Ahora entiendo que Dios no hace diferencia entre personas,… Jesucristo es Señor de todos.
Hechos 10,34 y 36
La frase que encabeza esta reflexión muestra claramente que la visita de Pedro a Cornelio requirió del apóstol y consagró en él una doble apertura, tanto mental como espiritual.
Por un lado, vemos que el encuentro con Cornelio le exigió abrirse a una visión y a un desafío de Dios que rebasaba los límites de su experiencia de fe. Antes, Pedro había expresado manifiestamente esto con relación a la orden de comer alimentos prohibidos para los judíos: No, Señor; nunca he comido nada profano. (Hechos 10,14). Y también se lo dice a Cornelio: ustedes saben que a un judío le es prohibido juntarse con un extranjero (Hechos 10,28).
Por otro lado, aquel episodio le permitió a Pedro alcanzar una visión completamente nueva y diferente del “otro”, es decir, de los hombres y las mujeres que estaban más allá de su círculo social y de amistad. Al entender que Jesucristo es Señor de todos, Pedro cayó en la cuenta de lo diabólicas que son esas prejuiciosas barreras que nos separan de los demás y los degradan como personas o como colectivos.
Para Pedro esta doble apertura -con respecto a Dios y con respecto a los demás- significó un salto cualitativo de su fe, una suerte de conversión que permanece abierta. Pascua de Resurrección es el trampolín en el que incesantemente Dios nos invita a apoyarnos para dar un salto en la fe, para descubrir la novedad de Dios y para poder ver a los demás con ojos nuevos.
Oración
Que la Pascua nos conceda una nueva mirada de fe y de amor.
Raúl Sosa
Salmo 118,1-2.16-17.22-23; Hechos 10,34-43; Colosenses 3,1-11; Marcos 16,1-8; Agenda Evangélica:1 Samuel 2,1–2.6–8a