Narrador Después de la resurrección, Jesús estuvo con sus apóstoles y apóstolas durante 40 días. Quería que entendieran bien su mensaje y varias veces les estuvo hablando. Les recordó lo que les había enseñado y les recomendó que continuaran llevando la buena noticia a todas las personas. El último día, cuando, se estaba despidiendo, le decían:
Discípula 1. No te vayas, Jesús, aún nos falta para continuar tu tarea. ¿Por dónde vamos a empezar?
Discípulo 2. Y si a ti no te creyeron, ¿van a creernos a nosotros? ¿O a ellas, que son mujeres?
Narrador Jesús, para tranquilizarles les dijo:
Jesús Ahora les voy a enviar el Espíritu Santo que mi Padre prometió, para que sean mis testigos desde San Marcos hasta Izabal, desde Petén hasta Santa Rosa y hasta los confines de la tierra. Por ahora, quédense en la ciudad hasta que hayan sido revestidos de la fuerza que viene de arriba.
Narrador Entonces se los llevó hasta el Cerro Alux y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. Mientras miraban fijamente hacia donde iba Jesús, dos hombres vestidos de blanco les dijeron:
Ángel ¿Qué hacen ahí mirando al cielo? Jesús va a regresar, pero ahora les toca a ustedes continuar la gran tarea que Jesús comenzó:
Narrador Se quedaron asustados y decían:
Discípula 3. ¿Y ahora qué hacemos, muchá?
Discípulo 1. Siquiera nos hubiera dado unos cursillos para planificar y organizar todo el desarrollo de la Iglesia.
Discípulo 2. ¡Cómo nos serviría que Jesús nos hubiese dejado unos folletos con instrucciones escritas, donde todo estuviera bien claro! Así cada uno y cada una sabría cuál es su tarea.
Discípula 3. Si al menos hubiéramos tenido algunos talleres para practicar y para que Jesús nos corrigiera lo que no hacemos bien, para que contestara nuestras dudas o preguntas
Narrador Podemos imaginarnos a los apóstoles 5 minutos antes de la ascensión, haciendo preguntas sobre lo que cada quien tiene que hacer.
Discípula 1. ¿Por dónde vamos a comenzar?
Discípulo 2. ¿Cómo vamos a organizarnos?
Discípula 3. Jesús déjanos el número de tu celular para llamarte cuando te necesitemos.
Discípula 1. Danos tu dirección electrónica para enviarte correos o mensajes. O para chatear contigo.
Discípulo 2. Al menos déjanos un instructivo por escrito
Discípula 3. Mejor danos un líder que nunca se equivoque, que sea infalible y responda todas nuestras dudas.
Narrador O Imaginemos a Jesús dando instrucciones precisas y diciendo:
Jesús Ustedes tienen que cumplir mis órdenes. Aquí tienen este libro, que es un instructivo en el que están todas las respuestas que van necesitar en el transcurso de los siglos.
Narrador Cómo se vería Jesús diciéndoles:
Jesús Está en orden alfabético para que encuentren fácilmente las respuestas. Por ejemplo: en la B encuentran la palabra Bautismo y ahí les dice cómo preparar el bautismo, cuántas clases deben darles a los papás y padrinos, si se puede bautizar a hijos de padres no casados, cuáles son las responsabilidades .
Narrador Se imaginan que les hubiera dicho:
En la letra M tienen la palabra MISA. Ahí les dice cómo celebrarla, qué es lo que deben hacer los laicos y qué no deben hacer las laicas. También dice cuánto tiempo hay que guardar ayuno para poder comulgar, etc. etc.
Narrador Y más de alguno hubiera deseado que Jesús dijera:
Jesús Aquí tiene cada quien su plan de trabajo: vos, Juan, como sos el más joven, te vas a encargar de la juventud y de los seminaristas; Mateo, que sos muy buen contador, vas a llevar las cuentas de la Iglesia, y vas a estar al tanto de todo lo que ingresa. Pedro, que tenés suegra, serás el responsable del Movimiento Familiar Cristiano y de los Encuentros Matrimoniales. Alicia te vas a encargar de las visitas a enfermos y Lucía, de las niñas y niños huérfanos
Narrador Pero resulta que NO fue así como dejó todo Jesús.
Discípula 1. ¿Entonces qué nos dejó Jesús?
Discípulo 2. Nos enseñó a vivir en comunidad. Esa es la buena noticia de que otra sociedad es posible.
Discípula 3. También nos dejó su compromiso con los más pequeños.
Discípula 1. Y que demos testimonio de vivir en comunidad con Dios, con todas las personas y con la naturaleza.
Discípulo 2. Por eso tenemos que vivir en el mundo de una manera diferente a la que propone el mundo. Que no busquemos ser servidos, sino servir. Que seamos abiertos, alegres, serviciales
Discípula 3. Ahora entiendo por qué no nos dejó instructivos ni manuales. El confió en nosotras y nosotros, en nuestra inteligencia, en nuestras capacidades y en la fuerza que nos da El Espíritu Santo.
Discípula 1. Además, cada persona y cada pueblo son diferentes, y tienen problemas distintos, así como culturas, costumbres y medios para vivir. En unos lugares hay guerra, en otros mucha hambre algunas personas sólo conocen el burro, mientras que en otras se movilizan en aviones; unas personas apenas saben leer y otras hasta utilizan computadoras.
Discípulo 2. Entonces, ¿Cómo vamos a llevarles el mensaje de la misma manera, si en cada lugar y en cada tiempo cambia la realidad?
Narrador Se quedaron pensando un buen rato, luego una discípula dijo:
Discípula 3. Creo que tenemos que poner mucha atención a las personas a quienes les hablamos, tenemos que conocer su realidad y sus costumbres para llevar el mensaje de acuerdo a la manera de vivir en cada lugar.
Discípula 1. Tienes razón, no podemos dar la Buena Noticia de la misma manera en Jerusalén que en África, en Roma que en Centro América.
Discípulo 2. Ni siquiera puede ser igual en Guatemala que en Costa Rica o Nicaragua.
Discípula 3. Por eso no hay un manual, porque Dios nos dio la inteligencia, confía en nuestras capacidades y en que haremos buen uso de los dones que nos ha dado a cada quien, para beneficio de la comunidad.
Discípula 1. Además, nadie puede determinar, de forma definitiva, la manera de anunciar el mensaje de Jesús, ni puede aplicarlo a todas las realidades.
Discípulo 2. Nadie, ¡nadie! Ni los padres, ni los obispos, ni siquiera el Papa. Los Concilios y las Conferencias de Obispos, como la de Aparecida, nos ayudan para ir poniendo al día el mensaje de Jesús de acuerdo a cada tiempo y cultura por eso hay que hacerlas cada poco, porque los tiempos siempre están cambiando.
Discípula 3. El evangelio es la Buena Noticia que nos hace hermanas y hermanos, que nos llama a vivir en el amor y a construir la justicia, la igualdad, la solidaridad , por eso se debe anunciar y vivir según la realidad de las personas que lo reciben y que lo dan.
Discípulo 2. Lo único que dejó claro Jesús es el amor a Dios y al prójimo, y esto solo lo podemos hacer efectivo en comunidad.
Discípula 1. Entonces, ¡a despertar! A empezar a vivir de la forma que Jesús nos enseñó. Dios confía en nosotras y nosotros para dar testimonio y transformar nuestra sociedad en una sociedad capaz del Reino de Dios.