Todos los creyentes pensaban y sentían de la misma manera.
Hechos 4,32
Todos pensaban y sentían de la misma manera. No había necesitados. Nadie se hacía dueño de sus cosas. Ese era el poderoso testimonio de los primeros cristianos.
¡Qué diferente es la iglesia de hoy, dos mil años después! Hay divisiones entre los cristianos. De hecho, hay muchas iglesias, y algunas peleadas entre sí. E incluso, dentro de las comunidades suele haber peleas y diferencias.
Si buscamos algunos conceptos e ideas, también vamos a encontrar diferencias. Por ejemplo, en cuanto a la doctrina: ¿culto o misa? ¿Pan u hostia? ¿Bautismo de niño o de adulto? ¿Con agua (aspersión) o de inmersión? ¿Católico o protestante?
Pero, no se trata de pensar todos igual. Sino de pensar en lo mismo, en anunciar el reino de Dios. Y si hay diferencias de opinión, seguir caminando juntos con respeto.
Yo sólo puedo dar todo de mí en un lugar donde me siento bien. Si no logro sentir que pertenezco a ese grupo, difícilmente pueda dar todo de mí. Sobre todo, lo material.
Ahora, ¿qué lleva a que la mayoría de las personas pensemos hoy más egoístamente? ¿En qué ha fallado la fe cristiana?
Hoy veo, y lamentablemente debo incluirme, que muchos son cristianos, y muchos ni siquiera saben que lo son o por qué lo son. Fueron bautizados, sí, pero no tienen una práctica de fe. Y ni hablar de ser activos en las iglesias.
Me parece que debemos repensar nuestro lugar como cristianos en este mundo. Por un lado tener un poco más de convicción en lo que hacemos. Es decir, para tener convicción, tenemos que profundizar en la fe.
Y entonces, cuando nos sentimos parte de un mismo proyecto de vida, podemos decir: todos pensamos y sentimos de la misma manera, que es la manera de Jesús. Amén.
Pablo Münter
Salmo 25,1-2.4-7; Hechos 4,32-37; 1 Juan 5,1-6; Juan 20,19-31; Agenda Evangélica: Colosenses 2,12-15