destino.
Lo manosean al pasar,
le gritan cosas las idiotas del lugar.
Y como buen varón, es secretario hasta las dos.
Tic, tac, corre el tiempo, tic tac.
Ve que transcurre la vida es una vitrina.
Tica tac - como un muerto- tic tac.
el hombre gris del reflejo maldice al espejo
porque todo es por no ser mujer.
Llega del mercado, barre y hace la comida,
ayuda en la tarea, lava ropa y vajilla.
Se da un respiro para ver,
mientras sacude, la novela de las seis
y vuelve a comenzar, viene la hora de cenar.
Otra noche más, cansado, que le duele todo
el cuerpo que ya nadie toca y se marchita solo.
Ella muy tarde llegará,
es la señora y él no puede reclamar.
Reza para dormir: Diosa de cielo hazme feliz.
Tic, tac, corre el tiempo, tic tac.
Ve que transcurre la vida es una vitrina.
Tica tac - como un muerto- tic tac.
el hombre gris del reflejo maldice al espejo
porque todo es por no ser mujer.
Él despierta de repente de la pesadilla,
todo luce ya normal: su vieja en la cocina
y sin decir lo que paso
va por cerveza pa´los cuates y el fútbol
pero al regresar nota que ella ya no está,
que un papel dejó sobre la mesa la razón
en el que le contó el mismo sueño que el soñó
y se marchó... lo abandonó.