Tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!
Marcos 11,9-10
¿Quién eres sobre un burrito que manso te lleva por las calles de Jerusalén?
¿Quién eres para que digan: ‘Bendito el que viene en nombre del Señor’?
¿Eres profeta? Con palabras duras e implacables a los hipócritas, con los que roban en el templo, con los ricos a costilla de viudas y huérfanos.
¿Eres maestro? Con la pedagogía de las parábolas, de la caricia, de la humilde escucha sin despreciar al pobre.
¿Eres acaso un misterioso vagabundo? Un loco que pueblo en pueblo predica milagros y no tiene donde dormir y se deja invitar a casa de los pecadores.
¿Quién eres, crítico altanero, improbable carpintero? Un alienado que pone a las mujeres en pie de igualdad y se toma en serio a los niños.
¿Quién eres, rey impostor, sin trono, sin poder? Rebelde sin causa que morirá en la cruz.
¿Quién eres, predicador itinerante, sanador desconcertante? Abrazador de leprosos, reparador de tartamudos, liberador de endemoniados.
¿Quién eres, multiplicador de panes y peces?
¿Quién eres, que demonios y espíritus huyen en tu presencia?
¿Quién eres, que oras en silencio y soledad?
¿Lo sabremos alguna vez?
Quizá mañana lo descubramos, porque hoy, a dos mil y pico de años, parece que seguimos tan ignorantes como en la fiesta de Ramos.
Carlos A. Duarte
Salmo 69,1-3.7-9.20b-21.29; Isaías 50,4-10; Hebreos 12,1-3; Marcos 11,1-11; Agenda Evangélica: Isaías 50,4-9