era una mañana de domingo a la ventana,
pendían manos del cuerpo desprendido,
ventanas de los vasos
traían aromas de tu cuerpo,
plumas de las mentes abriéndose
cada vez más lejos las caídas,
domingo a la ventana
espiando techos a los sueños,
sombreros olvidados en altillos,
tu vientre inasible,
hacia la calle guatemala,
hacia el puente de las viñas y los rieles,
palermo al mediodía de vigilia,
agosto acaricia las caricias al perro,
la tarde deshilvana novedades
(travesuras del tiempo).
agosto de 1990